6 de febrero de 2024

Una reflexion sobre la Union Europea

 Pobre Europa, la vieja dama, otrora protagonista de la Historia, de la Ciencia, del Arte y de la conquista del mundo, y hoy devenida en estructura maltrecha por mor de unas lógicas globales que escapan a su control, por más que inevitablemente participe en ellas. Ay, Europa, quién te ha visto y quién te ve. Pero, por fortuna, continúa.

Adoleces, dear European Union, de notables flaquezas quizá porque, según algunos de pensamiento débil, persistes en la defensa de principios y valores que en ninguna otra parte del orbe se dan. Integración, derechos, seguridad jurídica, solidaridad, servicios públicos universales. Ignoro si para algunos de allende las fronteras y los mares, todo eso no son sino antiguallas que lesionan el sacrosanto principio de la competitividad irrestricta, tan cara por quienes se empeñan en hacerte frente.
Mas no se dan cuenta lo que significa integrar a 27 Estados cada uno de su padre y de su madre. La historia y la geografía han sido domeñadas para asegurar tamaña empresa y ambición. Has cristalizado, endeble European Union, un proyecto único... e irrepetible. Se pretendió en la América Austral para acabar, a la postre, en lo más parecido al rosario de la aurora.
Puntos débiles y vulnerabilidades te aquejan, y seguramente tardarán en superarse, por mor de las inmensas dificultades que implican integrar y equilibrar en la disparidad y en un contexto de cambio y ajuste permanentes.. Por eso, no es extraño observar tendencias cíclicas preocupantes, que nos llevan a la preocupación y a entender que hay un cierto alejamiento de los parámetros productivistas que fríamente ornan las tablas internacionales. A ello contribuyen los efectos derivados de la tasa de envejecimiento y a las dificultades en que se encuentra la juventud. Ante esta dualidad, tiene sentido la preocupación, que queda desvanecida, o ni se plantea, en otros escenarios. Cuestión de sensibilidad, para entendernos.
Con la mirada que se extiende ante los páramos de Castilla y León, el paisano se pregunta: ¿en qué modelo de los existentes en la Tierra podríamos inspirarnos para ser mejores? El paisano desciende por la cuesta sin atinar en la respuesta y que conste que bien formado está. Y, al llegar a la campiña y alentado por el abrigo del valle y la frescura del río, acaba reconociendo que tales dificultades y antinomias no impiden que los problemas estén presentes en la sensibilidad y se esgriman con la contundencia necesaria que permita mitigarlos.
Eso es la Unión Europea, que evoluciona al compás de sus contradicciones, como bien explicó Schumann. A la postre, 70 años hace que empezó a andar. Setenta años de paz. No ha habido experiencia igual en la Historia del mundo.

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