¡Qué fácil resulta modelar la opinión pública en contra de la imagen de un pueblo al que se quiere deliberadamente denostar! No importa que sus miembros sean diferentes, que los matices entre quienes lo componen sean más que significativos, que las realidades sociales y culturales que en él se dan ofrezcan contrastes evidentes. Cuando el punto de mira se centra interesadamente en la elaboración de una imagen estereotipada de una comunidad, todo vale con tal de simplificar sus perfiles y suscitar de manera nstintiva, sin más complicaciones, el rechazo pretendido. Por este trance han pasado los indios americanos, los judíos, los rusos, los japoneses, cada cual en su momento histórico, cuando convenía a los intereses de los que basaban su fuerza en la humillación y caricaturización del adversario. Es una técnica tan vieja como repugnante, tan manida como miserable.
Ahora ha llegado el momento de colocar a los árabes en la diana de la deshumanización. Ya lo advirtió poco antes de su muerte el gran intelectual palestino Edward Said al señalar que la justificación de los conflictos no puede entenderse sin la banalización y descrédito implacable del adversario, lo que, por otra parte, no es nada difícil cuando se controlan los medios de comunicación y los grandes instrumentos al servicio de la manipulación de la imagen. Construir una imagen estereotipada, subjetiva y tergiversada de personas a las que combatir contribuye a ofrecer soporte a las agresiones políticas, económicas y militares.
Un proceso en el que la responsabilidad del cine es crucial, ya que su impacto en la mentalidad de los espectadores es fulminante, cala sin reacción en los ánimos de la gente, orienta la mentalidad en el sentido que se desea y provoca la creación de referencias simplificadoras y sesgadas que luego es muy difícil eliminar de la percepción que se acaba teniendo de un pueblo en el que, al fin, todos sus miembros son juzgados con el mismo rasero.
En esta tarea Hollywood se erige como una fábrica de manipulación extraordinariamente avezada y eficaz. Basta seguir los ciclos de la filmografia para darse cuenta de hasta qué punto las percepciones de los pueblos diferentes se han ido modelando al compás de lo que en cada momento convenía al pensamiento y a los intereses dominantes. La dicotomía entre los buenos y los malos siempre ha estado omnipresente, ofreciendo una imagen maniquea que insensiblemente ha llevado a optar por los primeros – los mismos de siempre – frente a los otros, donde se concentraba la quintaesencia del mal.
De un tiempo a esta parte, la comunidad árabe es objeto de todas las maquinaciones para que la simple presencia de uno de ellos suscite el rechazo, da igual de donde sea, pero si además es pobre el menosprecio está garantizado. Con rigor y meticulosidad lo ha demostrado Jack Shaheen, Profesor de Comunicación de la Southern Illinois University en un libro - Reel Bad Arabs: How Hollywood Vilifies a People - en el que el autor y su equipo analizan más de 900 producciones cinematográficas y del que se hizo después un documental. Sus conclusiones constituyen una valiosa aportación al conocimiento de la representación mediática de los árabes
Sus conclusiones son llamativas. De las 900 películas analizadas, 12 presentan personajes de origen árabe con rasgos positivos; 50 proyectan ofrecen una imagen más o menos neutral mientras del resto, 838, se deducen representaciones distorsionadas que fuerzan a una imagen totalmente negativa. En concreto, esta visión que suscita el rechazo la asocia el autor a cuatro modalidades de presentación de los personajes. Cito textualmente:
- “Una combinación de violencia y estupidez: Estos personajes se presentan como agresivos pero ineptos, de un modo que busca la risa fácil y la burla del espectador. Van desde el beduino asaltador de caminos hasta el “terrorista” armado hasta los dientes
- Hipersexualización: Los árabes están irremediablemente obsesionados con el sexo y en particular con el prototipo de mujer occidental. A menudo esta obsesión les lleva a ofrecer camellos, joyas o formar parte de su harén a las mujeres que pretenden conquistar.
- Sumisión e hipersexualización de las mujeres: La mujer árabe se presenta como una figura sensual y servicial, sometida al capricho del hombre.
- Falta de coherencia con el resto del argumento: En la mayoría de las películas analizadas, la introducción del personaje árabe es forzada, como un elemento exótico infalible en provocar la risa. No es una presencia justificada en la mayoría de los guiones”.
El documental lo revela con una claridad meridiana
Supongo que la comunidad musulmana, será como otras comunidades, gente buena y gente menos buena. A mi personalmente, me repatea el concepto que tienen de las mujeres. He tenido compañeros árabes, y en todos los casos, creen que la mujer es inferior, además de otras estupideces que dice su religión. Yo nací en Marruecos, cuando era protectorado español, y mis padres me contaban que había entre ellos muy buena gente, aunque a mi, insisto, no me inspiran ningún respeto, no puedo respetar ni aceptar a una comunidad que piensa que las mujeres solo son aparatos reproductores. Tampoco me gusta la gente que vive para la religión, ya sea la islámica, la católica, la ortodoxa o la que sea. La religión es el cancer de la sociedad, y la comunidad árabe es demasiado religiosa, por lo demás, supongo que habrá de todo como en botica. Un beso
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ResponderEliminarCuando pases por Hervás, deléitate con un buen cocido en algún mesón. Recuperarás la energía gastada.
ResponderEliminarQue lo disfrutes.
Disfruta de tan bello recorrido, y llenate de esta incipiente primavera que tímida ya asoma.
ResponderEliminarSobre el tema que tratas, tengo que decirte que por casualidad he visto estos días dos películas en las que los árabes aparecían como "protagonistas" y para nada se amoldaban a las conclusiones de este estudio que citas, aunque bienparados por supuesto no salían. Pero curiosamente también he visto otras dos, en las que el tema Judios/Alemanes era el central, y siempre salen peor parados los alemanes.
Casualidades ...
Un abrazo
Sobre la proyección Hollywoodense de los arábes, no me merece la menor opinión porque me la imagino. Hoy en dia son los "malos" de la película... Y, sobre tu periplo peninsular me parece estupendo porque España es un mini-continente. Tenemos de todo, desde paisajes nevados (Valle de Arán) como Suiza, hasta desiertos (Almería) y volcánicos (Islas Canarias). Antes de salir por ahí de viaje, TODOS deberíamos conocer nuestro maravilloso país. Por cierto, que las aguas de nuestro Mare Nostrum, especialmente de Ibiza y Formentera no tienen nada que envidiar al Caribe famoso. Besotes, M.
ResponderEliminarCreo que es más acertado hablar de los musulmanes que de los árabes. Estos son una parte del conjunto musulmán. En Marruecos, por ejemplo. los bereberes odian a los árabes. En los colegios se estudia árabe y francés, pero se ignora el berebere.
ResponderEliminarEl efecto chivo expiatorio es más viejo que el hombre. Ayer fueron los moriscos, los judíos...y hoy son los musulmanes. El hecho de que entre ellos aniden grupos terroristas y su religión sea discriminatoria con la mujer – el cristianismo también lo fue durante siglos y aún mantiene muchas secuelas – les han convertido en chivo expiatorio. Siempre hay que demonizar a alguien para canalizar los demonios contra ese alguien. Es una forma de manipulación entre otras muchas.
Personalmente encuentro injusto que el cine americano y el mundo occidental traten al mundo musulmán como si fuese un todo homogéneo al que se atribuyen todas las maldades.