Llevo una semana en Buenos Aires y, aunque he venido a la Feria del Libro, todo el mundo me habla de Cristina. Fernández de Kirchner, naturalmente. Me gustaría más que la identificaran con su apellido, como a Merkel, pero parece que ella no ayuda mucho. Soy consciente de que quienes alegan que ningún presidente varón, ni siquiera un hombre de elegancia tan dudosa como Menem, generó una hostilidad semejante a la que padece esta mujer guapa, con buen tipo, a la que le gusta arreglarse e ir bien vestida, llevan razón. Pero también comprendo a quienes replican que para este viaje no hacían falta alforjas. Si una mujer llega a la presidencia para que gobierne su marido, mejor que no llegue nunca, dicen, y es cierto.
Siempre he pensado que el poder es una avidez que impone sus propias reglas y trasciende todos los límites. También los de género. La sonrosada creencia en la capacidad femenina para suavizar y sensibilizar el gobierno que todavía hoy siguen predicando muchas mujeres, dedicadas o no a la política, me irrita sobremanera. Más triste me parece, sin embargo, que algunas lleguen a la presidencia sin haberla conquistado por y para ellas, como instrumentos de una estrategia dinástica que sólo pretende perpetuar a sus familias en el poder. Pero lo que no puedo aceptar es el escándalo de quienes critican estas nuevas dinastías democráticas como si no vivieran en una democracia tutelada por una vieja dinastía monárquica. Porque la herencia es la herencia, y ni Néstor ni Cristina han inventado nada".
Insertar este articulo no implica estar en todo de acuerdo con él. Considerando que la reflexión que hace sobre la pareja Kirchner es pertinente, a la vista de los hechos, y responde a la realidad, no creo, sin embargo, que la relación que establece, al final del texto, entre la "dinastía" argentina y la monarquía española sea adecuada. La Sra. Grandes sabe bien, pues entenderlo de otro modo implicaría grave ignorancia y una tergiversación de los hechos, que la democracia española no está tutelada por la "vieja dinastía monárquica". Es una democracia que se sustenta en una Constitución en la que la relevancia política del Jefe del Estado es meramente honorífica. El rey reina pero no gobierna, como sucede en todas las monarquías parlamentarias. Nada tiene que ver, pues, con el carácter fuertemente presidencialista de que goza el/la residente en la Casa Rosada ni, por supuesto, ejerce el poder con las veleidades y componendas que la propia escritora denuncia en el caso argentino. A ver si ponemos las cosas en claro, y llamamos a cada cosa por su nombre. No está bien confundir a la opinión pública.
(Cartel electoral de Cristina Fernández en una calle de Buenos Aires.
Nota: Tomo prestado lo de "atroz encanto" del título de los dos libros, I y II, que Marcos Aguinis, fino e implacable analista de la realidad histórica y política de Argentina, ha publicado en los últimos años. El primero (2004) en Booket; el segundo (2008) en Planeta. Les aconsejo su lectura, pero con calma. El atracón puede ser tremendo)
Solo nos falta UN BLOG para completar el segundo grupo! Nosotros seguiremos con la promocion de la pagina para encontrar bloggers que esten dispuestos a compartir su trafico, si tienes amigos que quieran unirse a este innovador proyecto, animalos en participar!
ResponderEliminarLa verdad es que ya nada nos sorprende de la política argentina, más propio de un vodevil y de una comedia de enredo que de un pais serio y responsable. Lo de Fernández se veia venir, pero ya nos hemos acostumbrado a ese tipo de pavadas. No tenemos remedio pero qué le vamos a hacer.
ResponderEliminarLeí ese artículo de Almudena Grandes en "El País" y a mi tambien me sorprendió el final. Desgraciadamente, la política de ese gran país que es Argentina es de vodevil. ¡Pobres argentinos! Besotes, M.
ResponderEliminarMi idea no es pagar con la misma moneda a nadie.
ResponderEliminarPero no sé cuánto pueden valer las críticas sobre cuestiones políticas realizadas por ciudadanos españoles que en pleno siglo 21 siguen siendo vasallos de un rey.
Saludos,
Desde el sur,
VERBOAMERICA, Está muy equivocado/a. No somos "vasallos" de un rey. El es una figura meramente institucional pero sin poder de mando. Lo que ha hecho el rey, sin embargo, es mantener a este país de anarquistas mas o menos unidos y en paz durante más de treinta años. ¡Todo un record! Saludos, M.
ResponderEliminarLa verdad como mujer Argentina no me siento identificada con Cristina,ayer hizo un discurso en una plaza llena de hijos bobos,en donde en vez de apaciguar el tema con el campo hechó leña al fuego,diciendo que unos cuatro que no fueron votados por nadie decidieron quien pasa y quien no por las rutas,sabes el piquete del campo está mal,pero aquellos que apoyan al gobierno hacían piquete antes y no hay ni uno solo procesado por eso.Esta presidente nos irrita,no porque se arregle,que está bien es una presidente su imagen no disgusta es cuando habla que disgusta y cuando se nota que ella no es quien gobierna.Sabes somos un pueblo muy noble con malos gobiernos uno tras otros,y se están gestando en este contexto un grupo de Argentinos cada vez más grande que vive de la delincuencia,de la corrupción,de la violencia y de la limosna del gobierno,mientras el resto callados ,asustados vemos que todo pasa y nos acostumbramos,pero,cuando el Argentino se cansa en serio las cosas cambian,hoy el campo se cansó y el pueblo lo apoya,llegarán lejos,y una nueva oposición se formó de manos de trabajadores y productores.
ResponderEliminarEstamos ante graves problemas,ante mucha inseguridad y en crisis desde hace 100 días y ella aun sigue en la negación.