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Con razón se afirma que la democracia adquiere a nivel local su grado de expresión más claro y convincente. Los ciudadanos perciben a los Ayuntamientos como las instituciones más cercanas, más ligadas a sus intereses, las que les atienden – o debieran atenderlos – en algo tan fundamental como es la calidad de la vida cotidiana. Por esa razón no carece de importancia la celebración del trigésimo aniversario de las elecciones que dieron lugar a las primeras Corporaciones Municipales Democráticas tras la “larga noche de piedra” como definió el insigne poeta gallego Celso Emilio Ferreiro a la dictadura franquista.
Recuerdo perfectamente el ambiente de entusiasmo con que la sociedad española tomó parte en aquel acontecimiento, acudiendo a las urnas un brumoso sábado del 3 de Abril de 1979. Las calles estaban repletas de cartelería de todos los colores y rostros que uno quepa imaginar. Los slógans incitaban a la broma y favorecían los comentarios en pro y contra de una ristra de candidatos, donde lo más llamativo era la contraposición entre el discurso suficiente y engolado del candidato que trataba de mantener las esencias y el momio de los que hasta entonces habían ocupado la poltrona municipal y los nuevos políticos que se incorporaban a las lides democráticas con enorme bisoñez y no sin cierto pudor, sin creerse mucho todavía que aquellos edificios solemnes que durante tantos años les habían resultado inaccesibles y cerrados iban, al fin, a abrir sus puertas a los vientos entusiastas, renovados y críticos de la calle.
Y ocurrió. Vaya si ocurrió. Si las elecciones municipales de 1931 arrumbaron una Monarquía insostenible para impulsar la llegada entusiasta de la Segunda República , las de 1979 sirvieron para afianzar la idea de que la democracia se iba consolidando y que los pasos hacia la normalización de la vida política eran firmes y seguros, conscientes de que la cultura del pacto que se inició para configurar las mayorías en muchísimos Ayuntamientos ponía a prueba la solidez de las convicciones y la seguridad de que sólo así se podría afianzar el espacio público de libertad. Ese espacio que, por fortuna, logró sobrevivir y fortalecerse tras la asonada militar del 23 de Febrero de 1981, cuando los estertores de la política vieja y represiva auspiciada por el dictador durante cuarenta años quedaron barridos para siempre.
Optimismo, confianza e ilusión. Tales eran los ingredientes con que nacieron los nuevos Ayuntamientos en España hace treinta años. No es fácil hacer una valoración de lo que significó la democratización en un conjunto tan numeroso y heterogéneo. Mas de lo que no cabe duda es de que en sus inicios la andadura municipal estuvo marcada por el esfuerzo, por el afán de renovación y mejora de los servicios públicos, por la modernización de la administración local y por una ejecutoria regida por los principios de la honradez en la gestión de lo público. Se entendió con claridad que una nueva etapa empezaba y que las prácticas heredadas de un régimen liberticida y corrupto debían ser sustituidas por la transparencia, el contacto con la sociedad, la protección del patrimonio hasta entonces maltratado y la participación ciudadana. Sí, defiendo el recuerdo de aquella época y de aquellas primeras administraciones municipales, aunque tampoco ignore los errores cometidos, de los que con mucha frecuencia se pedían disculpas.
Sin embargo, creo que la evolución ulterior del municipalismo en España deja mucho que desear. A mi juicio, la década de los noventa supone un momento de inflexión en esa imagen valorativa con la que cabe interpretar la experiencia comenzada en 1979. Tantas cosas han cambiado, tantos hábitos y actitudes han sufrido el deterioro del tiempo y del propio empobrecimiento de la democracia, que cuando se analiza el tema las luces iniciales se difuminan ante las sombras que posteriormente dominan el horizonte, y de las que hablaré en otra ocasión.
Fernando te deseo un feliz viaje y que te empapes de esa zona de Euroapa tan atrayente como hermosa por toda la historia que ha vivido.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, Se han marcado objetivos recaudatorios muchas veces para sus fines y las de sus allegados... Fernando, estoy muy desilusionada con nuestros políticos donde sólo están al servicio de si mismos y de sus intereses sobre todo donde el aire no se renueva desde hace muchos años... Está enquistados como una lacra deshhonesta...y,que merma día a día la ilusión de sus gobernados.Un abrazo.Angela
Querido Fernando: Toda aquella ilusión que vivimos se va apagando con tantos escándalos, es verdad que no todos son así pero duele ese aprovechamiento en beneficio de unos pocos.
ResponderEliminarDisfruta de tu viaje a Viena, después nos lo cuentas así nosotros también habremos estado ahí.
Feliz viaje.
Un besico.
Feernando: ¡qué días aquellos! Los recuerdo como si hubiera sucedido ayer mismo.
ResponderEliminarTuve la suerte de formar parte de una de aquellas primeras listas de candidatos en aquellas elecciones municipales. Estuve 8 años en el Ayuntamiento y los recuerdo con nostalgia. Éramos tan jóvenes, tan ilusos y tan inexperto e hicimos grandes cosas, para un pueblo de poco más de 2000 habitantes. Piscinas, guardería, arreglar la escuela que tenía aluminosis...
