Fue un encuentro fugaz, pero muy agradable. Hacía tiempo que deseaba conocer personalmente a Diego Fernández Magdaleno. Con frecuencia hemos compartido inquietudes, reflexiones y saberes en el campo, siempre imprevisible y enigmático, de la blogosfera. Sé bien de sus habilidades con el piano, que cultiva y enseña en el Conservatorio de Valladolid. También me consta su destreza con la pluma y su sensibilidad a la hora de transmitir las vivencias que le proyectan a un mundo que se complace con su presencia. Le sigo en Las palabras del agua, descubriendo - a través de sus mensajes - ideas, personas y experiencias, que en estos tiempos de zozobra reconfortan e invitan a la reflexión reposada.
Ocurrió en Medina de Rioseco, la villa donde reside. Me encontraba yo de visita rápida en la Ciudad de los Almirantes, a la búsqueda de un sitio adecuado en el que agasajar a unos colegas que, de paso por esta tierra, desean conocer la Castilla de la Tierra de Campos. Siempre me ha gustado pasear por esas pequeñas ciudades donde siempre aparecen detalles que nunca se habían visto por más que uno las haya recorrido múltiples veces. Los rincones, las plazas, los soportales, los comercios de antaño, las modernidades de hogaño, los gritos del vecindario al cabo de la calle, la familiaridad de quienes se conocen de toda la vida, el silencio y el ruido: todo se entrevera en estos espacios que, sin embargo, declinan ante la hegemonía de la gran ciudad y en los que el tiempo transcurre más lentamente que en aquélla. Espacios para el sosiego y para la mirada despierta. Espacios que no hay que olvidar.
Fue en ese entorno donde encontré de pronto a Diego, acompañado de su familia. No se limitó a saludarme, con la campechanía que le caracteriza. Me brindó por un momento su compañía y su charla, que sinceramente agradecí. Me sorprende que en tan poco tiempo, pues yo tampoco andaba sobrado de él, se pudieron hacer tantas cosas: visita a la casa familiar, de donde salí más que obsequiado con música y letra bajo el brazo, comentarios al cobijo de los soportales bellísimos de la villa terracampina, café acogedor y acompañado de repostería de la buena. Conversación abierta a todos los frentes posibles.
Apenas sobrepasó la media hora, mas fueron treinta minutos entrañables y recompensados. ¿Encuentro enriquecido por mor del conocimiento previo en el ciberespacio?. Sin duda. Pero también gratificado por esa sintonía que, surgida en la red, cobra fuerza y sinceridad cuando el trato personal logra, al fin, materializarse.
Es verdad que conseguir como bien dices materializar el trato con una persona a la que hablas y cuentas cosas desde la blogosfera, enriquece todavía más esa reflexión, opinión, critica o paisaje que cada día expresas en el blog.
ResponderEliminarYo he tenido la oportunidad de hacerlo esta semana pasada con josep estruel del blog de "VIVENCIES", su mujer y dos amigos que han estado por Ibiza y hemos aprovechado para conocernos mejor, pones voz a las palabras y refuerzas mucho más esa impresión que tenias, haciéndola más viva.
Mi enhorabuena por ese encuentro.
Un abrazo, didi.
Indudablemente que si, Fernando. Esos encuentros son muy enriquecedores, bienvenidos sean todos ellos si nos deparan...la oportunidad de conocer a un buen ser humano y a un amigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que lindo relato, me ha llevado a pensar en un encuentro casual contigo. A charlas y caminatas por lugares comunes descubriendo detalles a cada paso. Lástima que la distancia me traiga de nuevo a la realidad. Bueno, será cuestión de caminar juntos por este espacio virtual, y descubrir detalles uno del otro.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Beso
¡Qué suerte haberte encontrado con nuestro querido Diego! Sí, el ciberespacio une mucho y uno siente que nos conocemos de toda la vida. Por lo menos a mi me pasó cuando os conocí en la Olla. Creo que me sentí más próxima a todos vosotros que a muchos que conozco--desde hace mas de treinta años--de vista y una conversación casual de vez en cuando. Besotes, M.
ResponderEliminarRevivo contigo y tu experiencia la que tuve con M José, de Semillas.
ResponderEliminar¿Cómo puede ser el tiempo tan intenso, cuando es realmente tan breve?
