20 de junio de 2008

La acumulación de la riqueza: la nueva Internacional

Con un índice de crecimiento del 8,3% en 2006, muy por encima de lo que podría aumentar el PIB de un país en el mejor de los escenarios económicos, el número de multimillonarios en el mundo se dispara espectacularmente. En los últimos años ha aumentado y se ha fortalecido el grupo de los que alcanzan fortunas superiores a los mil millones de dólares: mientras en 1998, según Forbes, eran 209 las personas cuyo patrimonio superaba este umbral, diez años después esta cifra se eleva hasta alcanzar las 1.125. Más numerosos y afortunados, los muy ricos entre los ricos ya no disimulan la magnitud de su riqueza. Si ayer se esforzaban por ocultarla, hoy figuran rutilantes y altivos en la primera página de las revistas, codeados sin rubor con la clase política que manda, y que con frecuencia les sienta a su mesa. Aparecen lo suficiente como para que el ciudadano común sueñe con emularlos, pero tampoco se prodigan en exceso para no irritarle.

Conviene saber que esta tendencia ya no está exclusivamente protagonizada por los que viven en Occidente, ya que personajes de otros ámbitos se incorporan a la lista del club selecto de los afortunados, a medida que el espacio de las grandes fortunas se diversifica. Cuatro de las ocho personalidades más ricas del mundo son hindúes. Y a ellos se suman los que cimentan su incomensurable éxito financiero en Rusia, Turquía, Polonia, Brasil, Argentina, China o Corea del Sur, abriendo un palmarés tradicionalmente dominado por los norteamericanos, los europeos y los japoneses. Por áreas, las que en mayor medida han visto crecer su nómina de grandes ricos son Oriente Medio, Europa del Este y América Latina.

También se modifica y amplia el origen de la riqueza: la especulación financiera, los medios de comunicación, el sector inmobiliario y las nuevas tecnologías suplantan la hegemonía ostentada por los reyes del petróleo o los capitanes de la industria (siderurgia, agroalimentación, químico-farmacéutica), que coexisten con aquéllos en el mismo club, mientras los monarcas del Golfo, singularizados en su autocracia sin límites, canalizan el afán de acumulación y prepotencia que les permiten los petrodólares al lucrativo negocio del turismo de lujo, donde llevan a cabo iniciativas inimaginables.

Ahora bien, si la globalización de los intercambios y el amparo proporcionado por los paraísos fiscales tienden a reforzar, como nunca ha ocurrido, el poder de la élite mundializada, su poderío coexiste con el grupo de los afortunados que a su vez prosperan en cada país, donde acumulan altas rentas, sorprendentes patrimonios, prestigiosos diplomas y magníficas relaciones sociales, dando forma y consistencia a un escenario de ostentación más doméstico en el que las viejas oligarquías sobreviven o se readaptan, acogiendo sin dificultad ni reserva alguna a los recién llegados a la rueda de la fortuna. Es decir, la mundialización de la riqueza comparte mesa y mantel con los beneficiados por las posibilidades de riqueza en sus respectivos Estados. Las fronteras se difuminan al compás de una lógica confortable y provechosa para quienes pueden favorecerse de ella. Es la nueva Internacional. Una internacional selectiva, que entiende del capital pero no del trabajo, como expresivamente señala este "Mensaje en la Calle", seleccionado para la ocasión.

5 comentarios:

  1. Muy buena reflexión, Fernando, como todas las que hacés. No se puede decir tanto y tan macanudamente en tan poco espacio. Su blog es una muy buena ventana a la realidad del mundo. Le felicito

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  2. Lo único que somos las personas es potenciales consumidores. Llegados a este punto, lo único que importa es el dinero, y por tanto, su circulación.
    Propongo una serie de videos en la página de un amigo:

    http://diariosdelmonde.blogspot.com/2008/06/la-historia-de-las-cosas.html

    Muy ilustrativo.
    Saludos.

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  3. Hay muchos ricos pero también hay muchos pobres y muchos hambrientos. Y precisamente, son miles los que hay en esos países donde hay tanto millonario: en Rusia, en India, en AFrica incluso.

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  4. Muy bueno el escrito en la pared... No hay derecho sin embargo que exista una minoría de gente muy acaudalada cuando la gran mayoría se muere de hambre en algunos de sus países. Con tantos millones podrían ayudar a tantísima gente... pero, no, tienen que obtener cosas materiales, coches, yates, casas. Pues que les vaya bien.

    Fernando, excelentes tus posts y tus comentarios no solo en mi blog, pero en los otros dónde te leo. Gracias por tu sabiduría. Besotes, M.

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  5. Yo creo que a nadie en el mundo le molestaría la existencia de millonarios si todos vivieramos en la dignidad,sin carencias básicas como el alimento o la salud,sucede que justamente en la India por ejemplo hay mucha pobreza,demasiado hambre,la brecha entre ricos y pobres es demasiado grande,entonces eso genera descontento,la mala distribución del dinero,sabes yo vivo relativamente cerca de una mina de oro lumbrera se llama,el oro de mi tierra se vá ,asi como lo sacan de la tierra se lo llevan a otro pais ,alguien se enriquece con lo mío,con la riqueza de mi pais y nosoros pobres.
    Que excelentes reflecciones haces tu blog me encanta,yo soy solo una ama de casa que gusta de mantenerse informada y tu blog me viene muy bien.Gracias.

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