17 de diciembre de 2011

Se abre un camino de incógnitas y zozobras al final de la otoñada


Caminos que se abren en medio de la fronda silenciosa, ya avanzada la otoñada y a punto de empezar el invierno. Ofrecen perspectivas remotas que muy pocos saben hacia dónde conducen, por más que quepa intuirlas, porque los precedentes que avisan no admiten confusiones. No hay nadie alrededor para preguntar, nadie que despeje las numerosas incógnitas que se le abren, nadie que ayude a entender el silencio clamoroso que antecede al riesgo, ya que lo que decida le afectará inevitablemente. El viajero, el ciudadano, solitario y expectante, duda antes de emprender la marcha porque no tiene claro lo que le espera al final de ese trayecto. Así es la vida cuando uno se enfrenta a las grandes decisiones que de una u otra manera han de marcar su futuro y de quienes comparten con él las mismas inquietudes e idénticas esperanzas.

Con todo, sabe lo que quiere, lo que le gustaría conseguir al cabo del recorrido. Por ello se arma de valor, no se abstiene de avanzar, asume su responsabilidad, pues solo a él se representa, y, coherente con su conciencia y sus convicciones, toma la decisión de no sortear la dificultad que entraña la incertidumbre para, al fin, convertirla en la certeza de que se decanta por la opción que dignifica al mundo y a la sociedad que le rodean. Y, sobre todo, harto de ruido y de mediocridades en alza, lo hace con libertad, pues bien sabe que los árboles nunca le ocultarán lo que el bosque significa.

Bellísima chopera junto al río Carrión, en Villoldo (Palencia)

2 comentarios:

  1. Hoy me da por repetir una y otra vez esta frase que me traje de México:

    "Ándele, no se me achicopale"

    Un abrazo

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  2. no se lo que significa "achicopale"
    pero me temo que lo estamos bastante.

    un saludo.

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