Escribí este poema a raiz del descubrimiento en junio de 2023 de las fotografías realizadas por Marek Tomaszewski sobre el primer viaje de transporte (14 de junio de 1940) de prisioneros a ese campo de exterminio. Fueron 96 fotografías que permanecen vívidas, y vigentes para siempre, en la memoria.
Dedicado a la figura de Tomaszewski, se publica este poema en el 80 aniversario de la liberación del campo por las tropas soviéticas.
CIENTO CUARENTA KILÓMETROS
Henchida está la Historia de
experiencias ferroviarias
a cuál más interesante, a
cuál más sugestiva y reveladora
de lo mucho que los caminos
de hierro significan
la imagen del tren surge desde
la sima profunda de los recuerdos
como parte indisociable de una
poderosa sensación abierta
a las posibilidades que los
trayectos en tren propician.
En cualquier momento puede surgir
la noticia que avive la atención.
Algo aparece que nos conduce
de repente a Polonia
compendio de las desgracias ocurridas
en el oriente de Europa
el paso de los años no puede
ocultar lo sucedido
ni evitar la mirada a un
pasado que se mantiene presente
la imagen lo hace
inequívoco, contundente, irrefutable
las imágenes encontradas cobran
el valor que otorga la actualidad.
Nos acercamos al este
europeo, escenario de tragedias sin fin.
La imaginación abre la mente
a los perfiles de la ciudad de Oświęcim
reina la calma, sosegado
está el ambiente, la placidez impera
la llanura polaca invita al
disfrute de un paisaje armonioso
en el que la vista se
deleita ante la riqueza cromática ofrecida
la evocación no es casual,
ni obedece a las pautas del viaje placentero
entraña una motivación que
la importancia histórica suscita.
Han pasado más de ochenta
años, casi un siglo, desde entonces.
¿Cómo olvidar lo que en esa apacible
llanura sucedió un 14 de junio de1940?
Ahí estaba la cámara
fotográfica, testigo vigilante y cauteloso
la imagen queda retenida
para siempre, olvidada y ya recuperada
son escenas de la primera
deportación de judíos, del inicio del traslado
a los lugares de la muerte
de riadas masivas de seres humanos
se encaminan a los trenes,
convertidos en el transporte del Holocausto.
La estructura ferroviaria se
confunde con cuantos serán allí sacrificados.
Las escenas escalofrían por una
crudeza que induce a la rabia y al silencio
gentes arracimadas en torno
a las vías, convoyes dispuestos para el horror
a punto están de emprender
los ciento cuarenta kilómetros
que separan Tarnów de Oświęcim,
convertida en la llanura del pavor
el destino es el campo de
concentración de Auschwitz
“el trabajo os hará libres”:
así se recibe a quienes llegan al inmenso crematorio.
Las fotografías del primer
viaje preservan la memoria de lo inolvidable.
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