20 de abril de 2008

En Paraguay comienza a despejarse una espesa niebla de sesenta años

Durante décadas hemos tenido en Europa la sensación de que Paraguay era un país sórdido y remoto, sumido en el abandono y en la miseria, asolado por una dictadura miserable en la que un tal Stroessner se perpetuaría sin que el final del túnel pudiera ser divisado. Luego supimos que ese siniestro personaje se exilió en 1989 y acabó, al fin y para siempre, entre los jacarandás que adornan las inmensas avenidas de Brasilia. Seguimos viendo, sin embargo, a esa tierra mesopotámica gobernada por gentes corruptas, de las que nunca quisimos enterarnos ni de sus nombres ni de lo que decían porque, con las manos sucias y escondidas en sus coimas, nunca tenían nada que decir. Todos eran iguales, todos se repetían, todos abrazaban las mismas prácticas de cohecho y fraude toleradas por su banda a la que llamaban Partido Colorado o algo por el estilo, qué mas da...... Pasó el tiempo en Paraguay pero el tiempo no se detuvo, porque no podía detenerse y porque los paraguayos, hartos y avergonzados, estaban a punto de decir: ¡Basta ya, hasta aquí hemos llegado!. Una tal Blanca Ovelar o algo así acaba de hacer en la prensa española unas declaraciones indecentes y que insultan la inteligencia de cualquiera. Presume de ser mujer y aguerrida luchadora contra no se sabe qué porque tampoco lo dice. Pesebrea en el Partido Colorado y concurre a las elecciones para salvar la cara de tanta inmundicia política como la que han labrado durante más de sesenta años sus predecesores, a los que jamás critica porque mancuerna con ellos, pero...... ¿quien la pudiera creer, cuando ningún rubor asalta sus mejillas ante tanto fingimiento?
En lontananza y cada vez más cerca se dibuja la silueta y emerge el mensaje, fuerte y convincente, de Fernando Lugo. No hay color frente al Partido Colorado. Hay honestidad y ganas de librarse de un legado de miseria y corrupción que se cuenta entre los más ignominiosos de la América Latina. Es la esperanza y muchos creemos en ella. Suerte al Paraguay en este día, en el que puede, al fin, recuperar su dignidad.

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