25 de junio de 2013

En torno a la reforma de la Administración española


Partiendo del hecho de que resulta difícilmente cuestionable una reforma de las estructuras administrativas del país, las alarmas surgen cuando se observa el método elegido, el momento en el que se plantea y las estrategias que se pretenden. Si en el caso de la reforma de las pensiones las medidas del gobierno se amparaban en los cálculos de una comisión configurada ad hoc, que fue dada a conocer a bombo y platillo, lo que permitía descubrir tanto la treta del gobierno como la toma en consideración de los lobbys interesados en el pastel, la opacidad ha caracterizado, en cambio,  el proceso de elaboración del análisis efectuado por la Comisión para la Reforma de la Administración (CORA), sin que se conozca quiénes la han formado ni se haya dado participación alguna a representantes de las instancias administrativas afectadas (CCAA y municipios), hecho sorprendente ante un tema de tanta trascendencia y de afectaciones múltiples. Todo indica, pues, que es un proyecto elaborado unilateralmente por el gobierno central, esgrimido por Sáenz Santamaría como una obra propia, que trata de capitalizar personalmente, sin consenso alguno y orientado, en función de la discrecionalidad que lo caracteriza, a su aplicación en un marco de posibilidades de aceptación más bien inciertas y seguramente abiertas al conflicto. Aun así, ¿de qué manera han intervenido en ello la presión e incluso la presencia de la troika, ante la que este gobierno se muestra tan solícito?

Las múltiples vertientes e implicaciones que ofrece la readaptación de una estructura administrativa tan compleja como la española difícilmente pueden ser asumidas con perspectivas de eficacia si no se apoyan en un programa asumido previamente como gran acuerdo de Estado y en coherencia con una planificación bien ordenada en la que se evalúe claramente el impacto de las medidas a adoptar, que si en unos casos pueden tender a la eficacia en otros pueden derivar en tensiones muy acusadas, sin que, al final, los resultados alcanzados se aproximen a los pretendidos. En cualquier caso, esgrimir con ostentación y con voluntad de precisión el ahorro que se persigue mientras se omite cualquier alusión a su incidencia negativa en el empleo no deja de ser una maniobra de manipulación informativa tanto por lo que se dice como por lo que se oculta. 

Por otro lado, no es causal que la difusión de la noticia y la mercadotecnia que la acompaña vean la luz a los pocos días del famoso pacto entre Rajoy Brey y Pérez Rubalcaba. Firmado el acuerdo, he ahí la reforma de la administración. De ahí las preguntas: ¿Conocía el líder socialista lo que se estaba cociendo al respecto? ¿Estaba informado de ello antes de sentarse con el presidente del gobierno para firmar sus avenencias? ¿Hasta dónde va a llegar la voluntad del acuerdo entre ambas formaciones, con el riesgo de que la situada en la oposición vea dificultada su capacidad de maniobra para adquirir la entidad de una verdadera alternativa y no limitarse a una posición subsidiaria en sus relaciones con un gobierno que está dejando a la sociedad española en una situación terrible y que ahora amenaza con recomponer el Estado manteniendo incólumes aquellas estructuras que garantizan y aseguran la fortaleza de su estrategia clientelar? Cuidado con los abrazos del oso que, a la postre, acaba devorando a sus víctimas.

21 de junio de 2013

Al fin, Barack Obama ha hablado en la Puerta de Brandenburgo



Lo había intentado cinco años antes cuando visitó Berlín como candidato del Partido Demócrata a la Casa Blanca. No le dejaron disponer entonces de ese lugar emblemático del escenario europeo, aunque ello no le impidió aprovechar con creces el impresionante panorama ofrecido bajo la columna de la victoria de Siegessäule en los jardines de Tiergarten, como ya señalé en su día en este mismo espacio.  Apunté en aquella ocasión que, tras ser elegido presidente, no sería quizá mala idea que volviera a visitar la ciudad que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los europeos y que hoy se erige en el centro de referencia de las estrategias que modelan este territorio de historia tan atormentada como contradictoria, esto es, con sus luces y sus sombras, con sus esperanzas y sus decepciones. Finalmente lo ha hecho ante 4.000 invitados, previamente seleccionados y entre los cuales se encontraban numerosos jóvenes norteamericanos que estudian en Alemania. Muy lejos ya de las 200.000 personas que lo aclamaron en 2008 en el famoso parque de la capital alemana. 


La resonancia del lugar permite desplegar ideas que llegan a todos los lugares del mundo, suscitando ese interés que tienen las grandes declaraciones sobre hechos y situaciones que interesan más allá de las fronteras. Medio siglo después de que John F. Kennedy utilizara - el 26 de junio de 1963 - esa misma plataforma, aunque en un contexto diferente, condicionado por la ruptura que imponía "la guerra fría", las ideas de Obama nos sitúan, obligado por la realidad circundante, ante el reconocimiento ineludible de los problemas que afectan a la humanidad y cuya denuncia, sincera u oportunista, no puede quedar sumida en el olvido ni en la indiferencia.

Plantear la necesidad de defender un mundo más justo, de luchar contra las desigualdades, de afrontar con diligencia las situaciones de corrupción e intolerancia, reducir la magnitud del desempleo, son ideas que suenan bien en unos momentos en los que la gravedad de los problemas denunciados mina los fundamentos de la sociedad abocándola a un panorama de conflictos que tenderán a acentuarse a medida que las sociedades tomen conciencia de los factores que los provocan. ¡Cómo no sorprenderse de lo que está ocurriendo en Brasil en este junio que se antojaba tan fértil para la imagen de ese país! 

