22 de abril de 2013

Dia del Libro. Un homenaje permanente a la obra de Miguel de Cervantes



El 22 de Abril de 1616 falleció en Madrid uno de los más eminentes genios de la historia de la Literatura. Nacido en Alcalá de Henares (Madrid) en 1547, Miguel de Cervantes Saavedra vivió en Valladolid durante los años 1605, cuando vio la luz la primera edición de El Quijote, y 1606. La conmemoración de su muerte, que coincide con el homenaje internacional al Libro, brinda una excelente oportunidad para recordar al autor y a su obra. He seleccionado este párrafo correspondiente al Capitulo XVIII, donde, con gran sentido del humor, agudeza e ingenio, describe las cualidades de la que para él era la primera de las ciencias, la síntesis de todas: la de la Caballería Andante. Una prueba, entre otras muchas, de la calidad de esta obra inmortal:
“— Paréceme que vuesa merced ha cursado las escuelas: ¿qué ciencias ha oído?

La de la caballería andante —respondió don Quijote—, que es tan buena como la de la poesía, y aun dos deditos más.

—No sé qué ciencia sea esa —replicó don Lorenzo , y hasta ahora no ha llegado a mi noticia.

—Es una ciencia —replicó don Quijote— que encierra en sí todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser jurisperito y saber las leyes de la justicia distributiva y comutativa, para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene; ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa clara y distintamente adondequiera que le fuere pedido; ha de ser médico, y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien se las cure; ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuantas horas son pasadas de la noche y en qué parte y en qué clima del mundo se halla; ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas, y, dejando aparte que ha de estar adornado de todas las virtudes teologales y cardinales, decendiendo a otras menudencias, digo que ha de saber nadar como dicen que nadaba el peje Nicolás o Nicolao; ha de saber herrar un caballo y aderezar la silla y el freno, y, volviendo a lo de arriba, ha de guardar la fe a Dios y a su dama; ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos y, finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla. 

De todas estas grandes y mínimas partes se compone un buen caballero andante, porque vea vuesa merced, señor don Lorenzo, si es ciencia mocosa lo que aprende el caballero que la estudia y la profesa, y si se puede igualar a las más estiradas que en los ginasios y escuelas se enseñan".



14 de abril de 2013

Cuando las paredes sirven para vencer al olvido: el mural sobre "La Alegría de la República"





Dibujar un inmenso mural unificado por las múltiples evocaciones que suscita la bandera tricolor supone, desde la perspectiva de quien lo hace y de quienes lo admiran, el reconocimiento de que los valores republicanos significan algo que no debe quedar relegado al olvido. Más allá de lo que representó la efímera experiencia republicana española, proclamada hace 82 años, es evidente que el espacio público cobra vida y se enriquece cuando el espíritu reivindicativo de los promotores de la idea y el talento del artista que lo plasma en la pared manifiestan que el ideario construido sobre las ideas de libertad, solidaridad e igualdad no solo sigue teniendo pleno sentido sino que su reclamación es más necesaria que nunca en estos tiempos de expolio frenético de lo público y de desmoche implacable de lo que más dignifica al ser humano que es su derecho a ser reconocido como sujeto de los derechos que tanto ha costado conquistar.




Concebido y diseñado por Manuel Sierra, ese pintor leonés-vallisoletano, de cuya amistad me honro y que siempre se ha mostrado tan brillante como batallador y coherente, sin concesión alguna a la banalidad y a la estética huera, el mural ha sufrido, está sufriendo, la inquina de los miserables que lo borran o denigran porque nunca serán capaces de entender el valor de la cultura y de la libertad. Aunque desaparezca, pues han intentado que desapareciera, el dibujo sobrevivirá en la imagen gráfica preservada.



Será también una referencia poderosa e inolvidable en la imaginería de la ciudad de Valladolid, porque, ocurra lo que ocurra, siempre estará presente en el recuerdo el día en el que la pared de la calle Juan de Mambrilla apareció de pronto embellecida por los colores y los símbolos que propugnan una vida mejor y que al tiempo sirven para que no queden sumidos en el olvido a cuantos los defendieron, particularmente en ese mundo tan maltratado de la enseñanza en libertad. Quizá no lo entiendan todavía las monjas, de origen latinoamericano, que pasan de largo; pero el joven que, sentado en el banco, contempla la paloma de la paz, vecina del barco palestino, no tardará en percatarse de que algo más que vivo colorido anida en ese mensaje, henchido de símbolos merecedores del máximo reconocimiento, de la más sensible de las atenciones.


Lamentablemente, no lo ha entendido así el actual gobierno municipal. Lejos de considerarlo como una iniciativa artística, embellecedora del paisaje urbano, y plenamente asumible en un país libre, ha estimado que constituye un atentado contra la ley. El autor fue sancionado a pagar una multa que, con independencia de su cuantía (750 euros), constituye una prueba más de la insensibilidad y el sectarismo cultural en que aparece sumida la ciudad de Valladolid. Sin embargo, lo que pretende ser una muestra de autoridad se convierte en una decisión que contribuye a realzar aún más la figura de Manuel Sierra. El expediente sancionador fue archivado y la multa suspendida. El mural continúa vivo, proyectando su imagen de rabia y libertad a cuantos se acercan a él, con espíritu conmemorativo y afán reivindicativo, y se detienen ante sus múltiples mensajes. 

13 de abril de 2013

Povera politica italiana, povera Europa



Soy de la opinión de que la política sólo podrá regenerarse a través de la política y de la reconversión de  quienes la ejercen a partir del efecto catalizador de comportamientos, posiciones éticas y voluntades que emanan de la fuerza de la sociedad. Si el ejercicio de la política no se ve transformado en función de su capacidad para asumir el significado de la protesta social, que siempre ha ido por delante de la política en su sentido más convencional, la política se va al garete y con ella todos a la vez. No nos engañemos: nada es posible fuera de la política. 

¿De qué ha servido el Movimiento Cinco Estrellas, liderado por Beppe Grillo, para reconstruir la maltrecha política italiana, sumida en el pozo sin fondo de la indecencia en la que durante tanto tiempo la situó Silvio Berlusconi?.  Cuando ha llegado la hora de la verdad, y ante un escenario que hacia presagiar que algo había cambiado, el cómico devenido en político coyuntural hace mutis por el foro (nunca mejor dicho en el caso de Roma) y se coloca sonriente au dessus de la mêlée, es decir por encima del bien y del mal, cual espíritu puro refractario a la contaminación que, a su juicio, supone entrar de lleno en la escena y acreditar con su respaldo electoral a la opción - resultante del acuerdo - que permita poner punto final a la putrefacción de Il Cavaliere y  a la docilidad de Mario Monti, repudiada por las urnas. 

