20 de noviembre de 2010

La sociedad española no es así


Creo estar en lo cierto cuando afirmo que la gran mayoría de la sociedad española es honrada, trabajadora, sensible y con espíritu crítico ante los problemas de nuestro tiempo. Tanto en los ambientes en los que habitualmente me desenvuelvo, ya en el trabajo o en el ocio, como cuando me informo a través de los cauces que valoro o asisto a actividades culturales de la más variada índole percibo a mi alrededor sensaciones creativas, en las que el debate respetuoso está presente, donde la gente habla sin gritar, escucha con educación y elude el aspaviento, el insulto y la impertinencia.


Entiendo que es el modelo de sociedad que domina frente a la vulgaridad y el mal gusto que de cuando en cuando sacude, como una fusta brutalmente violentada, el espacio mediático. Sin duda su resonancia es grande porque cuentan a su favor con la disposición de las herramientas que propalan a los cuatro vientos sus exabruptos y estridencias. En ocasiones he llegado a pensar que cuando sujetos que, desde el espacio público, alardean de pederastia o de fantasías sexuales, que ofenden la inteligencia, o presumen de actitudes que avalan la desvergüenza más miserable lo hacen porque consideran que sus frases tienen una audiencia que los jalea o, lo que es peor, porque no son conscientes de lo que realmente dicen, sintiéndose impunes en medio de un escándalo que en el fondo les trae sin cuidado porque piensan que de él incluso pueden sacar tajada. En realidad viven, pues no saben hacer otra cosa, de mostrar impúdicamente sus obsesiones a modo de proclamas originales, que no son otra cosa que palabras rancias, anacrónicas y repletas de mezquindad.


En esta patulea de la indecencia rijosa coexisten algunos políticos, que con estilo chulesco alardean de decir lo que piensan sin pensarlo, con periodistas, escribidores y tertuleros de medio pelo, que sorprendentemente ocupan tribunas abonadas con dinero público y en las que se regodean diariamente en medio de sus propias excrecencias. Normalmente suelen responder a un denominador común: son tipos cebados en la ofensa a la mujer, es decir, en la consideración de la mujer como un ser susceptible de ser denigrado sin rubor alguno, movidos por esa depravación machista en la que todos incurren al mezclar el rechazo político con la ofensa personal. También se ensañan con los débiles, con los pobres, con los que no pueden defenderse, con los que lo pasan mal.


A uno de estos bocazas, de palabra miserable y mente sórdida donde la haya, la que lo invitó a su programa televisivo calificó como “enfermo”, sin que el individuo frenara su verborrea indecente, oida por varios grupos de niños que sorprendentemente asistían a un debate centrado solo en la sal gruesa, en la chabacanería y en el insulto al adversario. ¿Saben los padres a lo que se exponen sus hijos acudiendo a los corrales de Telemadrid? Enfermo es sin duda el tipo de marras. Pero dudo de que el personaje sea consciente de su patología, pues, a renglón seguido, quien acoge en su ropaje mediático a tales emblemas de lo cutre sale en su defensa y los respalda asumiendo incluso la brutalidad y obscenidad de sus mensajes, al afirmar sin rubor que si se supiera de sus conversaciones privadas, "estaría muerta" (sic). Algún día se hará balance de lo que quien comento ha hecho en perjuicio de la calidad de la democracia española y de la dignidad de la política. Nadie se libra tarde o temprano del juicio objetivo de la Historia. Ahí están las hemerotecas para poner a cada cual en su sitio, aunque piensen que la celeridad del tiempo diluye aquello que desearían olvidar.


Con todo, y partiendo del hecho de que esas cosas suceden porque determinados ámbitos políticos amparan o excusan tales barbaridades, lo cierto es que la sociedad, la gran mayoría de la sociedad, camina por otros derroteros. Los problemas de la gente son otros, sus preocupaciones se debaten en escenarios diferentes, sus sensibilidades priman sobre la desvergüenza que la galaxia de lo cutre trata de imponer. De modo que, por más que el ruido de la miseria moral impregne el ambiente y dé la sensación de que estamos en el país de la bazofia, somos muchos más los que abominamos de ese estilo y nos avergonzamos de ser conciudadanos de tales miserables.


