12 de junio de 2010

Mensajes en la calle (28): ¿por qué correr innecesariamente?


La frase es lacónica, pero muy expresiva. Y es que, aunque la prisa es mala consejera, lo cierto es que ha acabado por adueñarse de nuestras vidas. Se dice que el tiempo es el bien más escaso que existe, pues, una vez perdido, ya no se puede recuperar. Hasta tal punto se ha afianzado en la conciencia la sensación de que el tiempo nos falta que cualquier propósito de entenderlo de manera relajada resulta, a la postre, baldío. ¿Despilfarramos el tiempo o nos invade la sensación de que lo hacemos simplemente por el hecho de que nos parece insuficiente para hacer lo que pretendemos, sin saber muy bien cómo debemos utilizarlo? Nos hacemos con un sinfín de instrumentos - agendas, móviles, papeles sueltos, confianzas en la memoria ... - para ordenar las tareas que marcan el ritmo cadencial de los compromisos contraidos, que asumimos advertidos y conscientes de que muchas veces quizá no podremos afrontarlos como desearíamos. Se apelotonan en esos formatos informales que ordenan los recuerdos y ocupan una parte sustancial de la mente, ante la incapacidad que tenemos para desprendernos de sus referencias más o menos esporádicas. Correr por algo o por alguien se ha convertido en un hábito asumido sin apenas resistencia.


Si uno de los aspectos esenciales de la felicidad consiste en ser dueños del tiempo que nos pertenece, si admitimos que resulta necesario detenerse de cuando en cuando para ordenar las ideas amalgamadas, si consideramos que la lentitud en hacer las cosas no es sinónimo de indolencia sino muchas veces de creatividad, buen gusto y resultados satisfactorios…. Entonces, ¿por qué correr incesantemente? ¿Porqué sentirnos prisioneros de algo o de alguien que nos impulsa a la aceleración permanente de nuestras vidas a sabiendas de que quizá esa actitud nos puede suponer, sin desearlo ni necesitarlo, el viaje apresurado a ninguna parte?


Nota: La frase estaba escrita en en el centro de una ciudad uruguaya. No sorprende que así sea. El Uruguay es un pais tranquilo, donde se respira ambiente relajado y donde nada consigue alterar una buena conversación perfumada por los vapores que surgen en torno al mate compartido.




9 comentarios:

  1. Yo soy de Uruguay. No porque haya nacido allí ni mi familia proceda de ese país. Sino porque tengo esa naturaleza tranquila, sosegada, lenta incluso, que dices caracteriza a los uruguayos. En esa ciudad de la pintada o en cualquier otra habría caído "en mi sitio". El artículo es muy bueno, recoge un talante muy de ahora. Enhorabuena. Sin embargo, yo no me siento aludido. Ni quisiera estarlo nunca.

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  2. Vivimos demasiado deprisa, sin saborear casi nada por querer tenerlo todo. Poseemos demasiado y no lo apreciamos, queremos más, siempre más. Nos "bebemos" el tiempo sin disfrutarlo. La lentitud nos parece un desperdicio, y sin embargo es un placer de dioses no tener prisa, dedicar tiempo a cada actividad que nos resulte placentera, la que sea. Corremos y corremos sin llegar a ningún sitio, por eso solemos llegar tarde sin haber paladeado el camino. Ni siquiera en vacaciones sabemos parar, a veces se convierten en una carrera para presumir después de todo lo que hemos hecho. Hacer, correr, ver... ¿pero nos paramos de verdad en algún sitio?
    Un abarzo.

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  3. La sabiduría popular, que sabe como poner los puntos sobre las ies.
    Si te paras a pensar... Es cierto, corremos sin parar,pero a veces ni nosotros mismos sabemos el porqué.
    Deberíamos plantearnos ser algo más selectivos con lo que nos exige ritmo frenético, y disfrutar más de lo que "no corre prisa"
    Un abrazo

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  4. Las ciudades nos imponen la dictadura del tiempo y la velocidad de nuestros pasos... En los pueblecitos se vive de otra manera. Lo ideal sería controlar el tiempo y el ritmo a nuestro criterio, pero formamos parte de un todo en el que nuestra libertad no cuenta casi nada.

    Sólo en soledad se puede circular y administrar el tiempo con libertad...

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  5. Cierto y sabio. A veces se nos olvida que sin hacer nada ya estamos respirando, observando, oliendo, tocando y sintiendo que seguimos vivos. Un abrazo grande :)

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  6. ¡Muy buena la pintada! ¿De qué corremos? Si todos, tarde o temprano, vamos a acabar en el mismo lugar... Hay que saborear el tiempo, sin duda alguna. Besotes, M.

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  7. Yo, si tuviera tiempo, me pondría a andar por la orilla del mar lentamente mientras sueño cosas vanales. Pero el tiempo es atroz y sólo me concede gotitas de libertad, pero yo, créeme, las aprovecho todo lo que puedo. La verdad es que no sé realmente de quién corro... (lúcida frase)

    Un abrazo.

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  8. dicen que correr es de cobardes, cuando se huye, y de osados, cuando se persigue ...

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  9. Va uno corriendo y otro que le ve le dice, ¿adónde vas? No sé, pero ya llego tarde…

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