Lo que está ocurriendo en Italia obliga a pensar en el rumbo de las opciones que tratan de romper con el bipartidismo y que, cuando llega el momento de hacer verdadera política a pie de obra, se refugian en la barrera de la pulcritud a toda costa y sin reparar en los enormes costes que, para quienes les respaldaron, ello significa. Hecho grave además si se tiene en cuenta lo mucho que Europa necesita de las opciones de progreso que se enfrenten a la daga implacable de los lobbys financieros que la gobiernan, bien representados por el tamdem Merkel-Cameron, que acaban de mostrar lo mucho que se entienden. En mi opinión el modelo está claro: anulados el Consejo y la Comisión, y debilitado el Parlamento, el equilibrio histórico (apoyado en el eje Paris-Berlin) ha desaparecido para ser reemplazado por el binomio Frankfurt-London, es decir, el núcleo duro del poder financiero y de la economía especulativa, tolerante como nunca con los paraísos fiscales. 

Pobre François Hollande, más solo que la una, con su popularidad en caída libre, incapaz de hacer frente al modelo austericida y socialmente atroz dominante,  mientras Bersani trata en Italia de ser fiel a lo que se le ha confiado y Berlusconi no cesa de acecharle para hacerlo caer, o bloquearlo en sus expectativas de cambio, ante la mirada circunspecta de Grillo, enormemente satisfecho de haberse conocido a sí mismo. A la postre, lo único que le  interesa, al parecer, al simpático y dicharachero italiano. Mientras eso ocurre, el ex primer ministro depravado y corrupto se vanagloria de su papel de salvador de Italia. 

3 de abril de 2013

Mensajes en la calle (41): basta ya de disfraces, la realidad al descubierto




Se acabaron los disimulos, cayeron las caretas y las imágenes artificiosas, las trampas han quedado al descubierto, los afanes empeñados, a toda costa y con toda clase de subterfugios,  en ocultar la realidad se han derrumbado por sí solos ante la contundencia de las pruebas que conducen a la revelación de los hechos tal como han sido, tal como son. Sin edulcoraciones ni trampantojos. La sociedad, por un lado; ellos - en todo caso, una gran parte de ellos - por el otro. Tanto tiempo hemos vivido engañados que nos cuesta asumir que hayamos podido ser tan ingenuos y tan crédulos. Los veíamos ufanos en sus puestos, solemnes en sus declaraciones, respetables en sus foros, grandilocuentes en sus púlpitos, en sus tribunas, en sus barcos de recreo, en sus mítines y declaraciones, en sus ruedas de prensa silentes o elusivas con las cuestiones incómodas, atentos a sus amistades peligrosas y complacientes con ellas. Una tribu, en fin. 

Mas, de pronto, se ha hecho la luz, los comportamientos afloran con toda su miseria y desengaño. Han tardado ciertamente más de lo deseado y conveniente, pero al final, ya en liquidación, el valor de los disfraces con los que se arropaban, pensando que les iban a durar siempre, se ha multiplicado por cero, porque en la realidad no valían nada, menos aún que la palmera marchita que de cuando en cuando enarbolaban. Incluso la rama del árbol aparece desnuda porque la sombra de sus hojas es ya innecesaria. 

1 de abril de 2013

En la ciudad natal de Pau Casals (1876-1973)




Falleció en el exilio, en San Juan de Puerto Rico. En este año se cumplirán las cuatro décadas de su muerte. Pau Casals. Siempre me impresionaron su obra, su mensaje, su sensibilidad, su condición de catalán universal. No conoció fronteras, nunca se dejó llevar por posiciones sectarias o excluyentes. Su compromiso político con la libertad marcó su vida y su trayectoria cultural sin fisuras. Compuso el himno de las Naciones Unidas y su "El Cant dels ocells" resuena todos los años como homenaje a la memoria de las víctimas del atentado yihadista del 11 de marzo de 2004. 


Con frecuencia acudo a los sonidos de su violonchelo cuando necesito ese sosiego de rebeldía que tan bien supo transmitir. Me he acercado a El Vendrell, para conocer el lugar donde nació y sentir el entorno en el que se fraguó esa sensibilidad que se mantiene perenne y tan lozana como en los días en los que compuso sus obras memorables. Es una villa destrozada por la incuria urbanística, algo que no sorprende en España. Pero cuando uno se acerca al modesto monumento que le recuerda, mientras se sumerge en el silencio de una plaza solitaria, se tiene la sensación de que todavía resuenan sus ecos en la capital de la comarca tarraconense del Baix Penedés.

23 de marzo de 2013

Mensajes en la calle (40): Mare Nostrum versus Germania


Los rostros de la protesta son los rostros de la sociedad manifestada  en la calle. Sorprende verlos cuando la frustración o la desesperanza se apodera de sus ánimos y ya no les queda otro recurso que la rebeldía contra lo que consideran, porque lo es, la causa de su malestar. Son imágenes que jamás se olvidan, y a las que se ya he aludido en alguna ocasión. Son las caras inconfundibles de la crisis, de esa crisis que ha contribuido a acentuar la asimetría que separa al Norte del Sur de Europa, agudizando las contradicciones en un espacio que presumía de integración, de solidaridad y de convergencias y que hoy se debate entre la confrontación y la ruptura. 

Abrumados por los imperativos de la lucha contra el déficit público hasta extremos que resultan asfixiantes y que crean un panorama de expectativas desoladoras para la mayoría de la sociedad, los ciudadanos salen a la calle con la sola fuerza de su presencia y de su mirada, las únicas armas de que disponen frente a la especulación y la barbarie de un modelo financiero - el del Banco Central Europeo - concebido para privilegiar  a los bancos e imponer sus reglas a través de los gobiernos bajo el liderazgo exclusivo del alemán mientras los demás permanecen pasivos, consentidores y sumisos hasta convertir a la Unión Europea en un verdadero polvorín social, al compás de su propio desgarro interno y el agravamiento imparable de las desigualdades. Desaparecida la Comisión (ay, Durao Barroso, el gobernante de la irrelevancia), todo parece indicar que los equilibrios del poder, en los que creíamos basada la construcción europea, han dejado de existir. 

