Reja de la Catedral de Valladolid en Nueva York
Si asombro nos ha provocado el
descubrimiento de un claustro románico, del más puro estilo del arte castellano
medieval, en una finca de Cataluña y aún nos sobrecoge contemplar, entre otras
muchas manifestaciones de lo mismo, la impresionante reja de la catedral de Valladolid en el Metropolitan Museum de NY, las cosas nos quedan claras cuando un pirata del arte como el tal Erik el Belga nos recuerda cómo salían de
España, a raudales y sin control alguno, las obras que los propios curas,
obispos y demás compinches evadían por su cuenta y cuyo expolio nadie evitaba
porque los conchabados del delito se situaban por encima de toda sospecha.
Incalculable arsenal de riqueza lucrativamente enajenada, una auténtica
desamortización de la que sólo se beneficiaron los que vendían y los que
compraban para luego revender. De nada de eso se habla ya cuando se les
pregunta a los promotores de las Edades del Hombre qué ha sido de todo aquel
caudal de riqueza que ya no está, a cuánto ascendió el beneficio
obtenido, quiénes se lucraron con ello y de qué manera. Una página oscura y siniestra en la historia del arte español, de la
que hoy nadie se responsabiliza - normal, por otro lado, en este país de
irresponsables impunes - pero que de vez en cuando conviene recordar para que
la historia no deje ser esa lección de enriquecedoras advertencias que siempre
ha sido.
Fernando, no ha aparecido mi comentario al artículo anterior sobre Chomsky. ¿Se podrá recuperar?
ResponderEliminarDisculpa, buen amigo. No he visto hasta hoy tu interesante comentario en la entrada anterior. Ahí figura y ahí ha sido contestado. Gracias
ResponderEliminar