22 de agosto de 2021

Horizontes de la Ciudad Silenciada. Reflexiones visuales sobre Valladolid en tiempos de pandemia

 


Traigo de nuevo a colación esta obra, cuando está a punto de agotarse su primera edición.


Recuerdo lo que en esta misma ventana señalé cuando el libro vio la luz.

"De pronto, imprevisiblemente, todo cambió, y de qué manera. La ciudad era la misma pero todo en ella era diferente. Perspectivas que parecían familiares se tornaron en otras hasta entonces desconocidas ante la mirada atónita del espectador, que también se percató de que los rostros habituales ofrecían una mirada y, sobre todo, una voz distinta, condicionada por unos aires en el ambiente que obligaban a la contención de la espontaneidad. Ni el espacio ni nosotros éramos como antes. Se imponían, sin quererlo, los "horizontes de la ciudad silenciada".

Aunque la esperanza de recobrar las sensaciones anteriores se mantuviera viva, el observador no quería perder la memoria de cómo la ciudad mudó su faz y sus hábitos en aquel año decisivo y anómalo de 2020. Cuando fue posible volver a pasear por sus calles y sus parques, eran múltiples las señales de las que era necesario dejar constancia. Sin saber el resultado de la experiencia, emprendí, paso a paso y con la mirada en alerta, la elaboración de este libro que hoy acaba de ver la luz. Imagen y palabra. Son cincuenta fotografías inéditas, una por cada día del confinamiento total, y con su correspondiente comentario. Estampa y texto, unidos, indisociables. Lo captado y la reflexión que suscita. Todo está apoyado en una interpretación previa sobre el momento histórico y su impresionante dimensión geográfica. Valladolid como ejemplo. Entendido lo local en función de lo global.


Lo he editado personalmente y hace unos días he comenzado distribución. A partir del 1 de mayo, recuperado el mes de abril que este año no nos ha sido robado, figura ya en las librerías. Sin otra pretensión que la de luchar contra el olvido del año más duro de nuestras vidas y en todo el planeta.

La distribución de "Horizontes de la Ciudad Silenciada" me ha permitido retomar el contacto con los libreros de esa ciudad. Ha sido un placer. Sus establecimientos me son familiares desde hace muchos años pero la ocasión ha hecho posible las visitas, la recuperación del deleite y el asombro ante las estanterías... y las conversaciones tan apetecidas. He dedicado en la obra un epígrafe a ese mundo fascinante, porque lo siento mío, muy cercano, al que recurro cuando deseo hacerme con algún ejemplar, enamorado como soy del papel impreso y refractario a otro tipo de mercados. ¿Rarezas de la edad? No. Simplemente apego firme a quienes están detrás de los mostradores o salen de ellos para asesorar o comentar la riqueza de la que disponen. Libreros y libreras admirables, a los que hay que apoyar. Venden en directo y en remoto, a través de Internet. Yo no lo hago. Apoyo plenamente su negocio.
He visitado, maleta en ristre, y dejado algunos ejemplares en Beagle, Bosque de Hojas, El Árbol de las Letras, El Sueño de Pepa, Margen, Maxtor, Oletvm (estas tres disponen de distribución on line), Petrarca y Sandoval. Todas son librerías emblemáticas del centro de la ciudad".



Y también los he llevado a la Librería Javier, ubicada en en el barrio de Delicias. A ella corresponde la foto que figura en el libro como homenaje a las librerías de barrio. La visité el 13 de noviembre de 2020, en reconocimiento al día que específicamente se dedica a los espacios del libro situados en las periferias urbanas.

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