Entre tanto, el Sur se debate entre el ser y la nada. Terribles experiencias han  marcado la historia de los dos segmentos del continente. Conocer lo sucedido entre las tierras del Mediterráneo oriental y el mundo de los teutones sobrecoge cuando se analiza a fondo. Ha pasado el tiempo, pero las imágenes de los rostros perviven para recordarnos lo que fueron la Héllade y sus alrededores. Basta observar la imagen de la mujer chipriota que, con la mirada perdida, enarbola un mensaje de protesta contra la canciller alemana para ver que las facciones se mantienen casi intactas. Al verla en la prensa me ha recordado el rostro de Higía, la diosa de la salud, cuya réplica adquirí en Atenas hace ya unos años y que, al contemplarla de nuevo, me ha recordado lo que ha representado Grecia para el mundo, su huella en Chipre,  y en lo que se ha convertido ahora. 

22 de marzo de 2013

El riesgo de "enamorarse de sí mismos"


Leo en Le Monde Diplomatique un artículo que induce a la reflexión. Los impulsores y partícipes del movimiento Occupy WallStreet (OWS) parecen estar "amoureux de lui même". Es decir, tras una etapa de eclosión, clamor en la calle, reivindicaciones justificadas en pro de una "democracia real", repletos de eslóganes y frases que en algunos rozaban la genialidad, parecen recluidos en sus nichos autocomplacientes. Da la impresión de encontrarse en un impasse, en una especie de laberinto sinuoso cuya salida, coherente con las pretensiones que lo animaron, no parece visible ni se atisba por dónde puede transcurrir. 


¿Pasa lo mismo, pasará lo mismo, con el 15-M, que convirtió a las plazas españolas en los testimonios ostensibles de una nueva época? ¿Dónde están en estos momentos? ¿Hacia qué derroteros se dirigen? ¿Qué conexiones le vinculan con esas mareas multicolores que, organizadas sectorialmente, claman contra los recortes y los brutales desmoches de lo público? ¿Qué tiene que ver con ese Partido X, enfáticamente autocalificado como Partido del Futuro, e identificado con una incógnita que se aviene mal con el valor y la importancia pretendidamente otorgados a la transparencia como principio incuestionable de la toma de decisiones y de la participación ciudadana? 

Enamorarse de sí mismo, como parece ocurrirles a los de NYC, no es bueno porque, al final, se acaba en la irrelevancia y en el desencanto. Hace unos días falleció Stéphane Hessel, el autor del famoso manifiesto a favor de la protesta. "Indignáos" se tituló la obra que canalizó la lectura durante algún tiempo de mucha gente. Con él se fue una voz rotunda que supo sintonizar con las sensibilidades de una época. Dada su lucidez, nada lesionada por la edad, es muy probable que su opinión habría arrojado alguna luz en el panorama de incertidumbres y nieblas que nos invaden. Un legado intelectual póstumo así lo avala
 

17 de marzo de 2013

Espacios transformados (14): los escenarios contrastados de Bergoglio




En muchas ocasiones al salir de la catedral que ocupa uno de los frentes de la Plaza de Mayo de Buenos Aires, el arzobispo cardenal Jorge Mario Bergoglio se toparía sin poder evitarlo con imágenes como ésta. No se puede cruzar ese espacio simbólico de la historia argentina sin detenerse, siquiera un momento, en el sinfín de mensajes, proclamas, reivindicaciones y lamentos que insistentemente recuerdan las tragedias vividas y las esperanzas frustradas.

Ernesto Sábato, uno de los más grandes intelectuales de la tierra de Martín Fierro, escribió que "el pueblo argentino no puede dejar de hacer de su historia el testimonio permanente de su vida cotidiana". En Plaza de Mayo se compendia todo, pues todo forma parte del mismo lugar de encuentros obligados y sensibilidades compartidas y siempre a flor de piel. Poco más de 100 metros separan la Casa Rosada de la Catedral católica, donde el general San Martín, el libertador mitificado, de ascendencia palentina, está enterrado a medias. Apenas 300 marcan la distancia entre la sede catedralicia y el lugar donde la sociedad expresa sus preocupaciones, al lado mismo del recorrido marcado por las madres y las abuelas que reclaman a sus desaparecidos.

Cuántas veces, el jesuita Bergoglio, que ha llegado a papa y que va a tratar de ejercer como tal, dirigiría al tiempo la mirada hacia el palacio de gobierno, la sede del poder católico y los grupos congregados en la calle. ¿Qué pensaría en esos momentos? ¿Por cuál optar? ¿Qué actitud tomar ante sensaciones tan contrastadas? ¿Dónde y con quiénes fijar la atención preferente? He ahí la incógnita que encierra una experiencia en ciernes, y también la sorpresa agazapada. Pues no me digan que unir todos esos ingredientes con el panorama soberbio que se divisa al contemplar el mundo desde la imponente balconada del palacio de San Pedro no puede traer consigo sino contradicción y un punto de esquizofrenia, que tal vez le obligue a aliviarlas, aunque sea en la distancia, con los aromas vivificantes del mate y las tonalidades del tango más desgarrador. ¿Se imaginan contemplar los fastos que tienen lugar en la nave central de la basílica bajo los acordes del bandoneón?



14 de marzo de 2013

Cuando investigar es llorar


En una nota que fácilmente puede pasar desapercibida para el lector veo en la prensa la noticia de que Amaya Moro-Martín, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y promotora de la Plataforma por una Investigación digna, ha puesto su mirada y su curriculum en Estados Unidos con el fin de encontrar posibilidades de futuro para un trabajo científico que en España tiene ya fecha de caducidad. Cuando concluya el contrato que la mantiene unida a la entidad, el escenario que se abre ante ella es preocupante y sin duda abierto a la frustración. Seguramente cuando vuelva la vista atrás su memoria se llenará de recuerdos, experiencias, ilusiones, ideas, momentos de insomnio y de placentera satisfacción, descubrimientos, logros… todo basado en la dedicación a una tarea a la que ha dedicado no pocos de los mejores años de su vida. Lamentablemente, no es una situación excepcional. 

Un drástico e implacable plan de ajuste amenaza con debilitar la capacidad científica del CSIC, laboriosamente construida a lo largo de los años y apoyada en los esfuerzos  de muchas personas, que han dado lo mejor de sí mismas en el amplio abanico de opciones y saberes que estructuran un amplio y valioso caudal de aportaciones, sujetas a rigurosos controles de calidad y evaluación de resultados. Ya sé que toda generalización es excesiva y que en un grupo tan amplio como heterogéneo siempre habrá matices que pongan en evidencia situaciones y balances contrastados. 

