Pero no hay que echar toda la responsabilidad a la presidencia de turno eslovena. Con la llegada al poder en Italia de ese pedazo modelo de calidad democrática que es Don Silvio Berlusconi, alias el repeinao a la milanesa, que ha servido de refuerzo a la esplendorosa troika mancornada por Il Cavaliere, Mr. Sarkozy y Mr. Brown, la suerte estaba echada. Fuera, pues, el modelo garantista, caduco y trasnochado, y no digamos nada de la abominable jornada de las 35 horas, que para el artillero francés era sinónimo de nefasta perversión de un socialismo de telarañas. Para modernos, nosotros, y el que venga atrás que arree, se han dicho con la sonrisa de oreja a oreja, como acostumbran. Primemos el trabajo a destajo, que los bajos salarios ya están asegurados, rompamos la unidad de acción, y ahora que los sindicatos están mirando al cielo – o, al menos, eso parece – unámonos todos en la lucha final por la competitividad, que ha de estar apoyada no tanto en la mejora de la innovación, en el desarrollo de la sociedad del conocimiento y en la calidad de los recursos humanos como se planteaba en la Estrategia de Lisboa, que nuestros predecesores suscribieron en el 2000, sino en el trabajo a esgalla como fuente de todas las fortunas y prosperidades.
Mas no todos se han unido, de momento. España, Bélgica, Chipre, Grecia y Hungría (¿qué ha sido del avanzado Sócrates de Portugal, que ni sabe ni contesta?) han marcado distancias con su abstención, actitud cautelosa aunque no de firme oposición, pese a las declaraciones rotundas de Don Celestino Corbacho, ministro español del ramo, que no dan pie a la ambigüedad (ha llegado a decir que supone “un retroceso en la agenda social”), al igual que las de Joelle Milquet, ministra belga, cuando afirma que "La Europa social no está verdaderamente en marcha". Tan preclara directiva se remite ahora al Parlamento Europeo, donde esperemos que los debates nos saquen de la sordina que hasta ahora ha habido sobre tan importante asunto. Todas las miradas están puestas en él, a unos pocos meses de las elecciones que lo han de renovar: ¿estará a la altura de las circunstancias o se limitará a ser la voz de los que mecen la cuna?.
Ay, Unión Europea. ¿Qué ha sido de Monnet?, ¿qué de Delors?, ¿qué de
Fotografía: Primero de Mayo en las calles de Valladolid. Y ahora ¿qué?
Buenas tardes Fernando, te devuelvo la visita, mira yo soy opt-out total y creo que Europa con eso va hacia atras comolos cangrejos, pero me pregunto porque España se ha abstenido pudiendo dar un NO rotundo ?
ResponderEliminarTe seguiré visitando porque veo que leyéndote voy a aprender muchas cosas.
¡Es una vergüenza! Vamos hacia la esclavitud total. Lo único que digo es que LOS CIUDADANOS tenemos que reaccionar de alguna manera porque cada vez nos están recortando más derechos adquiridos y sin subidas de sueldo que las acompañen. Nos pisotean como a cucarachas. Tenemos que reaccionar. Besotes, M.
ResponderEliminarHola Fernando,me ha alegrado tu visita y te la devuelvo,siempre seras bienvenido a mi casa,y......(esto es un secreto ,por lo que no se lo cuentes a nadie),me extraña conocer a un vallisoletano de izquierdas,ja,ja.
ResponderEliminarBromas aparte,esto no es la europa de la cohesion social,ni de los derechos humanos,esta es una europa totalmente volcada en el capitalismo salvaje que nos han enseñado los Yanquis,y de los que copiamos hasta la ultima payasada que se les ocurre,y asi nos va.
Salud y republica
Esto me recuerda a "sobre héroes y tumbas" donde el empresario decía: "yo defiendo la libertad: libertad para contratar a quien quiera y para que el trabajador decida si quiere trabajar o no en la empresa". El problema es que el trabajador no tiene esa libertad, porque depende de un salario para vivir, de ahí que los derechos sociales protegieran a los trabajadores frente al empresario. Pero hoy, los sindicatos, los partidos políticos, etc. han dejado de defendernos, y, estamos solos
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