11 comentarios:

  1. Mi impresión es que no se valora hoy día claramente la estética dotándola de un vínculo ético. Hay una expresión cutre, maloliente, chabacana, antidialógica, impositiva que esta impreganando los medios de comunicación. Y esas actitudes son tomadas como referentes y modelos por más españoles de los que creemos.

    No soy tan optimista como tú respecto a la salud integral de nuestros compatriotas. Pero estoy dispuesto a rectificar si los próximos tiempos me demuestran lo contrario.

    Por lo demás, coincido con tu argumentación, Fernando.

    Un abrazo.

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  2. Yo también quiero pensar, amigo Fernando, que son personajes residuales en una sociedad que no es así y que va por otros rumbos, pero no sé si te has dado cuenta de que hay un neo-machismo, una corriente retrógrada que salta cada vez con más fuerza desde las cavernas de la ultraderecha. Sólo hay que escuchar al salvaje de Prada o a este impresentable individuo, o al cerdísimo Dragó, proyectando sus sucias fantasías sobre toda la sociedad. Son mentes perversas, criadas en una religión malsana, -todos ellos son católicos ultras- que ha propiciado estas tendencias, y en una ideología que viene de muy atrás. Lo malo es que ellos son la punta de lanza más radical de una corriente actual, que entra en la sociedad recalando hasta los fondos, cada vez más diluida, pero que ahi está, quizás como una reacción patriarcal violenta a los crecientes derechos de la mujer. Ellos son los síntomas, no la enfermedad.

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  3. Muy bien expuesto por CLARES. También creo lo mismo y pienso, ¡ojo! me gustaría no pensarlo, que con estos ejemplos nefastos la sociedad española está cayendo MUY bajo. Tú, Fernando, te mueves en un ambiente culto, honrado y ético (quiero suponer) pero el "pueblo", los que alimentan su espíritu con el MARCA, ven los programas inanes y groseros de la "princesa del pueblo" y solo saben hablar de fútbol o cotillear sobre fulanito o zutanito, es una gran mayoría. Bien ha sabido el PP jugar sus cartas propagándisticas cuando comenzaron con estos programas (no olvidemos que fue durante su "reinado" que empezó toda esta bazofia televisiva). Veremos si gana el PP las elecciones generales y ahí tendrás tu respuesta. Besotes, M.

    P.D. Y todos los que presumen de haber estado con niñas púberes y que las prefieren a una veinteañera ya "vieja" para ellos, son unos pobres eunucos infelices que nunca han gozado de verdad por mucho que Dragó presuma de ser un experto en temas sexuales y de haber practicado mucho sexo tántrico... Patéticos y ridículos.

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  4. Yo también dudo de que haya tanta gente con el nivel intelectual y moral que todos desearíamos, ni siquiera que se aproxime. Desde aquellos programas de Pepe Navarro ("Esta noche cruzamos el Mississipi" o "La sonrisa del pelicano", sobre todo), padre de la telebasura española, y su "más que digno" heredero "Crónicas marcianas" de Sardá; desde el giro hacia la grosería de "Gran hermano", una de las pestilencias más repugnantes de "nuestra" televisión, etc., el público reclama y respalda los modelos y los valores que en ellos aparecen. Eso es así. Sólo hay que ver la cifra de audiencias. Lo cual define a ese público, claro. Por otra parte, modestamente opino que asignar una serie de males y enfermedades éticas, que viven transversalmente en la sociedad (como las que estamos comentando),a una órganización social concreta, a un partido político exclusivamente (como insinúan algunos comentaristas), es una equivocación, una trampa, un espejismo: eso nos lleva a pensar que, eliminando o neutralizando a esa organización u organizaciones, partido o partidos, el mal desaparecería. Y eso no es así. Cuando el cáncer está tan extendido, no se cura conrtando un miembro. No nos engañemos. Saludos y enhorabuena por tan interesante artículo.