Sin  embargo, cuando se asiste a la reconversión de un organismo de tanta relevancia simplemente por el hecho de que no puede quedar inmune a la mutilación aplicada a todo lo  público que sin excepciones, miramientos y reservas está teniendo lugar en España, uno tiene la sensación de que la prevalencia del criterio cuantitativo sobre el cualitativo acabará siendo letal para el futuro del país. No es irrelevante el hecho de que en los últimos quince meses, señala la misma nota que comento, un total de 1.280 profesionales de la ciencia, la investigación y la innovación han sido despedidos. Esto se ha llevado a cabo en un país que en 2011 destinó a la investigación el 1,35% de su PIB, sensiblemente por debajo del promedio de la Unión Europea   de los 27 (2,3%) y de la cifra propuesta por el Consejo Europeo (3%). 


Son cifras elocuentes aunque frías. Por eso tal vez convenga detenerse en los casos concretos de las personas afectadas, valorar lo que han hecho hasta ahora, qué resonancia ha tenido y en qué situación quedan los trabajos realizados, inconclusos en la mayor de los casos, y ellas mismas.  Qué pasa con los equipos a los que pertenecían, qué con las líneas puestas en marcha y que sólo pueden ofrecer la magnitud de sus resultados a largo plazo, qué con sus carreras profesionales, en algún momento esperanzadas. Sugiero que más pronto que tarde se haga una evaluación de lo que ha supuesto para la situación de la investigación en España la política aplicada al CSIC, sin olvidar tampoco los recortes acometidos en general sobre el sector. Será la forma de aclarar las dudas que nos asaltan y conocer en toda su dimensión hasta qué punto investigar en España - empresa decisiva para superar la cultura de la banalidad y el lucro rápido que nos invade - es una labor que va acompañada del llanto, la rabia y la decepción de muchos de quienes la cultivan dignamente.

Basta una muestra. Hace unos días me enteré de que esta situación afecta también a Elisa Martín Ortega, una excelente investigadora en el campo de la Literatura y que acaba de abandonar el Consejo. Es hija de unos buenos amigos míos, los afamados escritores Gustavo Martín Garzo y Esperanza Ortega. Sinceramente lo siento. Dejó constancia de sus sensaciones en su blog. Merece la pena leerlo. 

6 de marzo de 2013

¿Qué queda de aquel liberalismo digno?




"No pueden florecer largo tiempo el comercio y las manufacturas en un Estado que no disponga de una ordenada administración de la justicia, donde el pueblo no se sienta seguro en la posesión de su propiedad, en que no se sostenga y proteja, por imperativo legal, la honradez en los contratos, y que no se dé por sentado que la autoridad del gobierno se esfuerza en promover el pago de los débitos por quienes se encuentran en condiciones de satisfacer sus deudas. En una palabra, el comercio y las manufacturas solo pueden florecer en un Estado en que exista cierto grado de confianza en la justicia y el gobierno".

Lo escribió Adam Smith en La Riqueza de las Naciones, el libro fundacional del capitalismo moderno y del liberalismo económico, que vio la luz en el siglo XVIII. ¿Qué ha quedado de aquellos principios en la mente y en los actos de quienes, presumiendo de liberales, entienden su modelo de gestión y de gobierno de lo público como algo al servicio del enriquecimiento propio y de las huestes que los secundan sin atreverse impúdicamente a reconocerlo? ¿No somos víctimas de un proceso de degradación de colosales dimensiones? Ay, si Adam Smith, Alfred Marshall y David Ricardo levantasen la cabeza y vieran a la tropa que se reclama descarada y obscenamente como sus herederos.

28 de febrero de 2013

Viñetas que invitan a pensar (16): Los trabajos ignorados




Desconocer la importancia del esfuerzo ajeno es una de las manifestaciones más lamentables de desprecio hacia el ser humano. En unos tiempos en los que el trabajo se degrada, al compás de esa estrategia implacable en pos de su abaratamiento y despersonalización, en pos de una competitividad que se ceba en la minoración de los salarios y en el deterioro de las condiciones laborales, urge reivindicar el papel desempeñado por quienes realizan las actividades más ingratas, más duras, peor pagadas, las más indignamente consideradas. La fabricación textil, como es bien sabido, se ha convertido en uno de sus ejemplos más lacerantes. 


Al compás de la deslocalización, de la difusión de los talleres, de la maquila expandida con la intensidad de la pólvora, toda una constelación de establecimientos opacos y olvidados emergen y proliferan en los países donde la mano de obra es menos que nada. No hace mucho tuvimos noticia de la tragedia ocurrida en un establecimiento de este tipo en Bangla Desh, donde el problema adquiere niveles escalofriantes, pero lo cierto es que, sin esperar a que ocurra el desastre, no hay que volver la vista ni relegar la atención cuando tenemos conocimiento de cómo se trabaja en las factorías ubicadas en América Central, en Asia, en el Magreb e incluso mucho más cerca de lo que pensamos,  a la vuelta de la esquina, cuando menos te lo esperas, pues no se necesitan demasiadas complejidades para implantar aquí o allá un establecimiento de estas características. 

Basta mano de obra abundante, esencialmente femenina, dispuesta a jornadas interminables y a retribuciones bajas y a destajo, para transformar una materia prima barata, de la que deriva un producto enormemente revalorizado, el que alimenta y da lustre a las grandes pasarelas de la moda, que, rutilantes en las capitales emblemáticas del mundo, consideran de mal gusto el que se recuerde a los genios del oficio y a sus admiradores que esas prendas tan lucidas no proceden del azar sino del sacrificio de gentes anónimas que pasan desapercibidas, por más que su papel sea decisivo. 

27 de febrero de 2013

¿Algo se mueve en la política italiana?




