Hace años Gabriel García Márquez escribió en la prensa un artículo que hoy merece ser recordado. Comentaba con su expresividad habitual la sensación que tuvo cuando, al entrar en una tienda de música en la ciudad de Los Ángeles, oyó una melodía que de inmediato le cautivó. “Sentí encontrarme en el cielo, transportado a espacios nunca sentidos”: de este modo tan gráfico explicó el escritor colombiano su estado de ánimo al verse envuelto por las notas de una composición musical de Joseph Haydn. No mencionaba de qué obra se trataba, pero sí se le hacia familiar el inconfundible estilo de ese genio de la música, fallecido el último día de Mayo de 1809. Poco importa la composición de que se tratase, aunque me atrevería a afirmar que quizá los sonidos percibidos emitieran notas tan bellas como las que adornan cualquiera de sus Sinfonías, de sus Cuartetos, de sus Conciertos para piano o para trompeta, de las arias de sus óperas o alguna de las piezas que proporcionan esa fuerza inmensa al oratorio de La Creación , con fundamento considerada como una de las realizaciones más impresionantes y hermosas de la historia de la música.
Recordar a Haydn en el bicentenario de su muerte supone algo más que expresar la admiración por su talento y subrayar la vigencia inalterable de una música realizada en la segunda mitad del siglo XVIII, en la que coinciden genios que han de marcar con poderosa huella la evolución de la cultura musical hasta nuestros días. La obra de Haydn nos sitúa en la perspectiva de la profunda transformación instrumental que experimenta la música de la mano de los dos grandes maestros que desde Austria contribuyeron en mayor medida a engrandecer el periodo clasicista, abriéndolo a la modernidad del Ochocientos. A él le corresponde el mérito de la consagración de la Sinfonía y de la música de cámara como dos formas singulares de expresión que dieron lugar a movimientos de renovación que cobrarían en Mozart su plasmación más sobresaliente, enriquecida en éste además por la brillantez de sus óperas.
La relación entre ambos, estrecha y fecunda, cimenta las bases de una etapa cumbre a la que más tarde aludiría Johannes Brahms, cuando se consideró heredero del legado transmitido por ambos genios a los que Viena y Salzburgo han dedicado sendos museos que resumen muy bien el particular entorno en que se desenvolvieron. Escuchar a Joseph Haydn nos sitúa en una época y en un espacio que identifica a los europeos con lo mejor de su tradición cultural. Pues, ¿hay alguien que no se emocione al oir interpretar el “Von deiner Güt’, o Herr und Gott” de La Creación o descubrir, entre otras maravillas, la belleza del Cuarteto Emperador Op. 76, en cuyo segundo movimiento se inspiró el himno oficial de la República Federal Alemana?
Disfrútenlos
Gracias de corazón me encanta, es un privilegio poder escuchar estas grandes obras de arte.
ResponderEliminarPor cierto comenté en un post que el concierto que dieron en la primera cadena fue magnifico y creo que te gustó a ti también, pues se vende el dvd, por si te interesa tenerlo.
Un abrazo amigo, didi.
Dejaré esta entrada para cuando tenga un rato tranquilo, con prisas y estreses no se puede disfrutar...
ResponderEliminarUn abrazo y gracias
Claro que lo disfrutamos!!!!!
ResponderEliminarQue belleza, fui criada entre melodías tales y tengo dos hijos escuchas de las mismas.
Lo mal llamado musica "culta", en realidad es hermosos sonidos del universo que suaves Maestros los plasmaron en pentagramas para que todos las podamos disfrutar.
Tengo una petit coleccion pero el pc me ha permitido escuchar todo lo que me agrada, no es lo mismo pero debemos de agradecer la oportunidad que se tiene.
Mi hijo mayor compro una coleccion ingualable y me va prestando los cd para escucharlos, me gusta hacerlo en tardes de verano y durante el otoño e invierno.
No te niego que la musica clásica me llega más que la de cámara que a veces no la entiende mi espíritu, tal vez sea que fui bailarina hasta mi adolescencia en el Soodre, y soy mas sensible a cierta melodías.
Gracias por o que has entregado.
Cariños
hola escritor,poeta y amigo!
ResponderEliminares un lujo visitarte...nos reconforta el corazón ...
esta música es maravillosa..
gracias por compartir.abrazote!!!
silvia cloud
Ya lo creo que los he disfrutado, querido amigo!
ResponderEliminarEsto es maravilloso.
Fantastica entrada; aunque si te soy sincero, no puedo ocultar mi devoción por Mozart, Bach y Schubert (bueno, solo por citar tres, porque hay tantos y tantos, y ademas son tan extraordinarios, que es muy dificil decidirse)
Un abrazo y...¡feliz fin de semana...!
Hola Fernando, sobre el post último publicado en mi blog te respondo.
ResponderEliminarUn abrazo, didi.
Fernando ¡Gracias ¡Gracias!
ResponderEliminarNos has acercado la música con Mayúsculas.
Hoy es un bonito Domingo para deleitarse con esta maravillosa música.
Sigo visitándote.
Gracias por tus visitas a mi blog, me haces muy feliz.
A mi solo se me ocurre una palabra para describir lo que siento escuchando a Haydn. Paz.
ResponderEliminarAhora agradezco lo pesada que era la profesora de musica de mi colegio con que escucháramos a los que por entonces nos parecían unos señores con pelucas que hacian musica para viejos. En fin, con 11 o 12 años, tampoco daba para mas.
Pronto iré por Valladolid, asi que espero que me recomiendes buenos lugares para visitar o incluso quien sabe, hacer de guia turístico, jeje.
Saludos y suerte al Valladolid que hoy se juega mucho.
Fernando qué forma tan maravillosa de comenzar un domingo..escuchando a Haydn!
ResponderEliminarvengo a visitarte y a leerte, cuántas entradas has hecho esta semana! ;)
gracias por regalarnos esta música
un beso y hasta pronto
Lo que le sucedió al bueno de Gabo parece un caso claro de "Síndrome de Stendhal", lo que no es nada raro, pues dicen que se manifiesta con más intensidad en las personas que gozan de gran sensibilidad al arte ...
ResponderEliminarY gracias a él y a ti, voy a gozar de ésas notas de Haydn que comiendas !!!
Estos conciertos ¡no me los pierdo! Volveré con calma. Muy erudito tu post. Besotes, M.
ResponderEliminarLa foto de la tormenta, ¡preciosa! Besotes de nuevo, M.
ResponderEliminarNo tengo altavoces en este ordenador que he tomado para visitarte en un hueco de horario, pero conozco bien a Haydn, y su Creación es una maravilla del espíritu humano, una de esas pocas cumbres en las que el ser humano se levanta por encima de sí mismo para rozar lo divino, y no lo digo por el tema que subyace a la música, sino por la altura alcanzada en la expresión.
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