28 de noviembre de 2010

Nadie habla de ellos. Nadie se acuerda de la tragedia del ciudadano que pierde su vivienda



Sigo con atención los debates que en España analizan las dimensiones de la crisis y los factores que la provocan. Muestro interés por las medidas que se proponen para atajarla. Me pierdo en los diagnósticos, en las advertencias y en las llamadas de atención. Atiendo con los cinco sentidos las declaraciones que desde el poder y la oposición se realizan sobre el tema. Atisbo en el plan previsto por el Gobierno el listado de leyes que se contemplan, hasta el final de la legislatura, con el fin de poner de manifiesto la voluntad de abordar problemas importantes. Leo con detenimiento, en fin, el resultado de la conversación mantenida por el Sr. Rodríguez Zapatero, y sus vicepresidentes, con lo más granado del empresariado español. Contemplo, sorprendido, cómo sólo cuatro de 37 (Anfac, Grifols, Inditex y C. Mondragón) pertenecen a la actividad industrial, es decir, la que crea innovación, empleo, valor añadido, exportación, mientras predominan los grupos financieros, las constructoras, la energía y el turismo. Empresas que en su mayoría obtienen la parte sustancial de sus beneficios en el extranjero. Preocupante panorama en un país que se ha ido desindustrializando, lo que justifica la ausencia en esa reunión de los responsables de los Ministerios de Industria y Ciencia y Tecnología. ¿No les sorprende también a ustedes?

Creo, en fin, saberlo casi todo, o al menos lo intento, de lo que los medios dicen sobre el principal problema global que actualmente afecta al país. A este pais, sumido en el desconcierto, asustado y sumiso. Y, sin embargo, en ninguna comparecencia, en intervención alguna ni en las conversaciones mantenidas con las grandes empresas, se dice nada, absolutamente nada, de una realidad social y económica que se ha convertido en tragedia de enorme dimensión. Nada se habla en esos foros donde se gestan las grandes decisiones del problema en que se encuentra el millón de ciudadanos afectados por los riesgos de desahucio de su vivienda como consecuencia de la imposibilidad de hacer frente a sus deudas hipotecarias.



Son ciudadanos olvidados, dejados a su suerte, pese a ser legión. Más de 230.000 expedientes de desahucio se han acometido en España desde mediados de 2008. El problema afecta a la mayor parte de quienes se sumergieron en la vorágine irracional del crédito hipotecario en los últimos cinco años, atraidos por los bajos tipos de interés, el atractivo de acceder a una vivienda propia al amparo de la proliferación inmobiliaria e inducidos asimismo por los bancos, que se mostraron dispuestos a respaldar con su crédito las operaciones más arriesgadas, implicando en ellas a los avalistas de los solicitantes hasta configurar una trama tupidísima en la que se vió apresado, casi de por vida, un sector importante de la juventud española y de los inmigrantes llegados al señuelo del empleo pretendidamente asegurado.

Mas ese tinglado se ha venido abajo y con el estallido de la burbuja ha sobrevenido un drama humano de colosales dimensiones. La gente pierde sus casas sin remedio ni paliativo, aunque ello no suponga la cancelación de la deuda, ya que el compromiso hipotecario se mantiene hasta su amortización definitiva. Y es que el procedimiento de dación en pago, por el que la entrega de la vivienda supone la eliminación de la deuda, no se aplica en España. La deuda no desaparece con la entrega del inmueble, que además pierde valor frente al que tenía en el momento de ser adquirido, por lo que la deuda mantenida es superior con frecuencia al valor tasado de la vivienda. Así se explica la situación trágica en la que se desenvuelven numerosas personas jóvenes, y no tan jóvenes, que han debido buscar refugio en el entorno familiar, mientras el problema se muestra irresoluble en el caso de los inmigrantes que, afectados por la misma situación, carecen, en cambio, del resguardo familiar que les acoja y proteja. De ahì su desesperación y las protestas de sus gobiernos, como contundentemente ha hecho el ecuatoriano. Se ha registrado, en ambos casos, situaciones terribles, que están en la mente de todos. ¿Puede haber algo más terrible en la vida de una persona, de una familia, que la pérdida de la vivienda para quedarse sin remisión en la puta calle?

