¿Será posible que eso ocurra realmente?. ¿Hasta qué extremos de degradación ha podido llegar en algunos lugares y circunstancias el ser humano para que su vida transcurra en un entorno donde se transgreden todos los valores y derechos que tanto ha costado conquistar?. No sé ustedes, pero yo no he visto cosa igual. Hasta ahora el cine nos ha ofrecido numerosos testimonios de lo que es, lo que significa y cómo funciona la mafia en Italia, en Estados Unidos, en el mundo. Incluso hasta se han llegado a mitificar títulos emblemáticos como El Padrino (Francis Ford Coppola, 1974, 1979 y 1990), Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990), Mafia (Martin Ritt, 1968), o El Honor de los Prizzi (John Huston, 1986) por citar algunos de los títulos para mí más memorables y significativos.
Ninguna como Gomorra, ninguna con tanto impacto, tan brutal y descarnada. La película dirigida por Matteo Garrone (2008), y apoyada en la novela de Roberto Saviano, representa una forma de transmitir el hecho mafioso sin ningún tipo de paliativos o edulcoramientos. Acostumbrados a las escenas que los grandes maestros norteamericanos nos han legado, en las que la violencia coexistía con ambientes donde no estaban ausentes la afectividad, el humor o la camaradería (algo que sorprendentemente en una ocasión le llevó a Maruja Torres, la flamante Premio Nadal 2008, a decir aquello de que “cuanto más conozco a la gente, más me gustan los Corleone”) , lo que vemos en “Gomorra” nos sumerge en los fondos más sórdidos de la convivencia humana regida por las reglas no escritas de la “omertá”, la “vendetta”, la corrupción y las ambiciones más abyectas.
Más allá del desprecio a la vida y a la perversión que generan los vínculos de solidaridad entendidos como un mero juego de intereses a los que se supedita todo, en un contexto de corrupción apabullante, dos son los aspectos que más me han llamado la atención de esta película cuya visión recomiendo, ya que, más que un guión cinematográfico, es un documento de denuncia. De denuncia sin concesiones ni matices. Por un lado, sobrecoge el entorno urbano donde se desenvuelven las escenas que se entrecruzan, caracterizado por la sordidez, la fealdad y el abandono, poniendo de manifiesto hasta que punto el espacio degradado – en este caso la periferia de Nápoles - se identifica con el desenvolvimiento de la cultura mafiosa; y de otro, destaca la ausencia total de algo que tenga que ver con la autoridad pública o el sistema institucional de que se han dotado, para funcionar, las sociedades modernas. Supone, no ya la crisis, sino la desaparición pura y dura del espacio público, en el que las reglas del juego se supeditan a la ley del más fuerte y al riesgo permanente de impunidad.
A Fabio Cannavaro, elegante napolitano y en la actualidad irregular defensa del Real Madrid, no le ha gustado nada la peli. Dice que desacredita a Italia y que ese tipo de mensajes hacen un flaco favor a su país. Mirar para otro lado suele ser reconfortante, pero lo que está claro es que, lejos de resolver el problema, lo agranda.
Fernando, cómo me gusta que hayas tocado este tema...
ResponderEliminarMe faltan apenas unas páginas para acabar el libro. Intenté ver la película pero, sinceramente, no me gustó nada el formato elegido. No sé si has leído el libro Fernando, o si tus lectores lo han hecho, pero a todo aquél que le guste la lectura sobre hechos de 'andar por casa', puedo decir que el libro no les decepcionará; puedo decir que el libro me costó 5 euros en Edición de Bolsillo y que es un libro tan claro y tan brillantemente escrito que debería ser leído por mucha gente. De verdad Fernando, te lo recomiendo muy sinceramente. Para mí gusto el libro es una joya en comparación con la película, y si ésta te ha gustado, no te pierdas las explicaciones del por qué de muchas cosas que aparecen en la película pero que no se explican en profundidad con las cámaras.
Un saludo Fernando...
Esta la tengo en la agenda para verla.... y te lo dice uno que es poco peliculero
ResponderEliminarSaludos
No he leído el libro, pero vi la película con impresiones muy parecidas a las que explica Fernando. Me impresionó la extrema violencia instalada sin restricciones sociales entre la gente, sin policía, sin autoridad. Lo mismo, más que una película, un documental impresionante. En las películas que nombras hay violencia, claro que la hay, pero está estilizada, y por otra parte, toda es entre ellos mismos, que por mucho que nos impresione, parece que todo queda en sus luchas internas y entre gente que sabe a lo que juega y con quien. Aquí, es la gente, gente como cualquiera de nosotros, envueltos en esa violencia, en esos ámbitos degradados.
ResponderEliminarVoy a comprar el libro a ver que tal resulta ,quizás para entender un poco más , como y porque algunas culturas guardan la tierra debajo de la alfombra
ResponderEliminarMuy lindo tu blog
hola escritor,poeta y amigo!no he visto la peli.,pero supe del libro.
ResponderEliminarme imagino que revelara lo que hacen "algunas gentes" sin mucha prolijidad...que por más que en su país lo tapen está..
besos.
silvia cloud
La pelicula la están dando en Ibiza, igual la voy a ver hoy aunque, como dice CARLOS FELIPE seguro que el libro es mejor. Entre la mafia mundial y el sionismo fanático, el mundo está hecho un desastre, querido Fernando. Besotes, M.
ResponderEliminarLa cultura del terror.
ResponderEliminarLa disciplina de la barbarie.
La antítesis de la evolución.
Creo que no soportaría la película. No puedo ver este tipo de escenas.
voy a leer ese libro, siempre fueron mejor las letras escritas que las escuchadas en gran pantalla.
ResponderEliminarUn abrazo