Por esa razón, cuando el presidente norteamericano señala que "mientras siga habiendo cientos de millones de personas con el estómago vacío o bajo la angustia del desempleo, no seremos realmente prósperos", lo único que hace es manifestar una preocupación que lleve a quienes lo escuchan a tener la sensación de que las tragedias del mundo contemporáneo forman parte también de las inquietudes de quienes lo gobiernan. Demasiadas ideas y pocas concreciones, salvo que se entienda como tal la reiterada promesa, de momento incumplida, de cerrar la prisión de Guantánamo o  la propuesta de reducir la tercera parte del arsenal nuclear, ahora que ya las guerras nucleares se han convertido en antiguallas desfasadas. 

Más aún, lo cierto es que, por más declaraciones que se hagan en este sentido, nunca parecerán suficientes, ya sea porque se entienden promulgadas en función de las circunstancias en que se plantean o bien porque, una vez efectuadas, escasos indicios se perciben de que las causas que motivan lo denunciado vayan a ser corregidas. No puede decirse, en puridad, que estemos ante una lectura crítica del mundo contemporáneo. Sus palabras son, en cualquier caso, el testimonio de la gran antinomia en que se desenvuelve el mundo de nuestros días, es decir, la que revela el aumento de las contradicciones sin que se perciban claramente las medidas encaminadas a su reducción y la propia crisis de liderazgo en que se desenvuelve la toma de decisiones, marcadas por la constatación de que, más allá de las palabras biempensantes, los hechos distan mucho de corresponderse con lo que aparentemente persiguen. 

Pero Obama ya ha satisfecho su objetivo, que es de lo que se trataba, consciente de que el capital político de que entonces disponía se ha debilitado. Ha hecho lo mismo que hicieron varios de sus predecesores: hablar en el corazón de Berlín, de cara a la Avenida Bajo los Tilos que culmina en la Universidad presidida por la estatua de Alexander von Humboldt,  aprovechando la resonancia que ese espacio tiene, para sentir con ello que ha cumplido con un requisito histórico aunque los derroteros del mundo se encaminen por cauces que contravienen las bellas palabras que, al fin y al cabo, se acaba llevando el viento cuando las luces del estrado se apagan. 





12 de junio de 2013

Homenaje al maestro recuperado: la figura de Antoni Benaiges (Mont-roig del Camp (Tarragona) 1903- Puerto de La Pedraja (Burgos) 1936)


Con esta placa, el pueblo de Bañuelos de Bureba recuerda la figura de Antoni Benaiges, que da nombre a una escuela ya abandonada



"Era maestro, luchó por ser maestro, se esforzó como maestro para lograr que sus alumnos descubrieran el mundo, lo asesinaron por ser maestro y lo enterraron como un perro en un lugar sin nombre". Con estas palabras sintetizó Francesc Escribano, en la presentación en Valladolid  de la obra que nos ocupa (editada por Blume, 2013), la historia de Antoni Benaiges, el maestro catalán, nacido en la localidad tarraconense de Mont-roig del Camp en 1903 y asesinado, por ser maestro, a los pocos días de la sublevación militar de julio de 1936 en el portillo de La Pedraja, en la carretera que enlaza Burgos con Logroño. 

Es una historia simbólica, un testimonio sobrecogedor de la tragedia vivida por el magisterio español en aquella experiencia atroz que marcó la historia del país a sangre, fuego y miseria. Un caso más entre tantos,  todos singulares sin duda porque singulares fueron también muchas de las iniciativas emprendidas por ese grupo de enseñantes que trató, en las ciudades y en los pueblos de la España de los años treinta del siglo XX, de inculcar, a través de la enseñanza, los valores que hacen a los ciudadanos más libres y más conscientes del mundo que les ha tocado vivir. Ocurrió en el magisterio, en la enseñanza secundaria y en la universidad, víctima de un "atroz desmoche", como calificó Laín Entralgo la purga sufrida en las universidades españolas. Un concepto extensible a toda, toda, la educación en España tras la rebelión que dio origen a la guerra civil y a la "longa noite de pedra", expresión utilizada por Celso Emilio Ferreira para identificar aquella época. 


Escuela de Bañuelos de Bureba (Burgos).  Abril de 1936

Convendría echar a volar la imaginación para entender lo que suponía la tarea de enseñar que Benaiges llevó a cabo en el pueblo burgalés de Bañuelos de Bureba. Encajonado en uno de los angostos valles que forman el relieve en este sector que hoy llaman de "La Riojilla burgalesa", entre los cauces de los ríos Oca y Tirón, se trataba entonces de un lugar remoto del interior de España, en el rural profundo de la época, con alto grado de analfabetismo, seguramente sojuzgado por la cerrazón y los recelos hacia cuanto venía de fuera. En ese mundo la figura del maestro desempeñaba un papel decisivo, como responsable de una labor que en la medida de sus posibilidades podía contribuir a la transformación de ese sector de la sociedad sobre el que se construye el futuro, es decir, de la infancia y la juventud. 