Pienso que ya llevamos la amistad preconcebida, y eso facilita el encuentro.
Un abrazo y entrañable post.
Que agradable lo que expresas, tanto tu descripcion de lugares tan amenos como los que describes de esa bella España, ademas de compartir tus sentires con un amigo bloggero.
ResponderEliminarCariños
Es sin dudad una gozada conversar con Diego.
ResponderEliminarSaludos.
estoy contigo Fernando en que es enriquecedor conocer a la persona con la que mantienes una relación a distancia sin conocerla, se refuerza aún más y llegas a verla de otro modo, más personal. A mi como cuenta didi, me hubiese encantado conocer a Josep, pero estuve de viaje y no pudimos coincidir, me dio mucha pena no poderlo conocer, por eso entiendo la alegría que nos transmites, a mi me gustaría conocer también a la gente con la que trato. Un beso, Rachel
ResponderEliminarUn grato encuentro, sin duda. Es agradable conocer a las personas con las que hablas a menudo a través de la red, personas con las que coincides en ciertos criterios y en diversos intereses y a las que, según vas conociendo a tenor de lo que escriben, les vas tomando afecto. Con esas personas puedes, muchas veces, entablar una tertulia enriquecedora, lo que no siempre es fácil hacer con las personas que tenemos alrededor.
ResponderEliminarEspero poder charlar con los dos alguna vez en persona.
Fernando, me alegro de ese encuentro que, además de reflexiones parecidas y compartidas, te llevó a lo cotidiano, a lo real, a lo entrañable, a la vida misma. Me alegro, de que hayas compartido admás de todo eso, vuestra amistad aunque haya sido poco tiempo. ¡AY, como me gusta esa Castilla tan querida por los escritores de la generación del 27 e incluso la del 98... !¿ Sabes por qué Fernando?Porque ella, también tiene su personalidad, su duende y el saber de los hombres valientes que la habitan léase en los pueblos pequeños y agrícolas . Que tengas una estupenda semana...Un abrazo Angela
ResponderEliminarLa red nos permite conocer gente afín, con ideas y planteamientos que nos enriquecen. Si sabemos escoger lo que nos gusta se estrechan lazos de afecto. Un abrazo.
ResponderEliminarhola escritor,poeta y amigo!me alegro de tu encuentro y que lo hayas pasado tan bien..
ResponderEliminaruno encuentra en este camino gente muy valiosa...
besos.
silvia cloud
Gracias, querido Fernando, por los minutos del sábado y por esta entrada.
ResponderEliminarUn gran abrazo,
Diego
Es un placer conocer por fin personalmente a una persona con la que has tenido tanta afinidad, y como lo cuentas tú muy emotivo y delicado. A veces pienso que un día todos los que relacionamos por este medio nos encontramos en algún sitio y nos conocemos personalmente y encontramos todas las coincidencias que hemos cultivado en la blogosfera. Quizás algún día. Algún día te diré qué tengo yo que ver con Valladolid. Ya sabes, la teoría de los seis pasos de separación. Quizás tú hayas recibido clases de un tío o una tía mía.
ResponderEliminarME ALEGRO POR TI DE QUE SE CONOCIERAN Y QUE COMPARTIERAN
ResponderEliminarTE DEJO UN ABRASITO BUENAS NOCHES
Me alegro de que os hayais conocido, es bonito, y al final, parece que el ciberespacio, o los blogs, si que hacen amigos.
ResponderEliminarUn beso
Para que luego digan que estas "modernidades" son frías...
ResponderEliminarSaludos y salud
Qué bonito encuentro y me alegro por los dos. Sueño con lo mismo pero, encontrarme con todos los que me he encariñado sinceramente, uno de ellos, contigo.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué grato encuentro!
ResponderEliminarCuantas veces me pregunto querido Fernando: ¿Sería bonito poder charlar como se dice " de tu a tu" con los amigos del ciberespacio?
ResponderEliminarQuizá algún día...
Un beso.
¿y dices que te dio pastelillos? :D
ResponderEliminar¡Qué nivelazo hubo en ese fortuito encuentro! Soy seguidor de ambos blogs, en los que a parte de aprender, disfruto con el uso tan cuidadoso del idioma que ambos hacéis. Como periodista y plumilla, me es de gran ayuda.
ResponderEliminarSaludos