10 de mayo de 2008

Franquismo vergonzante en el Ayuntamiento de Salamanca


Lo menos que uno puede pretender de quienes le representan es que, cuando tomen una decisión, la justifiquen, expliquen el porqué la toman. Ninguna medida adoptada debe apoyarse en el vacío o en el silencio. Cuando eso sucede, sólo hay un término para definirla: es una opción tomada de manera vergonzante, con la mirada hacia abajo, con las solapas del gabán tapando la cara, a fin de pasar lo más desapercibido que se pueda. "Que pase de nosotros cuanto antes este cáliz, pero que nos quiten lo bailao", vienen más o menos a decir. De vergonzante y vergonzosa cabe calificar la reiterada postura adoptada por la mayoría que gobierna el Ayuntamiento de la ciudad de Salamanca (¡ay, si Don Miguel de Unamuno o Don Casto Prieto, el alcalde asesinado, levantaran la cabeza!), que ha rechazado por segunda vez la propuesta de la oposición de retirar a Francisco Franco Bahamonde el título de "alcalde de honor a perpetuidad" de la ciudad, que inmerecidamente se le dio en 1964, así como de revocar la concesión de la primera Medalla de Oro de Salamanca que el mismo personaje recibió en 1948.

Y, para que quedase constancia de que el equipo de gobierno, que preside el inefable
Julián Lanzarote Sastre, no iba a ceder un ápice en los reconocimientos otorgados al dictador, también dijeron que nones a la propuesta de retirar de la Plaza Mayor el medallón grabado con la efigie del sujeto y que fue colocada en 1937 en el pabellón dedicado a los Reyes. Una ofensa para Salamanca, símbolo de la cultura española y ciudad digna de mejor suerte, y un ultraje para su bellísima gran plaza.

Y ya es la segunda vez que se empecinan en esta “democrática” actitud: ya lo hicieron el 27 de Enero de 2007, como recordé en una de las entradas de este blog (30.4.2008), y lo han vuelto a hacer el 8 de Mayo de este año, precisamente el mismo dia en que se conmemora la derrota de los nazis que apoyaron a Franco en la guerra civil, y cuando el Parlamento español ha aprobado ya la Ley de la Memoria Histórica, que obliga a las administraciones públicas a retirar los símbolos de la dictadura. Si grave es la decisión del grupo del Partido Popular en el Ayuntamiento salmantino, cobarde y mezquino es hacerlo sin explicar las razones que les inducen a ello, lo que revela una falta total de ética y estética, o, más precisamente aún, de la decencia y el sentido de la responsabilidad que se presumen a todo el que se afana en eso de la “res pública”. Se han callado como muertos y agachado la cerviz.
Les ha faltado la dignidad que, en cambio, ha tenido el Ayuntamiento de Cádiz, gobernado también con mayoría absoluta por el Partido Popular, cuya Comisión de Honores y Distinciones acordó el pasado 7 de Mayo, y por unanimidad, la retirada de la medalla de la ciudad a Franco, concedida a título póstumo el 20 de noviembre de 1975, señalando asimismo que del callejero gaditano se eliminarán todos los nombres que tengan que ver con aquella siniestra etapa de la Historia de España.

(Foto: Ayuntamiento de Salamanca, desde los soportales de la Plaza Mayor)

4 comentarios:

  1. Sí, no sólo es lamentable la decisión, también lo es la ausencia de explicaciones. Quizá porque no puedan darse sin caer en la vergüenza más absoluta.
    Abrazos,
    Diego

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  2. Lo de Salamanca ¡ya clama al cielo! Besotes, M.

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  3. Gracias, amigos. Estaremos muy atentos a lo de Salamanca. Lo que ocurre es muy grave. Y para quienes admiramos a esa ciudad, lo que ese Ayuntamiento hace es una ofensa permanente a la decencia democrática.

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  4. En Madrid se retiró la estatua a caballo del dictador por la noche para evitar interceptadores. En algunos pueblos de Madrid siguen teniendo una vía del Generalísimo o de General Mola. ¿No tienen arrestos para renombrarlas o no quieren?

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