Se puede ser pesimista, caer en el desánimo, sentir una tremenda frustración, lamentarse hasta la congoja ante los resultados de las elecciones en Italia 2013. Los comentarios muy pesimistas afloran por doquier y todo se decanta mayoritariamente a favor del llanto y el crujir de dientes. O en todo caso, una alta dosis de decepción, ante las perspectivas de una difícil gobernabilidad. Con todo, y en medio de la bruma, es posible que estas elecciones revelen que algo está cambiando, al fin, o puede cambiar en la política italiana. Con la mirada puesta en la plaza donde destaca el Palazzo de Montecitorio,  sede del Parlamento italiano (¿cuántos obeliscos hay en Roma, mamma mia?), cuatro conclusiones parecen extraerse, en mi modesta opinión: 

1. La sociedad rechaza a los políticos impuestos como pretendidos gestores eficaces, ya que no lo son tanto y siempre se les considera manipulables desde fuera. El desplome del senador vitalicio, Monti, va por ahí, sobrevalorando sus fuerzas y sin darse cuenta de lo que le ocurrió a Papadimos en Grecia; 2. Emergen los populismos que se reclaman como la voz de la crítica y de la denuncia, al socaire de un discurso incendiario que invita al voto adverso al catecismo que se predica desde los despachos del Banco Central Europeo, que es quien gobierna en la cancillería alemana y en la Comisión del Palacio de Egmont, en Bruselas; Beppe Grillo capitaliza, no se sabe por cuánto tiempo, y con qué resultados, ese malestar; 3. Subsiste la inercia electoralmente controlada por el inmenso poder mediático, que lava la cara cerúlea de un ser miserable recuperándolo como expresión residual de lo más abyecto que tiene la política italiana; ¿será duradera la nueva etapa de un Silvio Berlusconi amortizado, imputado en causas sonrojantes, por más que un sector de la otrora decisiva democracia cristiana se haya entregado al mafioso, mientras el más reducido opta por Monti?; y 4. Por vez primera en décadas la fuerza ostensiblemente mayoritaria en el Congreso y a escasa distancia del primero en el Senado, la opción de izquierda, consigue una posición de la que no se tiene memoria. Lejos y en la decepción quedan los intentos fallidos de Massimo D'Alema y su Olivo por ser algo en ese país políticamente destrozado por la televisión impúdica y las sacristías corruptas. Destaca en medio de ese magma la figura de Pier Luigi Bersani. No ha ganado con la fuerza que muchos deseábamos, pero algo de luz, de cara al futuro, hace acto de presencia en uno de los países más castigados políticamente de Europa. Eppure qualcosa si muove nella politica italiana.

25 de febrero de 2013

Las cartografías sutiles de Casilda García Archilla


En la Sala de Exposiciones del Teatro Calderón (Valladolid). Abierta hasta el 3 de marzo. 

"Amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón..." Con qué sensibilidad y delicadeza expresó Antonio Machado su simpatía hacia las cosas sencillas, sabedor de que en su misma sencillez encierran la belleza que las hace diferentes y apetecibles a la mirada, tanto como resistentes al paso del tiempo. Es la sensación que se tiene ante la exposición de las piezas que Casilda García Archilla ha elaborado con infinita paciencia y meticulosidad con la pretensión, lograda, de demostrar que lo pequeño es hermoso cuando los detalles que lo configuran crean una urdimbre variopinta de trazados, nada aleatorios sino regidos por la lógica que justifica su particular trabazón, que aportan al conjunto una gran coherencia y una marcada originalidad, que se corresponden con la voluntad expresiva, siempre indómita, de la autora. 




Así expresado, el arte cobra valor de referencia para entender que los objetos, las líneas, las formas que dan entidad a una figura determinada no sino el resultado del engarce construido por el sinfín de hilos, nudos y conexiones que lo configuran. 



A decir verdad, sus formas creativas tienden a resolverse en una especie de cartografía virtual que, como corresponde al lenguaje de los mapas, traduce la perfecta articulación del conjunto. Lo resume bien en el texto que presenta la exposición cuando la identifica como una cartografía que "invita a un viaje de pequeños senderos. Caminamos por hilos que se derraman o se arremolinan. El movimiento circular se muestra como el origen, la combustión  el ciclo de las estaciones, esa araña vascular que encierra una convulsión y sentimos que hundimos las manos en la tierra (donde nacen los ríos, Tierra de ríos, meandros, ser río y remolino). Pero el río es también renglón de escritura, hilos azules derramados que cartografían una cuenca hidrográfica, en un mapa de cursos de agua silenciosa". 




La obra de Casilda nunca deja indiferente. Es personal, intuitiva a la par que racional, pormenorizada y libérrima, audaz y prudente. Todo en ella rezuma vigor e insaciable espíritu de indagación. La conozco hace muchos años, desde que nació, el mismo año  en el que yo llegaba, para instalarme como residente, al Colegio Mayor Santa Cruz, de la Universidad de Valladolid, dirigido por su padre, que fue y sigue siendo, aunque ya no esté con nosotros, mi maestro. Siempre será la hija de Jesús García Fernández, pero hoy es, ante todo, Casilda García Archilla, la mujer de mirada  vigilante que hace vibrar las paredes con imágenes tan sutiles como vigorosas e imperecederas. 

24 de febrero de 2013

La necesidad de superar la distancia entre la política y la calle



¿Será posible recomponer la relación entre la sociedad y la política institucionalizada? Si en una ocasión anterior el coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara, fue abucheado en una manifestación contra los desahucios, recientemente dos políticos de buena imagen, e incluso una de ellos sin trayectoria hasta entonces susceptible de crítica, sufrieron las manifestaciones de desprecio en circunstancias similares, simplemente por el hecho de pertenecer al Partido Socialista. Basta con identificarse con el oficio de la política para que salten las alarmas, siempre a flor de piel. Posiblemente no afectará a todos, pero sí a una parte significativa y sobre todo cuando la movilización se muestra ajena o contraria a la forma convencional de hacer política. Todo ello revela la magnitud alcanzada por un proceso de ruptura de enormes dimensiones y de efectos demoledores sobre la convivencia política en el país. En los grandes foros se habla de temas "trascendentales": el federalismo, la soberanía territorial insatisfecha, el pacto fiscal,   los toros como "bien cultural"... ¿Realmente esas cuestiones motivan a la sociedad que se enfrenta inerme ante un panorama de crisis, agravado además por las constataciones de la corrupción que no cesa y de los privilegios que permanecen incólumes cuando no arropados por la propia ley? ¿Puede admitirse, por el enorme descrédito que conlleva, que el gobierno se apoye en un partido donde priman la confusión y la sospecha sobre sus formas de financiación o que la cúpula empresarial esté marcada por la ineptitud y la corrupción? ¿No es ofensivo observar el apalancamiento en el poder de ministros indignos de seguir desempeñando la responsabilidad que se les asigna? 
Tarea ímproba la que tiene ante sí los políticos españoles, obligados a ofrecer, con hechos y decisiones, con actitudes claras y medidas contundentes, con transparencia y dignificados por la dimensión ética que aporta la capacidad autocrítica y por la sensibilidad hacia los problemas de la calle, una imagen que renueve la confianza y reconduzca la situación de forma que los ciudadanos tenga la sensación de que sus representantes están con ellos y no contra ellos. Y lo han de hacer a corto plazo, pues, de lo contrario, y habida cuenta de que los problemas irresueltos no cesan de crecer y agravarse, el modelo de convivencia democrática puede deteriorarse de manera irreversible hasta desembocar en la parodia atroz del berlusconismo o indecencias parecidas.