La víspera, los antiguos momios, se pasaron horas quemando papeles, los tiraban desde arriba del ayuntamiento hasta un patio vallado pero alguno voló con la brisa, alguno hubo.
Recuerdo que era la única fémina en aquel entonces y mi madre casi se muere cuando se enteró. Recuerdo el primer mitting y recuerdo que después de perder a mi primer hijo en 1977 y de intentar en vano quedarnos embarazados, finalmente ocurrió con las elecciones. Nuestra hija mayor nació el 2 de enero de 1980. Y casi inmediatamente llego la segunda: el 11 de septiembre de 1981.
Confeccionamos a mano las pancartas y los carteles eran para verlos.
Después llegarían los problemas, las decepciones, los tránsfugas, los aprovechados, los chanchullos, en fin.
Lo más gracioso fue que, cuando tomamos posesión encontramos una carpeta con el rótulo: Jefatura local del Movimiento o algo así. Miré a ver si descubría allí la quintaesencia del franquismo y ¡no había nada!
Te deseo un feliz viaje.
holis poeta ,escritor y amigo!
ResponderEliminarte deseo un muy placentero viaje...y atu vuelta unos cuantos post.sobre ello...
los políticos en todos los países desilusionan un poco...
besotes y abrazos
silvia cloud
En Madrid se hizo alcalde un hombre que fue el mejor (más que Carlos III, a pesar de lo que digan algunos). Tierno le dio a Madrid cultura, instalaciones sociales a los barrios, casas sólidas a los que vivían en infraviviendas, alegría a los ciudadanos.
ResponderEliminarHoy su obra se ha desbaratado. Lo que hizo Tierno se diluye en humos, atascos, calzadas levantadas y una enorme deuda que no se ha contraído para aumentar el bienestar de los ciudadanos. Ni mucho menos.
De aquel optimismo, confianza e ilusión con los que votamos aquí en Madrid, para tener un ayuntamiento del pueblo, hemos llegado a los 7.000 millones de deuda que ha conseguido Gallardón, todo un "campeón" del despilfarro, que ahora está intentando recuperar a costa de los madrileños, acosandonos a multas e impuestos que se ha sacado de la manga, mientras el va en coche blindado y con escolta, aparca donde quiere y no le multan, y le tiran la basura, no tiene que reciclar. Espero que lo pases muy bien en Viena. Un beso
ResponderEliminarJovar que si me acuerdo, Fernando, como que algún día también yo haré mi artículo sobre ello, que alguna vivencia tuve y todavía recuerdo.
ResponderEliminarPero será en otro momento. Ahora sólo saludarte y desearte disfrutar en tu viaje. Hasta la vuelta.
Saludos cordiales.
Gracias amigo: Queria haber publicado algo sobre este aniversario tan significativo para mi, pero es tan buena esta semblanza que invito desde mi blog y facebook a que te visiten.
ResponderEliminarUn abrazo Fernando y que sea fractifero ese viaje.
Aquellas elecciones fue la primera vez que yo voté, recién estrenada la mayoría de edad. No puedo acordarme a quién voté, la verdad. Pero hoy, que sí que voto, me asaltan dudas a la hora de ir a las urnas. Es que los políticos me han decepcionado.
ResponderEliminarUn saludo
Feliz viaje, querido Fernando.
ResponderEliminarAbrazos,
Diego
Te deseo un feliz viaje, disfrútalo mucho, aquí esperamos a que nos lo cuentes todo jeje. En cuanto a la política, estoy bastante desilusionada en general.
ResponderEliminarBesos,
Rachel
Tienes razón en que los noventa fue un punto de inflexión en la política local. Aquí en Murcia se destapó la corrupción socialista, que entonces escandalizaba tanto y que resultó ser un juego de niños comparada con la estudiada y generalizada corrupción de la derecha de ahí en adelante. Ganaron los conservadores y se perdió alegría y democracia. Hoy tenemos un ayuntamiento casi franquista y total opus. La corrupción que ha habido durante todos estos años está empezando a salir ahora, con el fin de las inmobiliarias. Espero que cambien las cosas.
ResponderEliminarTe deseo un feliz viaje, que veas muchas cosas y las disfrutes, para luego contárnoslas. Un abrazo.
¡Pasalo bien y luego cuentanos¡
ResponderEliminarsaludos
Me han gustado mucho los comentarios de ANTONIA P. y de CECILIA la primera por ser la que tuvo experiencia directa, ilusionada en un nuevo devenir político y la segunda por mencionar a Tierno Galván un alcalde maravilloso. Ahora, con los años, vemos cómo la ilusión y buen hacer de los primeros se ha ido al garete debido a la codicia y corrupción de muchos. Una pena.
ResponderEliminarQue disfrutes de Viena, querido Fernando. Muchos besotes, M.
Precisa e interesante descripción de lo que fueron estos 30 años de Ayuntamientos democráticos en este País...
ResponderEliminarFeliz viaje, Fernando, te esperamos.
Un beso.
heyyyy, tu cabecera parece sacada de uno de los bosques de mi pueblo. Feliz viaje!!!
ResponderEliminarMe ha encantado tu artículo Fernando, me he inspirado en él para escribir un post en el mío, puesto que no tengo la visión histórica que tú tienes.
ResponderEliminarGracias y un abrazo desde La Rioja