No hay nada más terrible para una persona que el desarraigo forzoso, la emigración obligada. “Cuando salí de mi tierra, volví la cara llorando porque lo que más quería atrás lo iba dejando…”: con esta estrofa, de la canción "El Emigrante" que con pasión emocionada entonaba Juanito Valderrama, generaciones de españoles vieron correr las lágrimas por sus mejillas cuando en los años sesenta del siglo XX se vieron obligados a abandonar el país en busca de una vida mejor en la Europa que entonces comenzaba a despegar y necesitaba mano de obra extranjera para lograrlo.
Antes, muchos otros, y por millares, cruzaron el Atlántico rumbo a las Américas, que eran consideradas tierra de promisión y de fortuna asegurada, aunque no todos tuvieron la misma suerte y gastaron sus vidas en trabajos duros, ingratos y mal pagados. La experiencia emigratoria forma parte de nuestra identidad social, económica e histórica, que en España compartimos, mano a mano, codo con codo, con los portugueses, cuya peripecia allende sus fronteras corre a la par con la española, lo mismo que, no demasiado lejos, formaría parte también de la historia vital de los irlandeses, los italianos o los de la Europa nórdica, cuando el hambre hacia mella en sus vidas sin futuro. Era otra época, cercana en el tiempo, que no hay que olvidar.
Ninguno de estos países, de dilatada historia de desarraigos, cuando no de exilios y destierros, ha dicho NO rotundo a la Directiva, recientemente aprobada por el Parlamento Europeo, que permite internar a los inmigrantes irregulares durante un periodo de 18 meses, mientras se realizan los trámites para su repatriación. Al propio tiempo se autoriza a repatriar a los extranjeros menores de edad a terceros países y sin su familia y que se les pueda reagrupar en sus lugares de origen con tutores que no sean familiares directos o a instituciones adecuadas de su país, estableciendo además que los que sean expulsados no podrán retornar a la UE en un periodo de cinco años. En un plazo máximo de dos años los Estados miembros deberán ajustar la norma comunitaria, que ya recibió el visto bueno de los gobiernos de los 27 países de la UE, a sus legislaciones nacionales.
No ha habido demasiada discusión ni el acuerdo se ha adoptado, como se preveía, tras largos y vivos debates. No. La suerte estaba echada de antemano. La decisión ha sido rápida al contar con el apoyo del Partido Popular Europeo, de los liberales y de la derecha nacionalista, y a ella se ha sumado la mayoría de los socialistas españoles que, a diferencia de los de otros países (ay, ya nos vamos explicando el porqué Don Jesús Caldera ha sido relegado al limbo de la política española), han hecho causa común con la opción restrictiva impuesta por los conservadores europeos, que hoy sacan pecho en la Unión espoleados por los Berlusconis y los Sarkozys de turno, los nuevos tenores del espacio integrado, sin que nadie de la opción contraria se atreva a toserlos.
De la postura adoptada por el grupo de europarlamentarios socialistas españoles sólo se han desmarcado, justo es decirlo, Josep Borrell y Raimon Obiols (voto en contra) y Martí Grau (abstención). El resto, incluido ese ferviente europeísta (Carlos Carnero) que cada dos por tres nos deleita con sus loas e interminables exordios sobre lo mucho conseguido por la Union Europea en materia social, ha dejado claro por dónde va hoy la postura del Partido Socialista en uno de los países cuya historia es inseparable de la emigración.
