29 de julio de 2008

¿Será posible salir de este círculo vicioso? No. De nuevo ha fracasado la Ronda de Doha

¿Existe realmente conciencia en nuestras sociedades de lo que ha significado la reunión ministerial de la OMC, que ha tenido lugar en Ginebra sobre las relaciones comerciales globalmente aplicadas a los productos agrarios?. Las negociaciones han contado con la participación de 35 ministros de países de la OMC, que a su vez representaron a los 153 Estados de la organización. La posición clave ha correspondido a los siete con mayor presencia en el comercio internacional, es decir, Australia, Brasil, China, Estados Unidos, India, Japón y la Unión Europea.

Para muchos ha representado una oportunidad esencial para avanzar en la línea que desde hace años vienen reclamando los países menos desarrollados a favor de reducir esa fortaleza inexpugnable que para la comercialización de sus productos agrícolas supone el férreo proteccionismo practicado por parte de los países desarrollados. Los datos son tan contundentes como escandalosos: según Oxfam “en 2000, los subsidios de los países desarrollados a sus agricultores ascendieron a 245.000 millones de dólares, lo que representa cinco veces más que todo el flujo anual de cooperación y ayuda al desarrollo dirigido a los países “en vías de desarrollo”.
No ha lugar, pues, a grandes proclamas y autocomplacencias cuando de presumir de la ayuda al desarrollo se trata. Pese a la magnitud de las operaciones de cooperación que se puedan llevar a cabo, incluso alcanzando o superando ese 0,7% del PIB - que se adopta como listón de una política de ayuda activa, muchas veces matizada por las cantidades que se destinan simplemente al alivio de la deuda, como parte de la ayuda oficial al desarrollo - las severas restricciones impuestas a las importaciones de productos agrarios prevalecen como principio de actuación, lo que inevitablemente acaba eclipsando la efectividad de las transferencias al desarrollo, que muchas veces se infrautilizan o despilfarran.
En el ambiente previo a la reunión, ya se dejaron oir, arrogantes como siempre, las declaraciones preventivas de Nicolas Sarkozy, rechazando nuevas concesiones por parte de la Unión Europea e insistiendo en la necesidad de frenar las pretensiones exportadoras de los países en vías de desarrollo al tiempo que se imponen fuertes restricciones a la inmigración procedente de esos paises, difíciles de evitar en un contexto de enorme dificultades económicas. Está clara la contradicción, ¿verdad?. Nos encontramos así ante un círculo vicioso, que se mantiene y aumenta sus efectos perversos, sin que los gobiernos europeos y norteamericano se atrevan a romperlo, como se vio ya en la cumbre de la FAO, celebrada en Roma el pasado mes de Mayo.
Sin embargo, muchos hemos estado atentos a los acuerdos de esta reunión enmarcada en las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC, puesta en marcha en 2001. Los indicios apuntaron inicialmente a un aumento de los recortes de los aranceles a la importación por encima del 50%, con la posibilidad de llegar incluso al 60%, muy por debajo de lo que plantea la propia OMC. En cualquier caso, las esperanzas depositadas en esta reunión han sido muy grandes, tras siete años de altibajos e interrupciones en el cumplimiento de los objetivos perseguidos por la Ronda. Es una oportunidad que no se podía perder: el último suspiro para los pobres, como lo ha calificó Soledad Gallego-Díaz en un excelente artículo.
Pues bien, tras nueve dias de negociaciones, la Ronda de Doha se ha visto de nuevo interrumpida, bloqueada. El fracaso ha sido sonoro y una pésima noticia para los países pobres y emergentes que ven cómo la comercialización de sus productos agrarios se topa con las restricciones impuestas por los que de ninguna manera, y pese a sus proclamas de libertad comercial, cuestionan la liberalización cuando pone en peligro sus intereses y sus clientelas, como han puesto de manifiesto las declaraciones del comisario europeo de comercio, Paul Nicholson. Y ya está bien de tanta demagogia como la que se ha vertido estos días contra la liberalización que propugna la OMC. Más habituados a utilizar slóganes y frases hechas sobre este organismo, sus análisis adolecen de una endeblez supina cuando se trata de analizar críticamente las posturas de quienes lo obstruyen. Y es que, como ha señalado la FAO en un comunicado oficial, "el fracaso de la Ronda de Doha de negociaciones para liberalizar el comercio internacional se debe sobre todo a la lucha para obtener ventajas en los mercados agrícolas por parte de las grandes potencias, empresas y lobbies". Sustituir los compromisos multilaterales por la negociación bilateral, y sálvese quién pueda: esa es la alternativa a este fracaso, y que desearía fuera analizada por los respetables grupos que tan furibundamente se oponen a la OMC.
Fotografía: Sede de la OMC en Ginebra

5 comentarios:

  1. Es siempre interesante leerte.
    Y ...
    " declaraciones preventivas de Nicolas Sarkozy, rechazando nuevas concesiones por parte de la Unión Europea e insistiendo en la necesidad de frenar las pretensiones exportadoras de los países africanos al tiempo que se imponen fuertes restricciones a la inmigración procedente de esos paises, difíciles de evitar en un contexto de enorme dificultades económicas. ......

    LO DICE TODO NO???
    Cariños, desde este país subdesarrollado.

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  2. Tanta reunión de los G8, de la OMC y tanta cumbre ¿para qué? Verdaderamente ¿crees que solucionan algo? Yo mas bien creo que es un despilfarro de dinero, que no llegan a ninguna conclusión satisfactoria y que todo es un paripé para que, nosotros, la plebe creamos que están trabajando. ¿Te has fijado que en las fotos casi siempre salen riéndose a mandíbula abierta? Claro, riéndose de nosotros... Besotes, M.

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  3. Los que más alto y más fuerte claman su liberalismo son los más interesados en recortar el libre comercio, la libre circulación de personas, la libertad de expresión mediante monopolios empresariales,....

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  4. Hola Fernando, despues de la vergüenza con comilona incluida de los G8 veremos como acaba todo esto, seguramente en otra gran vergüenza para todos los que nos solidarizamos con los países del tercer mundo.

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  5. La OMC es uno de los elementos fundamentales de la gobernabilidad mundial, no como el G8 u otras cumbres donde se adoptan resoluciones meramente declarativas.
    La reunión que estos días está teniendo lugar en Ginebra puede tener grandes implicaciones para todos nosotros porque en ella se puede adoptar un acuerdo que ponga fin a esa Ronda, un acuerdo con categoría de tratado internacional obligatorio para los Estados signatarios que son todos los miembros de la OMC (153, hoy se ha adherido el último, Cabo Verde).
    Es lamentable la actitud de los países desarrollados en relación al comercio agrícola. Realmente vergozosa. Si se consiguiera un nuevo acuerdo sobre la agricultura, que limitara las ayudas internas, las subvenciones a la exportación, y garantizara un descenso significativo de la protección arancelaria, muchos miles de personas no tendrían que dejar sus tierras.

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