Está pretendiendo atravesar como un zopilote emborrachado de soberbia e ignorancia una vidriera sin darse cuenta de que la vidriera es más resistente de lo que parece. Lo está tratando con arrogancia, con afán intimidatorio e invadiendo la escena internacional con mensajes brutales que pretenden asustar y crear la sensación de que se puede apoderar del mundo sin respeto alguno a la ley, a la moralidad, a la ética y a los fundamentos esenciales de la dignidad y los derechos del ser humano. Estoy convencido de que todo ello forma parte de una estrategia prefabricada, de carácter avasallador sin más soporte que la arrogancia, la sobreactuación y la mentira que la acompaña sobre la base de mensajes y alardes que calan en la opinión pública a todas las escalas para sumirla en una actitud de resignación y acatamiento. Y lo cierto es que hasta el momento pocas o tibias son las reacciones que se están observando.
7 de febrero de 2025
Aunque el orden internacional esté amenazado, urge reaccionar contra la barbarie
Pero no me cabe duda de que llegarán, cuando el mundo se entere de que cuanto rodea a Donald Trump no es sino un trampantojo más vulnerable si la réplica se muestra con la suficiente inteligencia para desmontarlo o para dejar constancia de la voluntad de hacerlo. Basada su estrategia en un juego, entre alucinante y paranoico, de amenazas y rectificaciones, es probable que a la postre las pretensiones que persigue se vengan abajo y acaben frustradas. Las que plantea en política internacional estarán abocadas al fracaso, por absurdas, inaplicables y repelidas por la mayoría de la comunidad internacional. Las de carácter arancelario ofrecen pocos visos de efectividad, ya que la estructura y el funcionamiento del comercio internacional hace tiempo que se muestra consolidado y difícilmente reversible en los términos en los que plantea -como “la más estúpida de las guerras comerciales” la ha calificado el Financial Times - al tiempo que entra en conflicto con los desequilibrios fiscales y comerciales en los que desde hace tiempo aparece sumida la economía estadounidense. Las muestras de rechazo que ya se están observando en su propio país revelan que el camino no está tan expedito como piensa.
Su único logro, si es que puede llamarse así, va a consistir en la humillación y maltrato de los más débiles y desfavorecidos, afectados por la fuerza bruta que sea capaz de desplegar. Y es que, con esa apariencia de matón sin escrúpulos y con el rostro embadurnado de capas de crema que ocultan su decrepitud, es lo único que sabe hacer: depurar, deportar, expulsar, degradar... al ser humano que le parece diferente. Cuando pase el frenesí de los primeros momentos, ese sujeto quedará desnudo.
Esto es una simple reflexión, que desarrollaré más adelante.
Etiquetas:
Derecho Internacional,
Derechos Humanos,
Estados Unidos,
Politica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario