13 de junio de 2008

Respuesta negativa para una causa justa: el reconocimiento de las secuelas de la Fábrica de Uranio de Andújar

Quienes nos interesábamos por este tipo de cuestiones, poco sabíamos entonces de lo que hacía y cómo lo hacía la Fábrica de Uranio localizada en la ciudad andaluza de Andújar, en la provincia de Jaén. Sabíamos que dependía de la Junta de Energía Nuclear y que empleaba a poco más de 100 trabajadores. Más tarde nos hemos enterado, a través de trabajos recogidos en publicaciones oficiales, que se dedicaba a la fabricación de concentrado de óxido de uranio, de gran pureza (superior al 80%), que alimentaba a centrales nucleares, preferentemente de Francia y Estados Unidos. Con un mercado asegurado y floreciente en la época, esta instalación estuvo en funcionamiento entre 1959 y 1981, aunque no sería clausurada hasta diez años después. Durante esos años dio trabajo y eso era lo importante. No pasaba nada.
Con el tiempo, sin embargo, las secuelas no se han hecho esperar: casi la mitad de la plantilla ha enfermado y fallecido por patologías que se asocian al tipo de actividad y a las condiciones en las que se llevaba a cabo. A la vista de las secuelas, las familias de los trabajadores han reaccionado, solicitando que se reconociera como enfermedades profesionales las derivadas de un trabajo que se ha comprobado lesivo para la salud si no se realiza en las condiciones adecuadas. ¿Se imaginan Vds. con qué garantías de seguridad se trabajaba en los años sesenta y setenta en una fábrica de material radiactivo en España, absolutamente cerrada a cualquier tipo de información?.
La solicitud fue unánimemente atendida en 2005 por el Congreso de los Diputados, hasta el punto de que desde el propio Ministerio de Trabajo, y con grandilocuentes palabras de quien ostentó esa responsabilidad hasta Mayo de 2008, se estimó pertinente la petición y se dio seguridad a los afectados de que se haría todo lo posible por atenderla. Pero no ha sido así. Son pocos, carecen de fuerza como grupo de presión, y nadie con peso, como la Junta de Andalucía o las autoridades provinciales, ha levantado la mano en su favor. Más solos que la una, y tras haber sido sometidos a cuatro reconocimientos médicos desde 1995, han visto desestimadas en estos días sus pretensiones por todos los organismos que entienden del asunto: la Seguridad Social, que “no ve relación alguna entre las patologías y la enfermedad profesional”, lo que la permite ahorrar unos cuantos euros, y el CIETMA (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), dependiente del flamante nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación, que rechaza la reclamación indemnizatoria con el argumento, sin más miramientos, de que ya ha prescrito. Carpetazo al canto y no hay más que hablar. A otra cosa, mariposa.
Un tema cerrado para una sociedad inerme y abandonada a su suerte en este tema tan injustamente tratado.

3 comentarios:

  1. Injustísimo. Es triste que sólo se atiendan los problemas por el número de personas que puedan atacar al Gobierno desde los medios de comunicación. Sobre el resto, sólo olvido.
    Un abrazo, Fernando.
    P.S.¿Cuándo quedamos en Valladolid?
    Mi correo es: diego@fernandezmagdaleno.com

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  2. Qué lástima que en aquellos años franquistas utilizaran a la mano de obra barata andaluza para explotarlos y, al mismo tiempo, experimentar cuales serían los resultados. Fueron utilizados como "guinea pigs" (conejillos de indias). Ahora bien, no creo que el gobierno actual tenga que pagar los platos rotos sino la multinacional que los empleó. Besotes, M.

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  3. No estaba enterada de nada de esto y me he quedado de piedra, pobre gente !

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