Se trata de la mítica revista francesa de cine Cahiers du Cinéma, que ha sido puesta a la venta, lo que para muchos de sus defensores y artífices puede suponer un serio golpe a la calidad, independencia y rigor de una publicación que es esencial para entender la historia del cine contemporáneo. Desde 1951,
Carlos Boyero lo ha reflejado bien ayer en Babelia (10.05.08), donde, al tratar de lo que significó el fenómeno de la "nouvelle vague" (¿Qué queda de nuestros amores?), dice con su habitual agudeza:"Aunque su obra demuestre que cada uno de ellos era de su padre y su madre, que su filmada visión de las personas y de las cosas no precisaba de complicidad, nadie podrá cuestionar su profundo amor hacia el arte de contar historias con una cámara, su buen gusto inicial, su inteligencia y su pasión en el descubrimiento y la elección de los creadores más perdurables de la historia del cine. (...). Lo hacían con una prosa admirable, rebosaban sinceridad y talento independientemente de los excesos, manías y caprichos. También percibes que van a ir más allá de la teoría, que late el anhelo y la determinación de describir e interpretar el mundo a través de una cámara".
No podemos, pues, ignorar la existencia del problema ni dejar de adoptar una postura sensible y solidaria con el documento que varios intelectuales franceses han suscrito con el fin de preservar la identidad de la publicación, en la medida en que, como señalan, "la situación cultural de nuestro tiempo hace a los Cahiers más indispensables que nunca, reclamando la invención de un tipo de intervención crítica apta para responder al nuevo lugar del cine en el concierto de las artes e imágenes", y concluir afirmando "¿Se les obligará entonces a olvidar su historia o a biselar su identidad?".
Tiempos duros estos nuestros para la preservación de la cultura independiente. ¿Será posible asegurarla?.
He venido a saludarte. Me gusta lo que he leido. Lo de "Cahiers de Cinéma" es una verdadera vergüenza. Vamos de cabeza a una sociedad inculta y zafia. Los ciudadanos nos deberíamos rebelar. No hay derecho. Besotes, M.
ResponderEliminarEn efecto, Fernandp, tiempos duros para la cultura independiente. Todo se compra, todo se vende. Y la mayor parte de las veces a precio de saldo. Pobre Godard, siempre tan gafe.
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