Como no sobran las referencias en ese mundo de la política tan lleno hoy de turbulencias y decepciones justo es reconocer a quienes lo dignifican. Y lo hizo con creces Jordi Solé Tura, hoy fallecido. Fue un hombre inteligente, sensible, trabajador, riguroso, y ante todo muy honesto, un digno representante de ese espacio de creatividad politica que significó Catalunya en los años sesenta y setenta, años de grandes incertidumbres pero también de ilusionadas esperanzas, adobadas por la juventud que entonces teníamos. Político de otro tiempo, sus cualidades cobran fuerza en tiempos donde personas como él se muestran excepcionales. De origen humilde, personificó admirablemente el esfuerzo de cuantos en la “larga noche de piedra” (Castelao) de la dictadura franquista se empeñaron por fortalecer su formación y asumir, con el mejor de los bagajes intelectuales, el compromiso de lucha por las libertades en España, que tanto deben a quienes siempre, como es su caso, estuvieron dispuestos a sacrificar los mejores años de su vida por la democracia y la defensa de los derechos humanos.
Experto constitucionalista, abrió su pensamiento a las corrientes innovadoras de la conciencia crítica que propugnaba avanzar hacia el socialismo en un mundo de libertades garantizadas. En cierto modo, simbolizó la trayectoria de una buena parte de la izquierda en España. Representó al Partido Comunista en la Ponencia Constitucional , y las crónicas señalan lo mucho que contribuyó a resolver los momentos difíciles que entorpecían la búsqueda del consenso en un pais que hasta entonces había ignorado o despreciado esa palabra. No fue inmune a la crisis de su partido originario cuando el rodaje de la democracia y las insuficiencias de su capacidad representativa de la sociedad pusieron al descubierto sus contradicciones y carencias soterradas. Se sintió más cómodo en las filas del Partido socialista, que le llevó a ser ministro de cultura hasta que su carrera política quedó, al fin, desvanecida.
Pero nada nos hará olvidar sus momentos más fecundos, que son los que realmente le enaltecen, como uno de los artífices de la Constitución Española , la fortaleza de su pensamiento, su compromiso con los desfavorecidos, la bondad de su persona y el mensaje motivador que solía transmitir cuando se le planteaba una cuestión espinosa y complicada, que lograba resolver con voz pausada, mirada inteligente y sonrisa conciliadora, siempre con la mano tendida. ¿Cómo no resaltar en este ciberespacio sin restricciones la figura de Jordi Solé Tura, al que tanto debe el sentido y la dimensión de la convivencia entre los españoles?
No uno de los artífices, en esto discrepo fué EL artífice, cuando todos se iban a descansar el todavía tenía un rato para seguir trabajando en el borrado inicial, incansable, decía que le tocaba a él poner el cien por cien por ser experto en la materia.
ResponderEliminarDisfrutaremos de su recuerdo con Raimon y continuaremos diciendo NO a mogollón de cosas.
Descanse en paz.
ResponderEliminarAbrazos,
Diego
Lo he oido esta mañana por la radio, Bono interrumpió la sesión (precisamente celebrando el cumpleaños de la Constitución), y lo recordó, como uno de los "padres" de la Constitución. Fué un buen político. Un beso
ResponderEliminarUn español digno de tenerle en el recuerdo. Le debemos mucho, pero mucho a este hombre que tiene en su haber ni más ni menos que el ser padre de nuestra carta magna. Descanse en paz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es curioso como Suarez, Solé Tura (que en paz descanse) y ahora Maragall sufren o ha sufrido de Alzheimer... Excelente tu post sobre Solé Tura. No le conocí mucho como político porque esos años me pillaron fuera de España. Besotes, M.
ResponderEliminarGran perdida, uno de los padres de la constitución.
ResponderEliminarEstamos todos de luto.
Un abrazo.
Lo que importa no es el envoltorio, sino lo que se esconde dentro y se ve que este hombre era un regalo de los buenos.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Fernando.
ResponderEliminarEstaba buscando su pasado en el exilio, por los años 50, y creía que él dirigia la radio Estación Pierenaica desde Rumania,en tiempos de La Pasionaria, Carrillo, y Lopez Raimundo, que este último creo que si que estaba.
El resto de su vida política me sumo a lo que habeis dicho todos.
Basta ya de tutela odiosa,
que la igualdad ley ha de ser,
no más deberes sin derechos,
ningún derecho sin deber.
Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la internacional.
El género humano es la Internacional, o cuando menos debería de serlo.
Junto a Raimon, yo también pondría a Paco Ibañez.
"La poesia es un arma...."
Aun la tendríamos que seguir cantando.
Un saludo.