Mas de ese tema apenas se habla en los medios y, lo que es más grave, se ignora en los ámbitos de la decisión que podría introducir medidas que contuviesen la gravedad del problema. Una palabra de reconocimiento de su tragedia también sería pertinente. En Estados Unidos hay movilizaciones muy fuertes contra los desahucios, que han logrado éxitos importantes, e incluso el Gobierno federal ha habilitado una linea de ayuda a los damnificados por la insolvencia y donde, en cualquier caso, la devolución de la vivienda al Banco libera de la carga contraida. En España la situación deriva a la actitud resignada del sálvese quien pueda. No ha habido reacciones colectivas contra el fenómeno que comento. Apenas solidaridades aisladas, manos irritadas en el rostro, algún insulto que otro y miradas al suelo.
Con todo, siempre hay espacios de encuentro y de solidaridad a los que acogerse. ¿Porqué no recurrir a la Red de Solidaridad Activa contra los Deshaucios, que se ha creado en España?


11 comentarios:

  1. Pues no sabía que se había organizado ese Comité contra los desahucios. Me parece una idea muy buena. Es el buen camino para hacer frente a todos esos desalmados bancos y financieras que se han forrado con la ingenuidad y entusiasmo de unos jóvenes e inmigrantes ilusionados. Ahora, me alucina que todos sean tan sumisos y no se hayan levantado en armas contra esos facinerosos codiciosos. Qué anestesiados estamos todos... Besotes, M.

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  2. No lo conocía, pero me alegro de que se comience a actuar de alguna manera. Y, que no te quepa duda que si no se airea más el tema es porque NO CONVIENE.
    A ver si ese comité se empieza a mover pronto y con fuerza.
    Un abrazo

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  3. La verdad es que tocas un problema sangrante, porque, junto al paro, constituye una de las consecuencias más trágicas de la crsis. Aplaudo la creación de esa Red, como cualquier otra que se creara para ayudar, de verdad, a los afectados. También pido, a mí el primero, que aprendamos de la experiencia y no nos dejemos engañar, ya más, tan ingenuamente en los años de vacas gordas. Saludos.

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  5. Hola Fernando,
    No se habla tanto en los medios de comunicación pero si desde dentro, las conversaciones en el trabajo, con los amigos, en casa, con la familia, incluso en con desconocidos en aquel tiempo muerto esperando la cita de hora y media que lleva de retraso se inicia la conversación que remueve conciencia, política y miedo, en mi alrededor se respira ese desahucio que tanta vergüenza provoca, verte en la "puta" calle y con familia además debe de hacerte sentir más desgraciado que pobre...

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  6. Este es un tema muy serio del cual se debería hablar fuerte y claro. Yo no soy economista, ni entiendo nada de economía, pero desde mi ignorancia, creo que alguien desde el gobierno tendría que echarles una mano a estas personas que lo han perdido todo por una mala planificación, o unas falsas expectativas.

    Un abrazo.

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  7. Qué triste situación la que presentas, Fernando. Pero también que reacción más humana y solidaria la de asociarse y reunirse, trabajar para salvarse juntos y no perderse uno a uno. Ya sabes lo que tienen enfrente. El capitalismo no tiene corazón y me va pareciendo que los que lo rigen y lo mantienen, tampoco. Lo perdieron hace demasiado tiempo para acordarse de lo que es la humanidad, de lo que es justo y de lo que todos merecemos por el simple hecho de vivir en la tierra.

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  8. ESCRITOR POETA Y AMIGO: A VECES ME PREGUNTO PORQUE LOS GOBIERNOS NO RESUELVEN EL TEMA HABITACIONAL DE LOS CIUDADANOS.
    EL SER HUMANO DEBERIA TENER TRAQNUILIDAD EN SALUD ,EDUCACION Y VIVIENDA.POR QUÈ SIEMPRE LO PROMETEN EN ELECCIONES Y LUEDO NO SE CUMPLEN?
    BUEN POST.
    BESOTES
    SILVIA CLOUD

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  9. Conozco algún caso de familias desahuciadas que han perdido la vivienda y no les ha quedado más remedio que realquilar una habitación con derecho a cocina...

    Saber que hay alguna iniciativa dirigida a orientar a estas personas es gratificante.

    Un abrazo

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  10. He escaneado este artículo que creo viene a cuento de todo lo que hemos ido comentando a raiz de esta entrada tan sugerente:

    "NO PARECES CATALÁN” (JOAN-PERE VILADECANS) (La Vanguardia, 3-XII-2010)