Aún permanece en pie el edificio de la Escuela donde impartió sus clases Antoni Benaiges

Así lo debió entender Benaiges cuando en 1934 llegó a Bañuelos decidido a aplicar los métodos de renovación pedagógica con los que había tomado contacto en Cataluña y que en esencia respondían a los principios de la técnica ideada por Celestino Freinet y que, entre otras innovaciones, contemplaban "el uso de la imprenta en la escuela para que los alumnos aprendiesen experimentando: el niño debía aprender a partir de sus propios intereses y el maestro debía guiarlo para que se desarrolle en un ambiente libre y cotidiano, y dirigir la clase sobre la base del sentido común, el tanteo, el trabajo y la alegría" (Queralt Solé, en Desenterrando el silencio, capítulo primero de la obra). Mucho empeño debió poner el maestro en la aplicación de esos métodos a tenor del legado que dejó, modesto mas imperecedero. Ahí están los cuadernillos que fue elaborando con sus alumnos como prueba fehaciente de lo que significa enseñar para aprender a vivir y a comprender la realidad, para estimular la imaginación, desarrollar la creatividad, lograr la satisfacción de que lo que se hace, lo que se dice y lo que se escribe merece la pena. "Publicaciones especiales": por ese nombre se conocía el producto derivado de la relación con sus alumnos. Trece eran los cuadernos guardados en una caja de cartón, que la familia conservó como un tesoro durante más de setenta años y que ahora han visto la luz. La luz definitiva, la luz que no se apaga. 





Estalló la rebelión de los sediciosos y con ella vinieron la muerte y la destrucción sin piedad. Un día de la segunda decena de julio de 1936 Antoni Benaiges desapareció para siempre. Nadie supo qué había sido de él pero todos se temieron lo peor. Fue asesinado el 25 de ese mes y enterrado en una de las fosas comunes que se descubrieron en 2010 en el portillo de La Pedraja, un lugar de paisaje hermoso, cercano al valle del río Oca, en uno de los tramos que ponen en contacto Castilla con La Rioja. Las exhumaciones llevadas a cabo han sido - están siendo - una tarea titánica, en la que han puesto tiempo, esfuerzo, dinero y esperanzas los centenares de familias -  pues centenares son los cuerpos allí descubiertos - que se vieron afectadas por la tragedia, y que han mantenido en silencio durante décadas a la espera de una reparación que todavía no ha llegado.  Se acabaron las ayudas oficiales que hasta 2011 habían permitido dar satisfacción a unas esperanzas durante tanto tiempo albergadas por quienes nunca perdieron la memoria. Desde entonces, en medio del desprecio oficial, cuando no de la humillación y la amenaza, son los propios familiares los que corren a cargo con los gastos que tales operaciones conllevan. Inestimable es la colaboración que en todo ello prestan una vez más el forense Francisco Etxebarría y su equipo, cuyos nombres se asocian al rigor de la profesionalidad entendida con sentido humanitario y solidario.  En España y donde se les reclame. 



De izda. a dcha. Francesc Escribano, Sergi Bernal, Miguel Ángel Martínez Movilla y Leopoldo Blume. 


Y es que lo que debiera ser una cuestión de Estado, propia de un país con voluntad de integración y respeto a todos sus ciudadanos, se ha convertido en una tarea laboriosamente acometida por los allegados que se mantienen firmes en su empeño de preservar la memoria de sus antepasados y de procurarles una sepultura digna de un ser humano. Prueba de los sacrificios sufridos la ofrece el elocuente  testimonio  revelado por Miguel Angel Martínez Movilla, que intervino en el acto de presentación de la obra que justifica esta entrada y que asume la responsabilidad de la Agrupación de familiares creada con el fin de dar respuesta a las numerosas incógnitas que todavía encierra el inmenso campo del horror de La Pedraja. En él fue enterrado su abuelo, un contratista de obras de Briviesca y en él se hallan también los restos de Antoni Benaiges, el maestro que vino de Cataluña y que se había propuesto llevar a sus alumnos a conocer el Mediterráneo en el verano del 36. No pudo ser. 






Conozcan esta obra y, si es posible, adquiéranla. Merece la pena. Lo merecen los textos, las fotografías históricas, las actuales, realizadas admirablemente por Sergi Bernal, el cuadernillo que recoge las fantasías de los niños sobre lo que para ellos podría ser el mar, la cuidadísima edición llevada a cabo por Leopoldo Blume. Es una obra grande porque grande es el propósito que la anima: el de dar imagen y palabra a la causa del magisterio que vio frustrada su esperanza en pro de una España mejor. 








Memorial de La Pedraja. Tomado de ElLiodeAbi.com

En fin, cuando viajo por Burgos, mi provincia natal, no puedo evitar la visita y el recuerdo a los lugares donde la memoria de la tragedia debe ser preservada. Es la Geografía del horror burgalés. Ese espacio donde prima "el lugar que ya no está".  Entre muchos otros, Valdenoceda, La Pedraja, Cardeña, que conoció los experimentos depravados de un psicópata con poder como fue Antonio Vallejo-Nájera, Estepar, donde yacen los restos del gran compositor Antonio José, amigo que fue de mi familia. Una provincia bella, salpicada de brutalidades que no hay que olvidar. Y es que la memoria de los olvidados nos pertenece. 


