No con la frecuencia que desearíamos, pero años después, sin sillas de niños, con los accesos preparados y más abierta a la concurrencia, Maria Antonia y yo hemos vuelto a Torimbia a evocar las vivencias de otro tiempo y a disfrutar de lo muchísimo que Asturias ofrece a quien desee descubrirla. Las playas del Norte de España, las playas de Asturias: una belleza y hasta una pasión para muchos.
21 de junio de 2008
Playas que fascinan
He recibido varios correos electrónicos, algunos del extranjero, preguntándome por el lugar donde está tomada la fotografía que aparece en mi perfil. Hoy comienza el verano, es sábado y, aunque las cuestiones que normalmente me ocupan no están abandonadas, aprovecho la ocasión para mirar al horizonte y descubrir paisajes que hay quien no conoce y que algún día, si le es posible, debiera conocer.
Se trata de una vista deliberadamente seleccionada porque la perspectiva del paisaje resulta fascinante, como tantos y tantos que nos ofrece la costa española. Por proximidad y afición suelo frecuentar las playas del Norte del país, y conozco bien el espléndido rosario de espacios de arena que desde Hondarribia, en el Pais Vasco, hasta O Grove, en Galicia, nos ponen en contacto con una realidad natural bellísima, llena de contrastes, de formas construidas por la naturaleza, de tamaños, de profundidades. Recorrer la costa atlántica española es una de las experiencias más atractivas con las que el espíritu viajero puede deleitarse a placer. Desde la línea del mar hasta lo alto de los cantiles, desde los que se divisa la inmensidad del océano y sus infinitas modalidades de contacto con la tierra, el viajero nunca se siente decepcionado. Siempre encuentra satisfacción a lo que busca: la visión del mar, que le aporta toda suerte de colores y matices, sin que nunca perciba sensación de cansancio o de dèjà vu. Siempre hay novedad, siempre hay algo por descubrir, aunque bien es cierto, sin embargo, que también se ha visto afectada en numerosos puntos por el impacto urbanístico insensible a sus cualidades y valores naturales.
La imagen de que hablo y que inserto en este blog corresponde a la playa de Torimbia, sita en el sector oriental de Asturias, en el municipio de Niembro, muy cerca de Llanes. Tamizada por la neblina de la mañana, expresa bien los rasgos distintivos de lo atlántico. La descubrí hace casi treinta años, en uno de aquellos veranos que compartimos mi familia y yo con un grupo de buenos amigos en el Llanes que todavía conservaba la imagen de la pequeña villa asturiana, recoleta y acogedora, apenas impactada por el turismo. El acceso era muy complicado, difícil para ir con la silla de los niños, agotador en las subidas y bajadas por aquellos caminos estrechísimos que se recortaban en mil curvas no sin riesgo para los inexpertos caminantes que éramos nosotros. Cuando llegábamos, la inmensidad de la playa nos hacia minúsculos, sensación acrecentada al observar el imponente murallón que la cierra a sus espaldas. Había espacio y tiempo para todo. Hasta la extenuación, tras una jornada de libertad total.
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ResponderEliminarYo también he visitado esa zona que comentas y la verdad es que me gustó e impresionó a partes iguales. Para escoger sólo dos pueblos costeros, me quedo con Cudillero, en Asturias, y -mi debilidad- Finisterre (o Fisterra). El pueblo en sí no es nada, pero nuestra llegada al mismo en medio de una intensa neblina, dio un atributo mágico a ese lugar que en su día fue el fin del mundo.
ResponderEliminarp.d: he eliminado la otra entrada pq contenía algunas erratas.
La costa asturiana es bellísima sin lugar a dudas. Me preocupa que la reciente autovía del cantábrico, prácticamente acabada hacia el oriente de Asturias (salvo el tramo Unquera-Llanes) y en marcha hacia el occidente, "Luanquice" o "Candanice", si se me permiten las expresiones (a buen entendedor no le serán raras)los pueblinos que aún permanecen poco transformados, y ajenos al influjo urbanístico ligado al turismo, de la marina occidental y oriental de Asturias.
ResponderEliminarHace dos días he realizado por motivos de trabajo un viaje desde Unquera a Oviedo y me temo que mis malos augurios pueden ser reales. Espero que las Directrices de Ordenación del Territorio para la franja costera de Asturias sean un instrumento tendente a minimizar en lo posible los impactos que la actividad turística y sus manifestaciones espaciales pudieran ocasionar o ya estar ocasionando en lugares en los que aún se puede prevenir antes que curar.
Un abrazo, Fernando
Yo he tenido la inmensa suerte de veranear durante 18 años en Comillas, Cantabria.
ResponderEliminarAunque conserva el encanto particular de los pueblos del cantábrico, el turismo ha alterado demasiado sus paisajes.
Sin embargo, en el mismo municipio, no demasiado lejos del pueblo, sólo a unos pocos kilómetros, existe un paraje bellísimo: la Ría de la Rabia.
Recomiendo la visita a todos. Es una maravilla. Especialmente para los aficionados a la ornitología, ya que se encuentran muchos tipos de aves.
La foto es preciosa, por cierto.
Las playas del Norte no las conozco, yo soy cien por cien mediterránea. Las imágenes no sólo son preciosas sino que invitan al paseo, a la contemplación. No me extraña que te preguntaran por ellas.
ResponderEliminarUn beso.
Sí que son bellas, sobre todo porque muy cerca crecen árboles, crecen praderas de césped, hay vegetación y no sólo grandes torres de ladrillo. La costa cantábrica es una joya.
ResponderEliminarSí, las playas del norte son las mejores (lástima que el tiempo no acompañe o, ahora con el cambio climático, quizá sí...). Preciosa la playa de la foto. Recuerdo ir a Buelna, Asturias un año con una de mis hijas y mi yerno. Nos quedamos en la casa familiar de su cuñado y justo detrás de la casa existían unos acantilados preciosos y una playa alucinante. Bellísimo el paraje. Besotes, M.
ResponderEliminarA i me encantó Fisterra. Además el Atlántico está más vivo que el Maditerráneo. Y causa más respeto.
ResponderEliminarLas playas de Cantabria las he visto pasando por la carretera de camino.Preciosa la foto.
Fernando, si algun día vuelves a mi amada ASTURIAS, no dejes de ir a la playa del Silencio y a la de Barayo esta última es un espacio protegido con un pequeño meandro cerca de la playa. Y de Finisterre ¡ qué puedo decirte!.Me gusta el lugar y los atardeceres de aquel fin del mundo para los romanos.Un saludo de Angela
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