2 de octubre de 2017

Necesidad de espacios de encuentro entre Cataluña y el conjunto de España, de la que forma parte


Hay que recuperar el diálogo, la cordura, la voluntad de negociación a la búsqueda y estabilidad de espacios de encuentro entre España y la tierra de Joan Manuel Serrat y Jaume Vicens Vives. Son tan necesarias entre sí. Sorprende que el gobierno del Estado, tan repleto de asesores, expertos, gente bien informada e inteligente, con todo el aparato prospectivo en su mano, haya cometido tantos y tantos errores. El incurrir en la ingenuidad de que la policia autonómica catalana iba a colaborar en la ejecución de las ordenes judiciales es de una torpeza mayúscula. Les dejaron como a Gary Cooper en "Solo ante el peligro". Bastaba una añagaza, un empujón, un insulto para provocar la carga. Todo formaba parte de un guión cuidadosamente prefabricado. El Gobierno ha caido incomprensiblemente en la trampa saducea y miserable que le ha tendido el secesionismo, que ha encontrado, al fin, lo único que le interesaba (pues el referendum era un mero pretexto para calentar el ambiente): la foto de la carga policial y el censo de heridos o contusionados. Lamentable Rajoy, tan artero como se creía. ¿Era necesario utilizar la porra sabiendo que las cámaras vuelan como cuervos al acecho para proyectarse sin límites en la aldea global?


Con todo, ya veremos lo que pasa con la declaración de independencia "en unos días". Los que pretenden lanzarla saben que, una vez echada al viento de la plaza de Sant Jaume, es irreversible. Al menos como punto de partida de un proceso conducente a no se sabe qué. Y saben también que sin respaldo de la Unión Europea es papel mojado. No tiene futuro. En el espacio comunitario no hay posibilidad, creo, de que prospere una iniciativa de este tipo si no cuenta con el reconocimiento de los países de la Unión. Quizá Venezuela, Kosovo, la república turco-chipriota, Abjasia y Eritrea se presten a reconocer la pretendida república catalana. Pero eso es chirlata, nada de nada. Ningún país serio, ni Naciones Unidas, admitirán una decisión tan chapucera e ilegal.




En ausencia de respaldo comunitario, el proyecto se va al garete, por lo que se lo tienen que pensar. Es el momento, pues, de que el Estado constitucional reaccione, corrija sus errores, tome la iniciativa, atraiga a la sociedad con mensajes convincentes e ilusionantes.  Recordemos que en 1996 Umberto Bossi, un demente iluminado como el antiguo alcalde de Girona (a quien su partido va a pedir cuentas antes que tarde) proclamó la independencia de la República de Padania en el Norte de Italia. Se la tuvo que envainar. Hoy el Bossi ese es un personaje olvidado del que nadie quiere hablar.

Entre tanto, hablan otros, que no inducen más que al descrédito del proceso. Al parecer, el ultraderechista Nigel Farage, el tipo que lanzó al Reino Unido al Brexit y que, tras abandonar su partido, se ha convertido en un proscrito marginal en el Parlamento Europeo, se ha erigido en defensor del referendum ilegal de Cataluña. Con esos compañeros de viaje, los que queden con un atisbo de dignidad política en la mancuerna soberanista deberían hacérselo mirar. La escoria de la política.



1 comentario:

  1. No sabes cómo comparto tus buenos deseos, Fernando.
    De la opinión que me merece lo ocurrido ayer, mejor omitirla. Alguien, espero, algún día tendrá que asumir las responsabilidades y lo que estas merezcan...
    Un abrazo

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