8 de junio de 2013

Las Cajas de Ahorros de Castilla y León o la gran desbandada



Mañana de sábado. Día nuboso y primavera rezagada. Regreso de dar un largo paseo junto al río y trato de ordenar algunos de los viejos papeles que ocupan mi espacio. En medio del fárrago, me encuentro con esa portada que no recordaba. Han pasado cuatro años pero parecen muchos más. Conservaré esa revista, porque significa mucho. Ahí están, sonrientes, alegres, encantados de haberse conocido, con corbatas rutilantes y ternos impecables, convencidos de que son alguien, orgullosos de lo que hacen, seguros de lo que dicen, respetados, según creen, por los que les adulan y por los que aún confían en ellos. La imagen de la vanidad cuando todo era vanidad, prestigios infundados, burbujas insaciables y negocios suculentos a costa de los ahorradores embaucados por quienes creían que eran merecedores de su confianza. Han pasado cuatro años y todo eso se ha derrumbado como un edificio de lucro desmedido, edificado sobre la especulación, la insensibilidad, el engaño y la ineptitud para ejercer sus responsabilidades con la profesionalidad que se les presumía y que, sin merecerlo, les situaba en la cúspide de la pirámide social. 

Los gobernantes regionales hablaban entonces del poderoso "músculo financiero" que se iba a lograr con la fusión de las seis cajas de ahorros domiciliadas en una de las regiones con mayor capacidad de ahorro de España. Todo ha quedado en nada, porque bien poco han demostrado valer los que las dirigían. Ni ellos ni la cohorte de consejeros que los acompañaban en el aquelarre financiero y que también y tanto se han beneficiado de él. 

Al final ha ocurrido lo que nadie preveía, aunque, a decir verdad, a nadie sorprende:  la gran estampida, la fuerza centrífuga en todas las direcciones, la desbandada que demuestra la incapacidad para entenderse y para sobrevivir al escándalo. Fotografía imposible de repetir, los que en ella aparecen ejemplifican la catadura de los que gestionaron la mayor parte del ahorro de los ciudadanos en Castilla y León, confiados en sus Cajas de toda la vida. Caja España, Caja Duero, Caja Burgos, Caja Círculo, Caja Ávila, Caja Segovia. Todas desaparecidas nominalmente, todas descapitalizadas,  con fuertes reducciones de plantilladesprovistas de su patrimonio, desacreditadas, con Obras Sociales mutiladas, meramente testimoniales o extintas. Ya no sonríen entre sí los tipos que ahí aparecen. Y es probable que ni siquiera se saluden. Sonríen para sus adentros, satisfechos de que su futuro no corre peligro y seguros de que el tiempo acabará difuminando sus "habilidades". Todos son conocidos, pero ninguno, ninguno, vale gran cosa
, por más que sus cuentas corrientes y sus jubilaciones estén henchidas de muchos ceros a la derecha. Los ceros a la izquierda son, en cambio, para los demás. Que nadie olvide, empero, sus rostros y sus nombres. La historia dejará constancia de ello. La historia y la justicia, de ese rayo que no cesa.  

4 de junio de 2013

Espacios transformados (16): belleza natural y memoria histórica de Valdenoceda (Burgos)


Perspectiva del Valle de Valdivielso. Al fondo, Valdenoceda, a la entrada del Ebro en el valle  

Valdenoceda es el pequeño pueblo que, viniendo de Villarcayo o nada más descender el puerto de la Mazorra, en la carretera que enlaza Burgos con Bilbao, inicia el acceso al valle de Valdivielso, que configura la Merindad epónima, identificada con el límite meridional de la comarca de Las Merindades burgalesas. Lo cruza el Ebro, airoso y limpio, cuyas aguas fecundan una vega en la que el regadío no se ha extendido mucho, aunque en ella la agricultura ofrece iniciativas de gran interés en el sector de la fruticultura, merced a las favorables condiciones climáticas que la configuración morfológica proporciona. En ese espacio comencé hace muchos años mi labor investigadora, realizada con el apoyo y el asesoramiento de mi maestro, Jesús García Fernández, que me enseñó a entender lo que veía, a interpretarlo globalmente y a captar los factores que contribuyen a la transformación del territorio y a la evolución de sus paisajes. Allí transcurrieron varios veranos de mi juventud universitaria, de los que guardo gratísimos recuerdos.

Nada se hablaba entonces de lo que había sucedido en Valdenoceda durante la guerra civil y hasta que finalizó la segunda guerra mundial. Era un tema ignorado, tabú, en aquellos años sesenta del franquismo que acababa de conmemorar sus “veinticinco años de paz”. Recuerdo, sin embargo, que en cierta ocasión – en el verano de 1970 – el alcalde, un tipo que siempre iba con corbata, se interesó por lo que estaba haciendo allí. “Investigando”, le dije. “¿Investigando qué?”, indagó. “Investigando el paisaje, la economía y la sociedad del Valle, su población, su poblamiento”: esa fue mi respuesta. “Ah, bueno. No pasa nada”. Mi trabajo no fue interrumpido en ningún momento y culminó satisfactoriamente, resultado del cual fue un libro publicado en 1972.


Con el tiempo, me he reprochado a mí mismo no saber o averiguar más sobre lo que encerraba y encierra la historia de aquel escenario tan bello desde el punto de vista natural, pero tan sórdido y terrible en un pasado que aún permanece vívido en la memoria. Lo supe años después, cuando el silencio sepulcral que hasta entonces se había mantenido, fue roto por el estruendo de la evidencia más atroz, por la manifestación sin tapujos de la inhumanidad de que era capaz aquel régimen edificado sobre la muerte de sus adversarios y la destrucción del país. Lo supe por mi padre, que no se había atrevido a informarme de ello cuando inicié aquel trabajo. Su conocimiento del asunto era limitado, pero bastaba ver su rostro para darse cuenta de la conmoción que aquel recuerdo provocaba. Se trataba del penal de Valdenoceda, junto al Ebro. ¿Qué había ocurrido allí? “Un campo de concentración del que no se salía. Un lugar del que nunca se hablaba porque había miedo pero cuya existencia nadie ignoraba”. Esa era la expresión utilizada para definir el significado de la barbarie localizada en un punto bien ubicado en el espacio. El excelente trabajo llevado a cabo por Fernando Cardero Azofra y Fernando Cardero Elso ofrece un análisis riguroso y necesario sobre lo que fue aquella monstruosidad. 