    No pareces catalán". ¿No se lo han dicho nunca? Conforme uno sale de la autonomía y se descontextualiza, empieza a estar expuesto al imaginario español, tan dado al arquetipo y Al casticismo. Entendámonos, el "no pareces catalán" viene a ser un elogio, un "para venir de donde vienes, eres muy normal". Significa que uno ya es homologable. Un inesperado. Recuperable. Inmediatamente el catalanito, el catalanufo, enorgullecido ante tan jabonosa adulación y víctima ya del catalanesco desvelo por quedar bien, empezará a travestirse y pondrá en marcha todos sus recursos para demostrar que, efectivamente, no es lo que, en principio, esperaban de él. Se convertirá en un ser rumboso, abrazador, gracioso ... ¡Lástima del acento delator! Le ayudará mucho repetir: "Todos no somos iguales, ¿eh? y comentar, en estilo conversacional, aspectos tendenciosos de su país y sus compatriotas. Es decir: aplicar lo que los críticos teatrales llaman distanciamiento brechtiano. O Sea: deberá alejarse de su arquetipo. ¿Sería más apropiado decir traicionarse? Tal como están las cosas, lo mejor que puede hacer un catalán de visita peninsular es no parecerlo. El "no pareces catalán" aboca a una duda existencial, ser una cosa y no querer aparentarla. Más o menos, como pasar de lo figurativo al abstracto.En el franquismo, que tantos descendientes reconocibles nos ha dejado -como los joseantonianos de Intermonomanía-, decían aquello de "la muy noble y trabajadora-región catalana ... ", un pérfido eslogan para ahondar aún más en el arquetipo y el tópico y el fenotipo. Pasado el espejismo de la transición y con él la etapa de diálogo entre España y Catalunya, y ante los embates de la secular catalanomanía reavivada, Catalunya se ha ensimismado, se ha perdido el respeto a sí misma, y ha establecido su propio sistema de defensa. Partidista y tacticista. Y ha dejado de proyectar sus principales valores identitarios: la cultura, la modernidad, la creatividad ... Antes, intelectuales y artistas hacían brillar el nombre de Catalunya en el mundo -también en Madrid-. ¿A qué se dedican ahora? Todos acurrucados en sus labores. Sobreviviendo. O a representar el desconcierto y la apatía. Las sociedades confundidas no presentan demandas claras. Aunque se intuya el fracaso, habrá que intentarlo de nuevo. Valores no faltan"

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  11. He escaneado este artículo que creo viene a cuento de todo lo que hemos ido comentando a raiz de esta entrada tan sugerente:

    "NO PARECES CATALÁN” (JOAN-PERE VILADECANS) (La Vanguardia, 3-XII-2010)

    No pareces catalán". ¿No se lo han dicho nunca? Conforme uno sale de la autonomía y se descontextualiza, empieza a estar expuesto al imaginario español, tan dado al arquetipo y Al casticismo. Entendámonos, el "no pareces catalán" viene a ser un elogio, un "para venir de donde vienes, eres muy normal". Significa que uno ya es homologable. Un inesperado. Recuperable. Inmediatamente el catalanito, el catalanufo, enorgullecido ante tan jabonosa adulación y víctima ya del catalanesco desvelo por quedar bien, empezará a travestirse y pondrá en marcha todos sus recursos para demostrar que, efectivamente, no es lo que, en principio, esperaban de él. Se convertirá en un ser rumboso, abrazador, gracioso ... ¡Lástima del acento delator! Le ayudará mucho repetir: "Todos no somos iguales, ¿eh? y comentar, en estilo conversacional, aspectos tendenciosos de su país y sus compatriotas. Es decir: aplicar lo que los críticos teatrales llaman distanciamiento brechtiano. O Sea: deberá alejarse de su arquetipo. ¿Sería más apropiado decir traicionarse? Tal como están las cosas, lo mejor que puede hacer un catalán de visita peninsular es no parecerlo. El "no pareces catalán" aboca a una duda existencial, ser una cosa y no querer aparentarla. Más o menos, como pasar de lo figurativo al abstracto.En el franquismo, que tantos descendientes reconocibles nos ha dejado -como los joseantonianos de Intermonomanía-, decían aquello de "la muy noble y trabajadora-región catalana ... ", un pérfido eslogan para ahondar aún más en el arquetipo y el tópico y el fenotipo. Pasado el espejismo de la transición y con él la etapa de diálogo entre España y Catalunya, y ante los embates de la secular catalanomanía reavivada, Catalunya se ha ensimismado, se ha perdido el respeto a sí misma, y ha establecido su propio sistema de defensa. Partidista y tacticista. Y ha dejado de proyectar sus principales valores identitarios: la cultura, la modernidad, la creatividad ... Antes, intelectuales y artistas hacían brillar el nombre de Catalunya en el mundo -también en Madrid-. ¿A qué se dedican ahora? Todos acurrucados en sus labores. Sobreviviendo. O a representar el desconcierto y la apatía. Las sociedades confundidas no presentan demandas claras. Aunque se intuya el fracaso, habrá que intentarlo de nuevo. Valores no faltan"

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