25 de febrero de 2013

Las cartografías sutiles de Casilda García Archilla


En la Sala de Exposiciones del Teatro Calderón (Valladolid). Abierta hasta el 3 de marzo. 

"Amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón..." Con qué sensibilidad y delicadeza expresó Antonio Machado su simpatía hacia las cosas sencillas, sabedor de que en su misma sencillez encierran la belleza que las hace diferentes y apetecibles a la mirada, tanto como resistentes al paso del tiempo. Es la sensación que se tiene ante la exposición de las piezas que Casilda García Archilla ha elaborado con infinita paciencia y meticulosidad con la pretensión, lograda, de demostrar que lo pequeño es hermoso cuando los detalles que lo configuran crean una urdimbre variopinta de trazados, nada aleatorios sino regidos por la lógica que justifica su particular trabazón, que aportan al conjunto una gran coherencia y una marcada originalidad, que se corresponden con la voluntad expresiva, siempre indómita, de la autora. 




Así expresado, el arte cobra valor de referencia para entender que los objetos, las líneas, las formas que dan entidad a una figura determinada no sino el resultado del engarce construido por el sinfín de hilos, nudos y conexiones que lo configuran. 



A decir verdad, sus formas creativas tienden a resolverse en una especie de cartografía virtual que, como corresponde al lenguaje de los mapas, traduce la perfecta articulación del conjunto. Lo resume bien en el texto que presenta la exposición cuando la identifica como una cartografía que "invita a un viaje de pequeños senderos. Caminamos por hilos que se derraman o se arremolinan. El movimiento circular se muestra como el origen, la combustión  el ciclo de las estaciones, esa araña vascular que encierra una convulsión y sentimos que hundimos las manos en la tierra (donde nacen los ríos, Tierra de ríos, meandros, ser río y remolino). Pero el río es también renglón de escritura, hilos azules derramados que cartografían una cuenca hidrográfica, en un mapa de cursos de agua silenciosa". 




La obra de Casilda nunca deja indiferente. Es personal, intuitiva a la par que racional, pormenorizada y libérrima, audaz y prudente. Todo en ella rezuma vigor e insaciable espíritu de indagación. La conozco hace muchos años, desde que nació, el mismo año  en el que yo llegaba, para instalarme como residente, al Colegio Mayor Santa Cruz, de la Universidad de Valladolid, dirigido por su padre, que fue y sigue siendo, aunque ya no esté con nosotros, mi maestro. Siempre será la hija de Jesús García Fernández, pero hoy es, ante todo, Casilda García Archilla, la mujer de mirada  vigilante que hace vibrar las paredes con imágenes tan sutiles como vigorosas e imperecederas. 

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. De nada, Casilda. Es un placer verte en El Calderón, donde nada pasa desapercibido y donde el silencio es sonoro.

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  2. Carmen Herrera de la Cal26/2/13 08:31

    Vivo en Palencia. Esta misma tarde iré a verla. Gracias, profesor, por dar a conocer en su blog lo que muchos deseamos descubrir.

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  3. Creo que compartimos el mismo aprecio e interés por la obra de Casilda. Esta mujer y su sensibilidad, carácter y perseverancia nos hace falta:

    http://elojoheterotopico.blogspot.com.es/2013/02/todas-las-hierbas-la-hierba-obra-de.html

    Te invito a pasar por mi blog. Un abrazo.

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  4. Excelente blog, Matias. Gracias por la información. Es cierto que el talento y la tenacidad de Casilda la han puesto en el mapa del arte. Un abrazo

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  5. Ya conozco a alguien que desconocía y que vale la pena: Casilda y parte de su obra. Ha valido la pena pasear por este espacio. Como siempre.

    Un abrazo, Fernando

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