23 de junio de 2011

Otro discurso es posible (y necesario): la voz del islandés que motivó a sus conciudadanos y la de Jürgen Habermas y otros 18 intelectuales europeos


La Unión Europea se amilana ante la presión abrumadora de ese conglomerado implacable eufemísticamente conocido como “los mercados”, mientras sus dirigentes más poderosos asumen posturas que humillan a los países débiles, mientras pierden soberanía a raudales y se hunden en un pozo del que tardarán muchísimo en salir. Se dice que han gestionado mal su economía, incluso que han tergiversado sus datos... pero ¿alguien conoce la lista de los países de la Unión Europea según su nivel de credibilidad y rigor en las cuentas que presentan? Las opiniones vertidas en la prensa portuguesa o griega reflejan una mezcla de rabia e impotencia ante la que no cabe otra actitud que la de la solidaridad y el desencanto compartido con quienes sufren una situación de la que no son responsables. Los ciudadanos europeos vivimos en una permanente zozobra, que nos impide ver las cosas con la perspectiva necesaria y, sobre todo, dificulta la percepción de un horizonte de salida, capaz de despejar esa incertidumbre que se hace cada día más agobiante e insoportable. Acabo de asistir a una reunión académica en Madrid, que me ha dejado la moral por los suelos. De tanta limitación, de tanto recorte, de tanta propensión a construir proyectos y tomar decisiones a base de retales he acabado con la sensación de haber asistido a una sesión de sastrería remendona, de autolimitación obligada de lo indispensable, consciente de que la próxima vez que acuda prácticamente no quedará ya nada, o casi nada, sobre lo que discutir, porque cualquier opinión expresada con voluntad constructiva carecerá de sentido porque el margen de maniobra será mínimo o simplemente no existirá ya.

Por eso reconforta leer otro discurso emanado de la voz de intelectuales responsables, que han decidido clamar con fuerza frente al pensamiento único, que, a base de recortes aplicados a los que cada vez menos tienen, va a suponer el bloqueo de las posibilidades de recuperación económica ante la retracción brutal del consumo, la acentuación de las desigualdades y, lo que es más grave, la disminución de los derechos conseguidos cuyo empobrecimiento para amplias capas de la sociedad acentuará todavía más el deterioro de las condiciones - me refiero, sobre todo, al panorama educativo - en las que pudiera basarse la salida de la crisis. Si los planteamientos defendidos por el islandés Hördur Torfason suponen un enfoque diferente, el mensaje transmitido por Jürgen Habermas y otros 18 intelectuales en un periódico tan prestigioso como The Guardian ("Europa necesita un liderazgo para salir de la crisis frente a las recetas de austeridad") invita a la reflexión y a asumir la posibilidad de otras opciones no supeditadas a la lógica que, de seguir así las cosas, va a relegar a una parte significativa de la sociedad a los raíles abandonados de la exclusión.

3 comentarios:

  1. La verdad es que en cierto modo yo estoy de acuerdo. Llega un punto en que la tela no se puede remendar más y entonces, o se queda con sus descosidos, o se adquiere una tela nueva.
    Y así nos va...
    Un abrazo y me alegro de verte por aquí de nuevo.

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  2. Cualquier alternativa al pensamiento único que venimos padeciendo resulta esperanzadora.

    De recortes sabemos mucho en Cataluña desde que nos gobierna la derecha nacionalista. ¿Servirán para algo?

    Un abrazo y mucho ánimo, Fernando. Lo vamos a necesitar porque parece ser que todavía nos hallamos en el "prólogo" de este infame libro que nos toca leer...

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  3. Se está demostrando que el pensamiento es infinito y los modelos estatales no son eternos e intocables. Un nuevo mundo puede aparecer en cualquier momento.

    Un abrazo.

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