Acabo de oír en la radio una intervención de Itziar González Virós, arquitecta catalana, sobre la situación actual de la política. Conocía su labor como concejala del distrito barcelonés de Ciutat Vella,  pero no su visión de la política. Merece ser tenida en cuenta. Indago en la red y me encuentro con una referencia al encuentro que el Club Pobrelberg ha tenido con ella el pasado mes de enero.  Como tiene que ver con el tema que nos ocupa, y además enlaza con interesantes reflexiones sobre la ciudad y el urbanismo (¿cómo ignorar la simbiosis que existe entre forma de hacer política y tratamiento del territorio?), lo traigo aquí para que se conozca el enfoque que aportan personas valiosas al conocimiento de la realidad que interesa a los ciudadanos. 


21 de febrero de 2013

Mensajes en la calle (39): ¿Dónde nació en realidad el almirante de la Mar Océana?




Cuán agradecidos debemos estar a los de Pontevedra. Bellísima ciudad, en la que resulta un placer pasear por sus calles, detenerse para contemplar sus plazas (gratísima la de Teucro), contemplar los rincones donde vivió el maestro Valle-Inclán, disfrutar de su pequeño y bien cuidado museo, deleitarse con el espectacular trabajo de la piedra que embarnece sus edificios, desde los más emblemáticos hasta los que a veces pasan desapercibidos. 

Hasta ahora los enamorados de Galicia pensábamos que eso era lo mejor que tenía Pontevedra. Y, desde luego, al menos en mi caso, así lo seguimos pensando, por más que no podamos resistirnos, cuando la visitamos, a la tentación de recordar que allí empezó su carrera política el político inefable que ahora nos gobierna y, lo que es más importante, vio la luz nada menos que el almirante descubridor de las Américas, del que sólo se tiene la certeza de que falleció en Valladolid, aunque pocos saben que, por lo visto, nació en la noble villa de Pontevedra desde la que "cambió el destino del mundo", como bien se recuerda junto al Lérez. ¿Curioso, no?

20 de febrero de 2013

Cultura crítica, cultura viva


Cuando el mundo de la cultura se calle, es probable que se calle el mundo. ¿Nadie recuerda a Francisco de Quevedo, a Francisco de Goya, a Albert Camus, a Arthur London, a Barbra Streisand, a Guillermo Cabrera Infante, a Ricardo Darín, entre otros tantos y numerosos, gentes dignas y refractarias a la domesticación y al servilismo en relación con el poder? ¿Cómo ofenderse por el hecho de que quienes sienten gravemente lesionada la actividad cultural a la que dedican su vida y su talento se rebelen contra los responsables de tamaño desaguisado? ¿Qué país sería el nuestro, cuál su categoría y prestigio, si la creatividad y el talento culturales adoptasen la pasividad del silencio de los corderos? Bastaría con prestar atención al discurso pronunciado por el Presidente de la Academia del Cine en el acto de entrega de los Premios Goya 2013 para resumir, con la claridad, contundencia y fuerza expresiva (Boyero dixit) con que lo hizo, el crítico y sombrío panorama que se cierne sobre el cine español, poniendo en peligro una de las principales manifestaciones de la vitalidad cultural del país. 

Si al propio tiempo en esa caja de resonancia que dicha ceremonia representa las gentes del cine ponen al descubierto su sensibilidad hacia los problemas que aquejan a la ciudadanía y a la calle, precisamente porque forman parte de ellas, no hacen sino demostrar que nada de lo que sucede a su alrededor les resulta ajeno, bien porque les afecta de manera directa (Peña) o porque se sienten en la necesidad de defender causas con las que se identifican (Bardem, Verdú, Sacristán, Bayona, etc.). Demuestran, actuando así, que son actores y realizadores en la ficción y en la realidad, personas resistentes a vivir en un mundo de silencios e indiferencias, de banalidad, corrupción y sensibilidades abotargadas. 

Por esa razón y porque creo que se lo merecen sus artífices, defiendo personalmente al cine español y a quienes lo representan y dignifican. Acudamos a las salas a ver sus obras, sigamos sus peripecias, identifiquémonos con sus mensajes. Y, aunque, como es obvio, tampoco estén exentos de la crítica que es lógica, necesaria e ineludible en  toda actividad cultural (pero, ¿es que puede haber cultura sin crítica y sin debate?), dejemos de lado a esos opinadores de la opinión única, que se retroalimentan una y otra vez a base de sus argumentos sectarios y bien pagados, porque son incapaces de ver más allá de su propia mezquindad. Cuando ayer oí a una tal Uriarte decir que ella prefería el cine norteamericano o francés, porque, a diferencia del español (al que denigraba simplemente porque es contestatario, pues ninguna otra razón aportaba), le parecían excelentes, tuve la sensación de que hay en el escenario mediático español personajillos de medio pelo, que presumen de intelectuales de la nada y a los que la mezcla de ignorancia y fanatismo, amén de una dosis nada baladí de cursilería, memez y engolamiento, les lleva a perder el sentido del ridículo. Algo en lo que no les van a la zaga los habituales cultivadores del insulto zafio contra lo que no venga de su banda o los que, sesgando claramente sus antipatías y simpatías, practican lo que expresivamente Ricardo de Querol denomina "el tiro al actor". 

17 de febrero de 2013

Imágenes de la ciudad real en la obra de Gabriele Basilico, Vivian Maier, Danny Lyon y Lewis Hine


Más que acercarnos a la realidad, la fotografía nos aporta una nueva dimensión, una perspectiva diferente, de lo convencionalmente percibido. Con frecuencia no nos damos cuenta del significado de lo que nos rodea, a no ser que su propio impacto visual y su espectacularidad induzcan a entender que constituye algo digno de ser preservado en la memoria. Pasa con el arte, con los paisajes admirables, con las imágenes que encierran rasgos singulares o impactantes. El resto se omite o simplemente queda relegado a la indiferencia. De ahí la utilidad de acercarse a las exposiciones de los grandes maestros de la fotografía cuyas obras se inspiran en la calle y en cuanto sucede en ella como espacio público de convivencia, comunicación y conflicto. 




