20 de junio de 2012

Un expolio consentido


Reja de la Catedral de Valladolid en Nueva York 

No tiene desperdicio. Toda una crónica, sincera y descarnada, demoledora y brutal, del mercadeo del arte en España. Ahora se les llena la boca con la conservación del patrimonio histórico, que dicen proteger, convertido ya en objeto de promoción cultural y de rentable marketing de imagen, amén de sustanciosas subvenciones y gabelas fiscales. Pero hubo un tiempo en que los bienes artísticos en poder de la iglesia católica se convertían en mercadería de altos vuelos, que abandonaban sus lugares de origen para engrosar las arcas de no se sabe quién. 

Si asombro nos ha provocado el descubrimiento de un claustro románico, del más puro estilo del arte castellano medieval, en una finca de Cataluña y aún nos sobrecoge contemplar, entre otras muchas manifestaciones de lo mismo, la impresionante reja de la catedral de Valladolid en el Metropolitan Museum de NY, las cosas nos quedan claras cuando un pirata del arte como el tal Erik el Belga nos recuerda cómo salían de España, a raudales y sin control alguno, las obras que los propios curas, obispos y demás compinches evadían por su cuenta y cuyo expolio nadie evitaba porque los conchabados del delito se situaban por encima de toda sospecha. 

Incalculable arsenal de riqueza lucrativamente enajenada, una auténtica desamortización de la que sólo se beneficiaron los que vendían y los que compraban para luego revender. De nada de eso se habla ya cuando se les pregunta a los promotores de las Edades del Hombre qué ha sido de todo aquel caudal de riqueza que ya no está, a cuánto ascendió el beneficio obtenido, quiénes se lucraron con ello y de qué manera.  Una página oscura y siniestra en la historia del arte español, de la que hoy nadie se responsabiliza - normal, por otro lado, en este país de irresponsables impunes - pero que de vez en cuando conviene recordar para que la historia no deje ser esa lección de enriquecedoras advertencias que siempre ha sido.

2 comentarios:

  1. Fernando, no ha aparecido mi comentario al artículo anterior sobre Chomsky. ¿Se podrá recuperar?

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  2. Disculpa, buen amigo. No he visto hasta hoy tu interesante comentario en la entrada anterior. Ahí figura y ahí ha sido contestado. Gracias

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