Desde Radio Valdivielso se ha dejado siempre constancia de la memoria que sobrevive al paso del tiempo, de ese empeño por transmitir a la sociedad actual el recuerdo de lo que fue una de las mayores tragedias vividas en esta tierra. Hace unos días, el grupo de familiares de los hombres que allí murieron ha decidido buscar a las personas que pudieran tener relación con los que han sido exhumados en el cementerio que se construyó junto a la prisión. Se han hecho públicos sus nombres para que no queden en el olvido.




En muchas ocasiones he vuelto a pasar por ese lugar, antes de detenerme para contemplar por enésima vez  la espectacular “cluse” de los Hocinos o de Incinillas, que el Ebro construye sobre la sierra de la Tesla. Pero el deleite paisajístico no ensombrece un ápice la evocación de lo que aquel penal del franquismo criminal representó: un campo de exterminio, donde la gente moría de hambre y ahogada cuando el Ebro se “salía de madre”. Que sus nombres no se olviden ni tampoco el lugar, hermoso y siniestro a la par, en el que fueron torturados y  perdieron sus vidas. 

26 de mayo de 2013

En apoyo de José Chamizo



Ya lo han sustituido y es una lástima. Hace unos días vi en Facebook la solicitud de firmas para relevar a José Chamizo de la Rubia como Defensor del Pueblo Andaluz. Comenté negativamente esa campaña porque considero que la figura de Chamizo ha dignificado la figura de Defensor del Pueblo como en pocas Comunidades ha sucedido y, menos aún, en el ámbito del Estado. He conocido, leído y utilizado algunos informes realizados por él y me han parecido excelentes, serios, rigurosos y, ante todo, independientes y críticos con el poder. Sin miramientos, sin edulcoranciones,  sin ambigüedades, con la verdad por delante. Siempre con la contundencia de quien denuncia la injusticia, el caciquismo, la venalidad y la corrupción. A chamusquina huele esa iniciativa tan unánime en pro del relevo cuando las fuerzas políticas se deshacen en elogios que contrastan con la intención no oculta de quitárselo de encima como sea.

Traigo el tema aquí porque creo que rebasa el estricto escenario de Andalucía. No en vano la figura del Defensor del Pueblo queda mediatizada cuando se supedita a la aquiescencia de quien o quienes lo nombran en virtud de afinidades que pudieran condicionar la libertad de criterio y el ejercicio independiente de una tarea que si, por algo se distingue, es porque está por encima de las cuitas partidarias. Ha ocurrido en España de forma clamorosa, pues en nuestro país ha sido siempre una figura anodina, irrelevante, falta de garra y de voluntad crítica. Basta echar un vistazo al balance como tal de Doña Soledad Becerril, que actualmente ostenta dicha responsabilidad, para darse cuenta de lo que no debe ser un Defensor del Pueblo, máxime en estos tiempos de crisis y de vulneración sistemática  de derechos básicos. Lo siento por José Chamizo, lo siento por los andaluces, lo siento por la defensa de los derechos del ciudadano.

23 de mayo de 2013

La defensa de la investigación por la Conferencia de Rectores




Que la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas se movilice en torno a una reivindicación que asume de forma unánime no es empresa fácil. Mucha trascendencia ha de tener la idea motivadora para que las diferencias queden aparcadas en aras de la contundencia de la actitud manifestada. Y, desde luego, trascendencia tiene algo tan preocupante como la situación de asfixia, deterioro y marginación a que se ve sometida la investigación científica en España. No es solo un problema; es una tragedia, que amenaza con convertir al país en la tierra del futuro banal, mediocre, sombrío, por más que luzca el sol y surjan en el horizonte, tanto en el entorno de las grandes ciudades del interior como en la costa atiborrada, las construcciones dedicadas al juego, al ocio, a la gastronomía o a la tauromaquia. Sus usuarios (habrá que ver con qué medios se lo permiten), se moverán a sus anchas entre tanto cachondeo, mientras los científicos se sumergen en sus espacios de precariedad y los jóvenes con talento parten presurosos allende las fronteras donde encontrarán los únicos lugares en los que, huyendo del desguace, poder desplegar sus inquietudes y demostrar lo lejos que se sienten del país en el que hubieran deseado aportar lo mucho de lo que son capaces y que ahora les abandona a su suerte. 

Cómo desearía no tratar este tipo de cuestiones. Pero, cuando se observa la deriva a que está sometida España, en esa especie de regreso al pasado y a lo retrógrado en el que el futuro no ofrece esperanzas alentadoras, y cuando la juventud está sumida en la desesperanza cuesta mucho evadirse de panorama tan desolador. ¿Alguien podría señalar una idea, un hecho, un aspecto, que en estos momentos merezca en España una valoración positiva desde la perspectiva de la acción política?  