Por esa razón, la fotografía de Gabriele Basilico (Milán, 1944 - Milán, 2013) merece ser contemplada porque nos acerca, con nitidez y sin ambigüedades de ningún tipo, a la realidad de las ciudades contemporáneas a través de la dureza de sus periferias, de sus bordes, de los espacios donde la ciudad emblemática es reemplazada por la visión estandarizada de la que sólo quien acude a ella puede dejar testimonio. Y lo consigue captando la expresividad del edificio, de las arquitecturas que modelan el hecho urbano y le aportan esa sensación de cambio constante, que la fotografía sabe retener para dar fe indeleble de su existencia. 

Con la brillantez y la rotundidad que procuran el blanco y el negro, el artista italiano nos ha transmitido a lo largo de su carrera la que, a mi juicio, es la forma más honesta y seria de dar cuenta de lo que verdaderamente representa el hecho urbano contemporáneo: la ciudad del caos, de la forma descuidada, incluso de la fealdad, de la silueta que recorta un horizonte banal en el que las gentes se desenvuelve conscientes de que su entorno no es el que identifica a la ciudad transmitida en los catálogos de viajes o en las recomendaciones a quien la visita. Es, dicho de otro modo, la contraposición entre la imagen real y la imagen tópica, vanamente edulcorada, de la ciudad de nuestros días, que tanto gusta a los expertos en mercadoctenia territorial.


Me entero por la prensa de que acaba de fallecer. Joven aún, en Milán, su ciudad natal. En la referencia que menciona el suceso alude a su participación en el encargo que la DATAR (Delégation pour l'Aménagement du Territoire et l'Action Régionale) francesa le hizo a mediados de los ochenta para representar en imágenes el paisaje de Francia, con todo el realismo y la sinceridad de los que la buena fotografía es capaz. Recuerdo haber visto hace años esas imágenes en la oficina que el prestigioso organismo posee cerca de la Tour Eiffel en Paris. Confieso que me impresionaron mucho, muchísimo. Entonces conocí por vez primera el nombre del fotógrafo italiano, al que más tarde volví a apreciar en la exposición que hizo en Valladolid en la primavera de 2008. No le he perdido la pista, porque ese tipo de artista siempre me ha interesado. Por eso, al enterarme que se ha ido definitivamente, deseo dejar constancia de lo mucho que aporta al conocimiento visual de la realidad quien se acerca a ella con la fuerza de su compromiso con la verdad. 




Una sensación que también se tiene al observar las imágenes captadas por la cámara de Vivian Maier (1926-2009), empeñada en documentar cuidadosa y libremente los matices de la llamada "mitología americana", en Nueva York y Chicago fundamentalmente. De esas ciudades provienen las "instantáneas de la demolición de construcciones históricas en aras del imparable desarrollo, escenas nunca vistas de las vidas de personas de otras comunidades étnicas y de los indigentes", según subraya Anne Morin, Comisaria de la exposición que ha descubierto en Valladolid una parte muy expresiva de la obra de Maier. 

La misma razón explica el interés suscitado por la obra realizada por Danny Lyon ( Brooklyn, NY, 1942), fundador del grupo de fotografía Bleak Beauty,  cuando descubre la sociedad del Uptown de Chicago, que nos remite a los rostros que el autor inmortalizó en blanco y negro tal y como se mostraban a mediados de los sesenta. El propio autor señala la finalidad perseguida que no es otra que la de "congelar en el tiempo algún momento, algún gesto, una cara, para ser observada para siempre o por un tiempo breve por aquellos que nunca la verán si no se les enseña. Las imágenes no se hacen para molestar las conciencias de la gente pero sí para alterarla. Las fotos no están pidiendo ayuda para estas personas sino algo mucho más difícil: ser muy consciente de su existencia, una existencia tan real e importante como la suya propia". 





Me detengo, finalmente, en la muestra que nos da a conocer a Lewis Hine (Wisconsin, 1874 - New York, 1940). Confieso que me ha impresionado. Reconocido por críticos solventes como el padre de la fotografía social moderna, nos acerca con fuerza y enorme capacidad expresiva a la realidad de Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX. Fue profesor de Geografía en la Ethical Culture School de New York. A él se deben imágenes de tanto impacto visual como las que descubren la sociedad en la ciudad industrial de Pittsburgh, la forma de trabajo en la construcción del Empire State neoyorquino, la llegada de los inmigrantes a Ellis Island o a la sociedad que habita la realidad profunda norteamericana en Virginia y Carolina del Norte sin olvidar tampoco sus estremecedores reportajes sobre el trabajo de los niños o los testimonios de su labor en las misiones efectuadas en Europa bajo los auspicios de la Cruz Roja Americana. Sin duda no podría entenderse sin acudir a su legado lo que representó la creación de la Photo League en la historia de la fotografía. Su legado fotográfico se conserva en la Biblioteca del Congreso de Washington y en ese impresionante museo de la fotografía que es la George Eastman House , sito en el 900 de la East Avenue en Rochester, NY.

15 de febrero de 2013

Otra forma de ser político



Siempre me ha atraído la personalidad de Abraham Lincoln. Su figura ha estado asociada a un momento histórico que sin duda ha trascendido a los Estados Unidos para incidir en el resto del mundo como un mensaje repleto de contenidos a favor de la justicia social y de los derechos humanos. Le costó la vida su empeño, al fin logrado, de abolir la esclavitud, objetivo al que no fue ajena la voluntad de la burguesía emergente de la costa Este de eliminar una situación social y económicamente negativa para sus intereses pero que también estaba basada en la convicción, expresamente planteada por Lincoln, de que todos los hombres - todas las personas, se diría mejor hoy - son iguales en derechos y deberes, como se recoge en la placa referida a una de las frases pronunciadas por el personaje, y que se expone en el Lincoln Memorial de Washington.





Tras ver la película que Steven Spielberg dedica a Lincoln, y que me ha parecido excelente y singular en la trayectoria del célebre cineasta, he desempolvado de mi biblioteca el libro que contiene la biografía del Presidente norteamericano, escrita en 1930 por Emil Ludwig (1881-1948), y editada por la Editorial Juventud de Barcelona en 1955. Es un biógrafo de gran calidad, muy prestigioso en su época, autor de obras reconocidas sobre la vida de Napoleón, Beethoven y Stalin, entre otros. Como posiblemente será desconocido por muchos, lo mencionó aquí porque creo que la lectura de sus obras, siempre que se encuentren ejemplares de ellas, merece la pena. 

