Hay planteado en la Comunidad Autónoma española de Castilla y León un debate cuya importancia trasciende el estricto marco regional. La tensión ha vuelto de nuevo a aflorar, y de qué manera, con motivo de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia ( de 2 de Abril de 2008) que ha anulado el decreto del Gobierno autónomo por el que se permitía la construcción de una estación de esquí de tipo alpino en el paraje de San Glorio, inserto en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre- Montaña Palentina. La decisión de la Junta forma parte de una serie, ya bastante dilatada, de permisos, tolerancias y medidas encaminadas a anteponer a toda costa la alteración de los equilibrios ambientales en áreas de especial calidad paisajística, amparadas por la Ley y por los protocolos internacionales sobre la conservación de los ecosistemas con valores ecológicos reconocidos, a la salvaguarda de los equilibrios que dan precisamente a esos espacios su prestigio ambientalmente merecido.
Frente a la despoblación, frente al abandono y a la falta de horizontes la estrategia consiste en algo tan elemental como poner a disposición de grandes proyectos de inversión inmobiliaria no los lugares en que los impactos provocados pudieran ser menos lesivos, sino lo mejor del territorio, lo más valioso naturalmente y, por ende, lo más apetecido. Así se ha hecho al aprobar operaciones de gran impacto y rentabilidad edificatoria como la llamada Ciudad del Medio Ambiente en Garray (Soria), en la zona pinariega de Las Navas del Marqués (Avila), en el municipio de Villanueva de Gómez, también en la provincia abulense, o frenando en seco la declaración de Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, uno de los pocos espacios que mantienen sus rasgos naturales más valiosos en la vertiente Norte de la Cordillera Central. El dilema se plantea, pues, en términos de drástica disyuntiva: o se aprovecha sin miramientos lo mejor que se tiene desde el punto de vista ambiental o la crisis hará mella en las sociedades afectadas, dando lugar al empobrecimiento y a la despoblación.
No hay posturas intermedias o transaccionales: o todo o nada. Y a esa cantinela se apunta el coro mediático que, en tono ofensivo – “¡Quién fuera oso!”, ha llegado a decir un periodista sin ningún rubor – atizan con tanta virulencia como superficialidad a quien osa cuestionar los términos, no exentos de demagogia, con que esta estrategia se plantea. Bastaría con esgrimir los argumentos que intencionadamente se soslayan: que la sentencia de San Glorio ha sido emitida por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad en aplicación de la Ley sobre Protección del paisaje vigente en España, que respeta y se atiene a lo contemplado en el Art. 16.15 del Estatuto de Autonomía("el derecho a vivir en un medio ambiente ecológicamente equilibrado y saludable, impulsando la compatibilidad entre la actividad económica y la calidad ambiental con el fin de contribuir a un desarrollo sostenible"), que las perspectivas de los deportes de invierno se ven hace tiempo condicionadas por reducciones significativas de la innivación (lo que obliga a recurrir a la costosísima nieve artificial) y que las experiencias de aprovechamiento y puesta en valor de los paisajes naturales de especial valor arrojan lecciones muy ilustrativas en Europa y en Estados Unidos sobre las posibilidades de uso de dichos espacios sin poner en peligro – y además irreversible-los valores que encierran y que son la base precisamente de su personalidad.
Y no está tampoco de más recordar la puesta en entredicho por parte de la sentencia del modo como está concebida y diseñada la estación de esquí prevista, precisamente por contravenir el Plan de Ordenación aprobado por la Junta en 1998 , que expresamente prohibía la instalación de una estación de esquí de tipo alpino. Sin embargo, ocho después, en 2006 se efectuó una reforma del PORN que sí la permitía, y que la Sentencia declara nula de pleno derecho, sobre la base de argumentos técnicos y científicos aportados por los recurrentes. El debate, amigos, y de cara al futuro, no ha hecho más que comenzar. Todo un modelo de desarrollo estratégico está cuestionado.
Es vergonzosa la postura de las autoridades políticas en lo que respecta a temas de organización territorial. Se saltan las normas, se rigen por el principio del dinero rapido, seguro y fácil, pero no contemplan en sus proyectos los impactos ecológicos ni humanos que, estrategias como éstas, acarrean tras de si. Lamentablemente, este tipo de clase política no sólo habita en la meseta central...
ResponderEliminarNo se entiende la postura de la Junta de Castilla y León, y menos ahora que la nieve no está garantizada.
ResponderEliminarEs necesario que se valore el medio ambiente y que se defienda el turismo sostenible y no esta locura de dinero fácil defendida por las autoridades.
Las administraciones públicas sólo quieren dinero fácil...pero no valoran las consecuencias que sus decisiones tendrán en el futuro
ResponderEliminarTe aconsejo que eches un vistazo al blog de Pedro Vicente en El Norte de Castilla. Dice cosas muy sabrosas de la peculiar politica de Medio Ambiente y Ordenación del territorio que lleva a cabo la Junta y la consejera de la cosa que se llama Ruiz y que es de lo más lamentable. Dicen que protegen, pero cuando llega el pelotazo donde dije digo digo diego. Y a cambiar el plan que para eso manda quien manda. Y mientras tanto la oposición como si oye llover
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