21 de mayo de 2013

Cuando los genocidas quedan libres el mundo empeora. Pobre Guatemala


Pobre Guatemala, pobres guatemaltecos. Qué triste este día para los Derechos Humanos, la dignidad de la persona, la justicia universal. Uno de los mayores criminales del siglo XX ha quedado libre tras ser condenado por genocidio en el pais que vivió el "apartheid" más atroz, como lo ha definido acertadamente John Carlin


Pueblos indígenas de Guatemala, gentes humildes, trabajadoras, castigadas por la naturaleza, han sido víctimas de una de las historias más terribles que se conocen. Han buscado la justicia, la justa reparación, el derecho a que se reconociera lo mucho que han sufrido, las torturas que padecieron, los asesinatos sin límite, el robo, el expolio, la destrucción de su misma existencia. Indígenas de Quiché, de Alta Verapaz, de Sololá, mayas, ixiles, etnias que enriquecen y dan vida al país de los mil colores. Hombres, mujeres, niños destrozados en su tierra. 

Efraín Rios Montt, bestia peor que las bestias, despojo humano que las hienas rechazarían. Libre. No puede ser. No es justo. El mundo se degrada cuando el genocidio permanece impune.  ¿Qué esperanza queda ante tanta injusticia?. Hoy es día de luto en Guatemala. Es día de luto en el mundo que lucha por un mundo mejor. Qué horror. Pobre Guatemala. Que nadie olvide su tragedia, su historia desgarrada. 

18 de mayo de 2013

Evocaciones




Cuando el viento amaina
es el momento de descifrar
el silbo que nace de la loma
¡Silencio! 
son mensajes esperados tanto tiempo

De allí surgen los enigmas
que nuestros ancestros 
trataron de entender
y que con paciencia infinita
explicaban al amor de la lumbre 
en los inviernos de mi infancia

Silencio repleto de palabras
palabras en medio del silencio
voces cálidas ante la friura
con resignación acogida

Explicaciones variadas
para mí ininteligibles
con frecuencia contradictorias
ilusionantes y misteriosas

Siempre las mismas
siempre diferentes
siempre cercanas a la fuente de la vida
junto al añorado huerto del abuelo 


Mensajes en la calle (42): la cultura que se extingue


Cierra el Museo de la Radio en Tordesillas (Valladolid) 


¿Cuántas manifestaciones culturales sobrevivirán a la catástrofe? ¿Qué será de buena parte de esas infraestructuras,  dotaciones, obras y demás elementos físicos que han visto la luz cuando todo prometía buena ventura y satisfacciones sin cuento y de porvenir asegurado? Al observar la lista  de cuanto se ha puesto en pie con tal fin en España desde los años noventa hasta prácticamente antes de ayer, cuando han comenzado a tocar a rebato los tambores demoledores de la crisis que no cesa, nos damos cuenta de hasta qué punto  la creatividad y la capacidad de iniciativa se han desplegado profusamente hasta cristalizar en uno de los inventarios más nutridos de cuantos se tiene noticia en la Vieja Europa. De todo hay sin duda: realizaciones excelentes, iniciativas mediocres, propuestas prescindibles. Soy, sin embargo, de la opinión que la perspectiva de poder elegir en un frente tan amplio incrementa las posibilidades de enriquecimiento cultural y personal, de modo que más pronto que tarde los criterios de calidad acabarán prevaleciendo sobre la cantidad hasta dibujar, a la postre, un panorama en el que sólo cobre vida y justificación aquello que realmente merece la atención y el interés de ser conocido y valorado. Y no siempre lo grande lo es: hay manifestaciones de pequeño tamaño, obras modestas que encierran lecciones de excelencia, buen gusto y mejor hacer. 


Al menos así ha de ser en teoría, habida cuenta de que la mayoría de los proyectos puestos en marcha se han amparado en ayudas públicas sin las cuales difícilmente hubieran visto la luz. De ellas depende también su mantenimiento, su continuidad, su presencia en los catálogos y en las sugerencias que invitan al conocimiento de lo que no se conoce. Cuando las aportaciones de los fondos públicos declinan, los horizontes se cierran para muchos de ellos e incluso amenazan o culminan con su desaparición. Es lo que ha sucedido con el hecho que justifica esta entrada. Paseando por Tordesillas, mi pueblo adoptivo, me he encontrado con la noticia de que cierra el Museo de la Radio, tan ayudado y que tanto prometía. Ni siquiera les ha dado tiempo a corregir la errata ortográfica del cartel. 

Es en este contexto en el que ha de imponerse el despliegue de una verdadera estrategia cultural, que pase de la prodigalidad de antaño a la adopción de criterios que garanticen la preservación de aquellas muestras de la acción cultural que verdaderamente merecen ser respaldadas, sobre la base de su calidad, de su utilidad formativa, de su pertinencia como fundamento de una voluntad decidida de apoyo al patrimonio cultural. Y ha de ser así porque la cultura no puede sobrevivir en un panorama de mercantilización pura y dura: necesita el respaldo institucional, serio y responsable, no dominado por los grupos de presión o por la concepción populista o populachera de la cultura. Se trata de un contexto renovado, en el que, como en tantas otras cosas, va a quedar en evidencia la categoría política de los responsables públicos y su voluntad para asegurar la pervivencia de una cultura de calidad que nunca podrá ser objeto de negocio o de satisfacción de intereses extraculturales.  