Pero, sobre todo, el motivo de esta entrada está justificada por la sensación provocada por la lectura de una alusión que el biógrafo hace sobre el carácter del personaje, cuando escribe "Lincoln posee una naturaleza capaz de todas las renunciaciones, una naturaleza que lo hace inmune a todos los peligros de la ambición. Las cosas, más que los estímulos del egoísmo, son las que lo impulsan a obrar. En su espíritu se amalgaman una espléndida objetividad con un vivo sentimiento de la fatalidad, ambos procedentes de su juventud pobre y ajetreada, y esta amalgama lo hace incorruptible" (pág. 895). 

A la vista de lo que observamos actualmente a nuestro alrededor es un texto que hace pensar. ¿No les parece? 

12 de febrero de 2013

Palabras evasivas ante tragedias insoslayables: sólo la defensa explícita de los derechos humanos acredita una postura digna. El viaje del señor Muñoz Molina a Jerusalén


Cuando ante un escenario de tragedia, dolor y sufrimiento la persona homenajeada que, al acudir a él, lo tiene ante la vista se limita a pronunciar un discurso genérico, repleto de palabras grandilocuentes y biensonantes, corre el riesgo de que sus frases sean banales e irrelevantes. Las reflexiones en voz alta o por escrito se desvanecen como el viento si no se las aporta la concreción y contundencia que la situación requiere. He leído las referencias que en la prensa se han hecho sobre las ideas vertidas por Don Antonio Muñoz Molina en la recepción del Premio Jerusalén de Literatura, recibido hace unos días coincidiendo con la Feria Literaria que se celebra en la ciudad asiática donde coexisten las tres culturas monoteístas. Son palabras bellas, que hablan de los riesgos de la intolerancia y el barbarismo, de ausencia de certezas, de prejuicios y ansiedades, de la lucha contra los clichés y los estereotipos (?), de los matices que la realidad, siempre compleja y controvertida, ofrece. No cabe duda de que, conociendo buena parte de la obra del autor, la brillantez formal de la exposición ha estado garantizada. Su exquisito y cuidado dominio del idioma lo permiten. 

Sin embargo, soy de la opinión de que las reflexiones sobre los grandes conceptos - tolerancia, solidaridad, sensibilidad, etc., etc. - sirven para salir bien del paso pero, a la hora de la verdad, cuando se trata de poner en evidencia la consistencia del compromiso ético y político de quien las proclama, quedan relegadas al terreno de lo vacuo ante la fortaleza de la noción que considero central en todo discurso defensor de causas justas. Me refiero, sin más circunloquios, al apoyo inequívoco y explícito de la noción de "Derechos Humanos", noción integradora por excelencia y en la que se compendia todo cuanto tiene que ver con la dignidad humana, y que no permite situarse ya "au dessus de la mêlée". Brilló, no obstante, por su ausencia en el discurso comentado, por más que bastara sencillamente con pronunciarla y hacerse eco de ella para que toda la fraseología de los buenos propósitos quedara arrumbada por la solidez de una idea - la defensa sin matices de los derechos del ser humano, y de la legalidad internacional, allí donde son transgredidos y violentados- que trasciende a la par que cohesiona a todas las demás.


Nunca fui de la opinión de que el Sr. Muñoz Molina hubiera debido rechazar el Premio que se le ha otorgado en Israel; y así lo hice constar hace días en este blog. Se lo otorgaba el Gremio de Libreros en el contexto de una Feria Literaria, y es muy posible que el autor de Úbeda tenga merecimientos sobrados para ello. Pero sí afirmé entonces, y lo reitero ahora - cuando ese escritor ya lo ha recogido y ha expresado sus ideas ante la presencia de los dirigentes complacidos de aquel país - que su imagen hubiera cobrado mayor entidad como expresión de un compromiso intelectual explícito a favor de los débiles y perseguidos a los que dedica su novela Sefarad (obra justificativa del evento), al haber dado prueba de una sensibilidad sin ambigüedades por la terrible tragedia que sufre el pueblo palestino, y cuya alusión no puede quedar desleída en la nube vaporosa de las palabras bienintencionadas. Así lo hizo Ian Mc Ewan cuando recibió el mismo premio en la convocatoria anterior (2011) y la misma postura de denuncia adoptó Arthur Miller, de origen judío, cuando fue agasajado con dicho galardón en 2003. Claros precedentes de una posición de dignidad y coherencia ante una tragedia que no cesa de agravarse, uno y otro mostraron que acudir a la Ciudad milenaria para recibirlo galardón no es en modo alguno incompatible con la denuncia, sin edulcoraciones ni grandilocuencias, de las políticas que en varias ocasiones han concitado el repudio de la comunidad internacional, como lo refleja el reciente informe de Naciones Unidas sobre la ilegalidad de los asentamientos construidos sobre territorio ocupado con flagrante violación de la Convención de Ginebra. 


Días después de escribir esta entrada, leo en Babelia (16.2.13), como suelo hacer habitualmente, el texto que Antonio Muñoz Molina publica en la tercera página. Caras de viaje: así lo titula.  Lo sigo con interés, me gusta lo que dice y cómo lo dice, deteniéndose en pequeños detalles, que revelan su curiosidad por el entorno que le acoge durante su visita a Jerusalén. Desmenuza la experiencia hasta la meticulosidad. Pero, al llegar al final de la columna, lo que leo no deja de sorprenderme. Escribe textualmente:" Hubiera querido tener tiempo para ir con Bárbara  esa escuela en la que se educan niños judíos y palestinos o para acompañarla a ella o a alguno de los periodistas o los diplomáticos que se ofrecieron a guiarme por los territorios ocupados". Pero no tuvo tiempo, por lo que el ofrecimiento lo fue en vano. Lástima de ocasión desaprovechada, de oportunidad fallida, de ocasión perdida, pese a que tantos se la brindaron, para captar esa realidad sin cuya percepción es imposible entender lo que ocurre en esa tierra tan perturbada. Llama la atención que tuviera tiempo para detenerse con sumo detalle en experiencias interesantes, pero dejara otras al margen, no menos interesantes también, simplemente porque no tuvo tiempo. Vana excusa, en mi opinión. El tiempo es un bien escaso pero esencial y disponible cuando uno tiene ante sí la oportunidad de conocer en directo lo que ofrece el espacio que tanto da que hablar y ante el que ningún intelectual digno de tal nombre puede permanecer indiferente. A no ser que se sienta más deleitado ante la vista de la "resonancia cóncava de las gotas de agua", tal y como señala al concluir ese escritor, a lo Proust, el artículo de marras.  
Related Posts with Thumbnails