18 de mayo de 2013

Mensajes en la calle (42): la cultura que se extingue


Cierra el Museo de la Radio en Tordesillas (Valladolid) 


¿Cuántas manifestaciones culturales sobrevivirán a la catástrofe? ¿Qué será de buena parte de esas infraestructuras,  dotaciones, obras y demás elementos físicos que han visto la luz cuando todo prometía buena ventura y satisfacciones sin cuento y de porvenir asegurado? Al observar la lista  de cuanto se ha puesto en pie con tal fin en España desde los años noventa hasta prácticamente antes de ayer, cuando han comenzado a tocar a rebato los tambores demoledores de la crisis que no cesa, nos damos cuenta de hasta qué punto  la creatividad y la capacidad de iniciativa se han desplegado profusamente hasta cristalizar en uno de los inventarios más nutridos de cuantos se tiene noticia en la Vieja Europa. De todo hay sin duda: realizaciones excelentes, iniciativas mediocres, propuestas prescindibles. Soy, sin embargo, de la opinión que la perspectiva de poder elegir en un frente tan amplio incrementa las posibilidades de enriquecimiento cultural y personal, de modo que más pronto que tarde los criterios de calidad acabarán prevaleciendo sobre la cantidad hasta dibujar, a la postre, un panorama en el que sólo cobre vida y justificación aquello que realmente merece la atención y el interés de ser conocido y valorado. Y no siempre lo grande lo es: hay manifestaciones de pequeño tamaño, obras modestas que encierran lecciones de excelencia, buen gusto y mejor hacer. 


Al menos así ha de ser en teoría, habida cuenta de que la mayoría de los proyectos puestos en marcha se han amparado en ayudas públicas sin las cuales difícilmente hubieran visto la luz. De ellas depende también su mantenimiento, su continuidad, su presencia en los catálogos y en las sugerencias que invitan al conocimiento de lo que no se conoce. Cuando las aportaciones de los fondos públicos declinan, los horizontes se cierran para muchos de ellos e incluso amenazan o culminan con su desaparición. Es lo que ha sucedido con el hecho que justifica esta entrada. Paseando por Tordesillas, mi pueblo adoptivo, me he encontrado con la noticia de que cierra el Museo de la Radio, tan ayudado y que tanto prometía. Ni siquiera les ha dado tiempo a corregir la errata ortográfica del cartel. 

Es en este contexto en el que ha de imponerse el despliegue de una verdadera estrategia cultural, que pase de la prodigalidad de antaño a la adopción de criterios que garanticen la preservación de aquellas muestras de la acción cultural que verdaderamente merecen ser respaldadas, sobre la base de su calidad, de su utilidad formativa, de su pertinencia como fundamento de una voluntad decidida de apoyo al patrimonio cultural. Y ha de ser así porque la cultura no puede sobrevivir en un panorama de mercantilización pura y dura: necesita el respaldo institucional, serio y responsable, no dominado por los grupos de presión o por la concepción populista o populachera de la cultura. Se trata de un contexto renovado, en el que, como en tantas otras cosas, va a quedar en evidencia la categoría política de los responsables públicos y su voluntad para asegurar la pervivencia de una cultura de calidad que nunca podrá ser objeto de negocio o de satisfacción de intereses extraculturales.  

1 comentario:

  1. De acuerdo al 100%, como supongo que la mayoría de quienes lo lean. Salud(os).

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