12 de mayo de 2013

Espacios transformados (15): la plaza pública en apoyo de la enseñanza integradora




Nada impide el clamor de la calle en un día de lluvia. Al atardecer el paisaje urbano del centro de la ciudad se transforma al compás de la riada humana que enarbola el Verde con el que quiere simbolizar el valor de la educación que integra, une y cohesiona. Diríase que el agua de mayo, lejos de ser inoportuna, vivifica el ambiente y le aporta esa sensación de viveza, rabia y energía que acentúa la resonancia de las palabras reivindicativas en defensa de un modelo educativo que se aviene mal con los postulados y fines de una ley sectaria que discrimina, segrega y deteriora aún más la concepción y el funcionamiento de uno de los servicios esenciales sobre los que descansa la dignidad del ser humano. Un servicio cuyo desarrollo debiera ir unido a los compromisos inherentes a un pacto educativo, que lograse la necesaria articulación de fuerzas y estrategias capaces de  superar los problemas y disfunciones de que adolece la educación en España, y que la crisis ha puesto en evidencia  con tintes aún más dramáticos. 

En ese espacio de encuentro, protesta y llamamiento a la sensibilidad, a la equidad, a la calidad y a la dotación adecuada frente al privilegio, el sectarismo y los riesgos de exclusión, los colores abigarrados de la manifestación, con su cortejo de paraguas abiertos y de impermeables al viento, tienden a difuminarse mientras profesores, padres, niños, ciudadanos en fin, adquieren el convencimiento de que ese momento y ese lugar les pertenece.

9 de mayo de 2013

Siempre ha habido un maestro o una maestra en nuestra vida




He comprobado que a medida que pasa el tiempo y observo tras de mí una larga ristra de recuerdos que me señalan la longitud de la vida vivida y la constatación de que el pasado prima sobre el futuro, me vienen a la memoria los nombres y los rostros de los mejores profesores que he tenido y con los que he disfrutado en ese proceso tan difícil y azaroso como es el de la formación. No muchos, la verdad, pero sí importantes en algún momento, asociados a circunstancias y situaciones que dejaron huella y que con habilidad, inteligencia y afecto me enseñaron a afrontar. No recuerdo lo que me explicaban, aunque mantengo nítida la imagen de cómo lo hacían, el empeño puesto en su afán por enseñar a aprender y a vivir, a descifrar esas incógnitas complejas a que se enfrenta la vida cotidiana en la infancia, en la adolescencia y en la juventud, cuando en el panorama de confusiones que se crean uno va descubriendo las cosas y abriéndose a la luz al compás de la voz de la maestra, del consejo del maestro, de la advertencia del profesor, de la reflexión pertinente de la profesora. Lecciones valiosas que el paso de la vida no consigue relegar al olvido.

Ninguno vive ya, pero ellos viven en mí y de cuando en cuando los evoco sobre todo si necesito referencias personales en las que apoyarme para seguir reafirmado en la convicción de que pocas cosas hay tan importantes en la vida como la impronta indeleble del buen maestro. La lectura del texto de Carlos Arroyo me ha inducido a hacer este pequeño homenaje a los mejores profesores de mi vida. Seguro que todos los tenemos.

5 de mayo de 2013

Taller de Arte Añil y Proyecto UNO: cuando el arte moviliza sensibilidades compartidas




Son dos grupos de artistas que han decidido unir sus esfuerzos para darse a conocer. Los vínculos anudados entre ellos responden en origen a una causa personal  pero el tiempo se ha encargado de fraguar con solidez una relación que proyecta su obra dentro de unas meritorias coordenadas compartidas. Son las que les llevan a entender el arte como la plasmación de una sensibilidad conectada con la innovación técnica,  la expresividad de los mensajes transmitidos y la dimensión vanguardista  de lo que hacen y representan.



Durante unos días han expuesto sus obras en el Palacio Garcigrande de Salamanca  Al visitar la muestra - identificada con el nombre de Clamores - reconozco que me ha impresionado. Allí se han dado cita el TALLER DE ARTE AÑIL, que agrupa a varios artistas residentes en la villa abulense de Arenas de San Pedro, y PROYECTO UNO, que vio la luz en Valencia para aprovechar la cercanía y las sensibilidades en común de una decena de creadores.  Ambas son iniciativas recientes: la primera nace en 2009, en 2012 la segunda.


Sería prolijo entrar en detalles, pues poco más podría decir yo de un panorama creativo tan amplio, tan diversificado y tan repleto de matices. Me limitaré a señalar su existencia, acompañada de la recomendación de que sus aportaciones al mundo del arte sean conocidas, valoradas e interpretadas. Es sin duda loable el esfuerzo realizado a la hora de conciliar inquietudes en torno a proyectos comunes, basados en el afán de proyección y en la confianza que da a quienes los integran el hecho de sentirse acompañados en una tarea que no resulta fácil, por más que se encuentre amparada en una calidad creativa difícilmente cuestionable.  


4 de mayo de 2013

Cuando desaparece la corteza...



¿Qué quedará del árbol desangrado hasta la extenuación? ¿En qué se convertirá ese tronco enhiesto y curtido por la historia cuando ya no quede en él un gramo de resina vivificadora? He visitado con mis compañeros y alumnos la tierra pinariega de Segovia, donde la resinación del Pino negral se confunde con el tiempo y el espacio hasta identificarse con ellos. 

Contemplando el espectáculo, y sin entrar en lo que significa la recuperación de esta actividad económica en el contexto de la crisis y del encarecimiento de los hidrocarburos, no he podido por menos de tener la sensación de que la conífera enraizada en el paisaje de la Castilla meridional se me antoja una metáfora plausible de lo que actualmente sucede en España. Cortes y más cortes, siempre en la misma dirección, hendiduras que laminan la corteza, riqueza de interior que emana hacia afuera para ser arrebatada, indefensión ante la intemperie, desvitalización de la estructura viva... en fin, un remedo ejemplificador de lo que está pasando, de lo que estamos viendo.