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  5. Es cierto que en el mundo en que vivimos se oye más al que más chilla e incluso parece que lleve más razón si su voz se deja oír más fuerte, pero en nosotros está el alimentar esta creencia.
    Yo cuando oigo chillar huyo como el gato del agua.Me cierro en banda y dejo de atender.
    Si todos hicieramos lo mismo, otro gallo nos cantara.
    Odio esos programas en los que todos hablan a la vez sin turnos ni pudores; odio a esos políticos que insultan en voz alta y defienden promesas sin fundamento ni credibilidad ( incluida la propia) a berrido limpio.
    Tienes toda la razón del mundo FErnando.
    Un abrazo

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  6. Fernando, una vez mas, me encanta leerte. Estoy de acuerdo en la poca dignidad de algunos, en especial en la de el individuo al que te refieres. Lo triste es que mamarrachos de esta calaña tengan espacios públicos en los que la gente los pueda escuchar, leer o ver. Debo decir, que en algunos casos me gusta ver trocitos de ciertos programas de televisión por el escarnio al que luego les someto tras escuchar imbecilidades de tamaño XXL.
    En lo que no estoy de acuerdo, es en que la sociedad no sea así. En eso si que soy muy mas pesimista.
    Como muy bien apunta alguien a quien quiero muchísimo, "la mayoría de la gente es tonta", y resulta muy fácilmente manipulable. No hasta el punto de hacerle caso al señor este ,pero si que tienen un alto grado de "ósmosis mental".
    Como muestra te sugiero estar atento a la serie Aída. Parece ser que la Princesa del Pueblo ( Belen Yo Por Mi Hija Ma-to Esteban ) va a participar en algunos capítulos como estrella invitada. La audiencia de esos capítulos puede ser un buen apunte acerca de quién de los dos tiene razón.
    Espero por nuestro bien que me ganes esta pequeña apuesta.


    Un saludo.

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  7. Yo tambien quiero pensar que la sociedad española no es asi.

    Prefiero pensar que no es asi. Pero lo cierto y verdad es que cada dia me lo ponen más dificil.

    ¿Terminarán marchitando nuestra esperanza? Espero que no.

    Si existen esos impresentables, si su ruido hace eco, es porque ese ruido encuentra eco en la sociedad: que nunca falta quien los sigue y secunda.

    Entonces, ¿la sociedad, o un sector de la sociedad, está enfermo?

    YO CREO QUE SI.

    Por lo demás, coincido contigo, Fernando.

    Un abrazo.

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  8. Hola Fernando,

    "Con todo, y partiendo del hecho de que esas cosas suceden porque determinados ámbitos políticos amparan o excusan tales barbaridades", esta es la frase que aclara los motivos de que esto suceda. Mira Fernando esta cadena que emite las mayores barbaridades que jamás hubiera imaginado que llegaría un programa de televisión, ya que se aceptan agresiones de cualquier tipo hacia cualquier persona, se ríen y mofan de las personas más desfavorecidas, hacen de algo terrible y monstruoso un chiste y confiesan obscenidades terribles...es un programa del que siento asco y pena, es verdad que no lo veo, pero si que suelo a ver a "Wuayomi" y leer el periódico donde explican sus no límites hacia todo y cómo afloran los insultos y divertimentos de estos sinvergüenzas y psicópatas de pensamiento.

    Un abrazo, didi.

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  9. A mí me asusta esta sociedad, Fernando. Me asusta porque está tomando unos derroteros como minimo, diría que, de dudosa sensatez moral. El machismo va a más. Y cada vez la desvegüenza es mayor. A las pruebas me remito. Esta sociedad está enferma. Enferma de orgullo, de prepotencia... ¿quién será capaz de poner un poco de orden entre tanto desbarajuste? Está claro que los políticos tienen una ingente labor por hacer. Porque los actuales han perdido el norte, y andan por otros caminos. Ya lo sé, ya sé que hay gente que no es así, pero los medios que tenemos son un reflejo de las masas, y qué medios tenemos...

    Un abrazo.

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  10. ESCRITOR POETA Y AMIGO:
    ES UN PLACER LEERTE..
    ES CIERTO QUE SON MUCHOS LOS QUE NO TIENEN DIGNIDAD..
    PERO ESPEREMOS MEJORE EL MUNDO...CON LOS QUE NO LO SON
    BESOTES
    SILVIA CLOUD

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  11. Fernando.
    Dices bien la sociedad o la mayoría no es así.

    Pero nos dejamos llevar por todo, publicidad, programas que además tienen un montón de audiencia.
    Pero sí hemos cambiado muchas cosas, vamos a pensar que podemos cambiar por nuestra parte algo.

    Siempre es un placer visitarete.
    Besicos.

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