Atención a la nueva legislatura del gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero, quien ya se ha despachado diciendo que "las críticas a la directiva sólo pueden proceder de la ignorancia o la demagogia irresponsable". No es habitual oirle cosas así al Presidente del Gobierno español, tan aficionado él a edulcorar las palabras gruesas y al eufemismo rebuscado, lo que indica que una de dos: o que su respuesta no es más que una prueba de su mala conciencia y de los mucho que le incomoda el tema o que quien no se la leido es él. Que le eche un vistazo, y como buen jurista (al menos estudio Derecho en León) , examine el Art. 14.2 sobre el internamiento, que complementa el 15.3, o el 8 bis. 2 relativo a la expulsión de menores no acompañados. Atención, insisto, al nuevo mensaje. El que avisa no es traidor
(Fotografía: Monumento a "La Familia Emigrante" en una pequeña ciudad del Norte de Portugal)
Justo es que recuerdes a los españoles que se han negado a votar la directiva europea que atenta contra los derechos y la coexistencia de los inmigrantes. Gusta saber que ente los políticos hay gente que respeta unos principios y tiene cierta sensibilidad humana.
ResponderEliminarLos pueblos que reniegan de su historia están condenados. Con la mentalidad de nuevos ricos y despreciando los derechos humanos estamos retrocediendo años atrás en la historia. Malditos sean todos los que apoyaron la directiva de la vergüenza
ResponderEliminarEnhorabuena por este blog que nos hace pensar. Hace semanas que lo consulto pero nunca había escrito en él, pero la consternación que me ha provocado esta directiva me lleva a sumarme a sus palabras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde Madrid
Fernando, en mi blog he escaneado un documento de 1904. Se refiere a mi abuelo que tomó el camino del Norte hacia el sur de Francia. Fue un "sin papeles" y un "sin recursos" en el país vecino. Terminada la vendimia regresó a la Barcelona convulsa de aquellos tiempos. Durante muchos años hizo lo mismo: emigrar temporalmente para trabajar en lo que mejor sabía: las viñas.Un hermana de mi abuela emigró a Chile y después a Argentina. Regresó, una vez, para despedirse de su madre, anciana, y cuando la bisabuela murió ya nunca más se supo de ellos.
ResponderEliminarEn todas las familias hay historias de este tipo. Sólo que no queremos acordarnos de ellas.
Has empezado con el emigrante, ¿me dejas que escriba los primeros versos de l'emigrant?
Dolça Catalunya, pàtria del meu cor, quan de tu s'allunya d'enyorança es mor...
Felicidades por el post.
Un abrazo
Es el texto más interesante y sensible que he leido sobre esa cuestión. Es sorprendente la capacidad que tienes para unir seriedad y rigor con buen humor y decir las cosas que llegan a la gente. Parece mentira que en España se nos haya subido a la cabeza lo de nuevos ricos, perdiendo la sensibilidad que debiéramos tener si recordásemos nuestra historia como es debido. Muy bueno lo de recordar la canción de Juanito Valderrama, que era un crack y que viene a cuento que ni pintada.
ResponderEliminarEstimado Fernando:
ResponderEliminarCada vez me convenzo mas que este blog es de visita obligatoria, si se quiere conocer la sensatez que todavía nos queda como humanos.
nosotros de este lado del charco, vemos con tristeza cómo se cierran las puertas de las personas que solo buscan una vida mejor para los suyos.
Me ha llegado este post al corazón.
Reciba un cordial abrazo y saludo desde Guatemala.
Esa escultura de la familia, me recuerda a mis padres, mi hermano y yo. Aunque mi padre es el que se fue primero a Canada y luego nos fuimos mi madre, mi hermano y yo. Como conté en uno de mis posts, no nos fuimos por necesidad económica sino por cuestiones políticas pero hoy en dia tambien hay muchos que huyen de sus países por cuestiones políticas. El problema de la emigración hoy en dia, creo yo, es que somos demasiados en un mundo muy desequilibrado económicamente y, desgraciadamente, en los países del "primer" mundo que no somos muchos, simplemente NO hay sitio.
ResponderEliminarDeberíamos potenciar sus industrias y riquezas naturales y no seguir esquilmándoles como hemos hecho hasta ahora. Besotes, M.
Leyendo los comentarios a tan buen articulo, como nos tienes acostumbrados, encontre ...nuevos ricos...despreciamos los derechos humanos...
ResponderEliminarSaber que hay personas que piensan así devuelve el alma al cuerpo.
Saludos.