Sorprende que un personaje de esa ínfima catadura moral y política pueda tener incidencia o eco en algún sector de la sociedad española. Y por eso es también inconcebible que haya partidos políticos en Europa que recurran a algo así como soporte electoral.
Mal vamos si por esta tierra, cuya cultura y desarrollo están asociados a las ventajas y posibilidades ofrecidas por el Estado socialmente integrador, un grupo politico acude a la chatarra de disparates y aberraciones salidas de la mente, uncida a una motosierra como herramienta de actuación, de quien pretende destruirlo, como lo demuestra la inconmensurable tragedia social en que ha sumido a Argentina. ¿Serán conscientes quienes lo traen a España de lo que la ideología y la forma de actuar de ese individuo representan?
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