La inmigración proporciona una nueva perspectiva, una nueva dimensión del espacio y del tiempo. Los lugares que habita el inmigrante se convierten en ámbitos obligadamente asumidos para el trabajo y las relaciones cotidianas, pero, cuando se viene de fuera, el pensamiento, el recuerdo y la mirada tratan de encontrar, siempre que se pueda, las referencias que le acercan a sus espacios de origen, a su mundo de pertenencia y de recuerdos, por muy distante que esté. Quizá esta actitud, humana e inevitable, sea la que defina el llamado "síndrome de Ulises", que afecta al inmigrante cuando siente el desarraigo y piensa en la lejanía que le separa de su "Itaca".
¿Qué hora será en....?: esa es muchas veces la única señal, el único vínculo inmediato con lo que quedó atrás. El indicio de que el tiempo define el valor de una distancia, sólo franqueable con la imaginación.
Fotografía: Cualquier lugar para envío de remesas en cualquier lugar de España.
Ay...la emigración, sí es un desarraigo y un sufrimiento muy, muy bárbaro. Besotes, M.
ResponderEliminarCuando una persona querida se te marcha a otro país, también estás pendiente de la hora que será allá donde está.
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