2 de mayo de 2013

¿Qué entendemos por reforma de la Administración pública?




Cuando se habla de aplicar la política de recortes a la Administración Pública es evidente que no todos la entienden de la misma manera. Cuando de la proclama general se desciende a los detalles, las cosas cambian en función de la perspectiva y de la orientación con la que se plantee. Es razonable pensar, a la vista de los hechos, que numerosos aspectos de la organización y funcionamiento de la realidad administrativa deben ser corregidos, pues no cabe duda que se han cometido despilfarros  incurrido en duplicidades innecesarias y gravosas, adoptado medidas y líneas de acción que se han mostrado ineficaces en función de la alta dosis de clientelismo, nepotismo y mal uso de los recursos con que se han llevado a cabo. Cientos de ejemplos lo avalan. 

Reformar la Administración, sí, pero para mejorarla, liberarla de sus adherencias espurias y lograr que su actividad se adecue no a los privilegios de muchos de los que la mangonean y se han servido de ella sino a los intereses y necesidades de los ciudadanos de acuerdo con los principios que han de regir el buen gobierno de la "res pública". Pero me temo que no va por ahí la perorata que anima el espíritu lenguaraz y demagógico de la madrileña Aguirre, ex presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, cuando, al enarbolar la bandera del recorte implacable de la estructura del Estado, se limita a consideraciones vagas, sin precisar qué, dónde, cuándo y cuánto hay que mutilar. 


Si no se desciende al detalle, si no se precisa el alcance y las repercusiones de la iniciativa, si no se plantea desde la posición autocrítica por parte de quien no ha hecho otra cosa que desarrollar su carrera a expensas de la Administración, el sentido común lleva a pensar que lo que late en el ánimo de esa mujer y  de otros tantos como ella es lisa y llanamente el adelgazamiento del Estado para que al tiempo su relevancia en la gestión de lo público se debilite y abra camino al escenario esplendoroso y lucrativo de la llamada "externalización".  ¿Realmente, y sin clarificar los límites en los que han de encuadrarse las medidas de ajuste en la estructura del Estado, se han hecho los esfuerzos suficientes para profundizar en otras soluciones encaminadas a minorar el déficit mediante una política fiscalmente más equitativa?


Decir esas cosas desde la ciudad de Madrid, que acumula más de la mitad de la deuda viva de los Ayuntamientos españoles, y desde la Comunidad donde la corrupción forma parte de su misma esencia, es un planteamiento criticable que debe ser denunciado. Ya sabemos que sus palabras y escritos están espoleados por manos que mecen la cuna en las trincheras mediáticas y que, en el fondo, y como bien dijo ayer el Consejero de Presidencia de la Junta de Castilla y León, también de su mismo partido, "de ser un verso suelto, Aguirre se ha convertido en un auténtico poema". 

La fotografia hace referencia a la conmemoración de los doscientos años cumplidos por las Diputaciones Provinciales. En este caso la de la provincia que vio nacer a Rosa Chacel, su mejor escritora, como bien afirmó Andrés Trapiello.

22 de abril de 2013

Dia del Libro. Un homenaje permanente a la obra de Miguel de Cervantes



El 22 de Abril de 1616 falleció en Madrid uno de los más eminentes genios de la historia de la Literatura. Nacido en Alcalá de Henares (Madrid) en 1547, Miguel de Cervantes Saavedra vivió en Valladolid durante los años 1605, cuando vio la luz la primera edición de El Quijote, y 1606. La conmemoración de su muerte, que coincide con el homenaje internacional al Libro, brinda una excelente oportunidad para recordar al autor y a su obra. He seleccionado este párrafo correspondiente al Capitulo XVIII, donde, con gran sentido del humor, agudeza e ingenio, describe las cualidades de la que para él era la primera de las ciencias, la síntesis de todas: la de la Caballería Andante. Una prueba, entre otras muchas, de la calidad de esta obra inmortal:
“— Paréceme que vuesa merced ha cursado las escuelas: ¿qué ciencias ha oído?

La de la caballería andante —respondió don Quijote—, que es tan buena como la de la poesía, y aun dos deditos más.

—No sé qué ciencia sea esa —replicó don Lorenzo , y hasta ahora no ha llegado a mi noticia.

—Es una ciencia —replicó don Quijote— que encierra en sí todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser jurisperito y saber las leyes de la justicia distributiva y comutativa, para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene; ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa clara y distintamente adondequiera que le fuere pedido; ha de ser médico, y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien se las cure; ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuantas horas son pasadas de la noche y en qué parte y en qué clima del mundo se halla; ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas, y, dejando aparte que ha de estar adornado de todas las virtudes teologales y cardinales, decendiendo a otras menudencias, digo que ha de saber nadar como dicen que nadaba el peje Nicolás o Nicolao; ha de saber herrar un caballo y aderezar la silla y el freno, y, volviendo a lo de arriba, ha de guardar la fe a Dios y a su dama; ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos y, finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla. 

De todas estas grandes y mínimas partes se compone un buen caballero andante, porque vea vuesa merced, señor don Lorenzo, si es ciencia mocosa lo que aprende el caballero que la estudia y la profesa, y si se puede igualar a las más estiradas que en los ginasios y escuelas se enseñan".



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